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Capítulo 4: Confesiones y secuestro

Narra Abel.

El rostro de nuestros padres reflejan curiosidad e intriga, seguro no tienen ni la más mínima idea de qué es lo que vamos a decirles. Siento el nerviosismo de mi hermana y puedo admitir que yo también estoy nervioso por la reacción que vayan a tener al decirles que Chloë y yo somos mates.

Empecé a tragar una gran cantidad de saliva y suspiré hondo.

—Papá, mamá, lo que voy a decirles es muy importante—miré a mi hermana y luego devolví la mirada a mis padres—Chloë y yo... somos mates.

— ¡¿Qué?! ¿Cómo pudo suceder esto otra vez? Esto es una broma ¿no?—dijo mi madre.

—No mamá... no es broma—mencioné.

—Un momento...—inquirió Chloë—¿Otra vez? ¿Cómo es eso? O sea que...¿existe alguien más que son hermanos y mates a la vez?—preguntó confundida.

—Pues... Nosotros también tenemos secretos y hay cosas que ustedes no saben—mencionó mi madre.

—¿Secretos? ¿Cómo cuales?—cuestioné.

—Tu madre y yo... también somos como ustedes. Hermanos, y mates—esta vez fue mi padre quién respondió.

—¿¡Qué!? ¿y por qué no nos dijeron antes? ¿por qué nos ocultaron algo así? ¿Acaso tú no tenías hermanos y mamá era huérfana?—inquirí.

—Nos disculpamos si los mentimos y les ocultamos algo como esto. Es que es un tema algo difícil de hablar. Tu padre y yo nos escapamos y nos hicimos cargo de la manada de un tío muy querido que nos dejó a cargo de Alfa y Luna. Y pues... así en nuestra manada a la par que pasaban los años nos enamoramos y juntos crecimos, en ningún momento no nos separamos para que nuestro lazo se fortalezca—añadió mi madre, con un poco de pena.

—Nosotros aprobamos su relación. Ustedes son mates, respetamos sus decisiones y pues los amamos tal cual son, porque después de todo son nuestros hijos ¿no? Y si se aman lucharían por su amor hasta conseguir lo que se propongan, pues el amor derriba cualquier barrera—esta vez era mi padre. Estaba tan sorprendido que no me puedo creer que se lo hayan tomado de la mejor forma.

—En serio, no sé qué decirles... Pensé que nos rechazarían... debo agradecerles—dije.

—No hay nada que agradecer, nosotros también pasamos por todo eso, miedo al rechazo y demás. Así que ya no hay nada de qué preocuparse. Solo esperemos que sepan cuidarse uno al otro—añadió mi madre.

—Okay... yo creo que iré afuera a respirar aire fresco porque en serio me cuesta procesar toda esta información—Chloë se veía un poco incómoda desde el momento que nuestros padres revelaron su secreto, pues debo admitir que yo también lo estuve un poco, porque la verdad no nos esperábamos algo así.

Decidí ir tras ella, pero ya la había perdido de vista.

Narra Chloë

Aún cuesta adecuarme a la idea de que mis padres sean hermanos, siempre creía que ambos eran de sangres distintas, pero todo eso resultó ser falso. No los culpo, porque ya tengo a mi mate, que también es mi hermano.

Dios... estoy tan ofuscada. Creo que toda esta situación me está mareando.

—¿Pero por qué no nos dijeron la verdad mucho antes?—pensé en voz alta.

—Creo que es por miedo Chloë.—Alice aparece de repente.

—Me asustas Alice...

—Jajaja lo siento.

—Aunque... ¿Miedo por qué? No entiendo—pregunto inextricable.

—Dime una cosa...¿Tú también tenías miedo, no?

—Pues sí, pero...

—¡Ahí está! Ellos también tenían miedo, y es por la misma razón que Abel y tú no se animaban a contárselos. Por eso...no seas tan dura y comprende a tus padres así como ellos lo hicieron ustedes—dijo mi loba Alice y luego de eso se desconectó.

Creo que Alice tiene razón.

Decidida y dispuesta a pedir disculpas a mis padres por ser tan dura doy media vuelta de regreso a la manada.

Mientras caminaba me detuve de repente, desde mi transformación mi olfato empezó a ser más sensible que nunca, porque puedo percibir aromas a larga distancia, es por eso que me llegó un olor putrefacto, uno muy fuerte.

Un escalofríos recorrió mi espalda y al darme vuelta me encuentro con un vampiro a unos pasos de mí. ¿Desde hace cuánto me seguía?.

—Vaya, vaya, vaya...miren a quien tenemos aquí. A una hermosa lobita—menciona intimidante.

—¿Me estabas siguiendo? ¿Qué quieres? —logro transformarme y quedo en cuatro patas, gruñendo al vampiro.

—Hermoso pelaje blanco por cierto—adiciona—Y sí, te estaba siguiendo, porque quiero hacerte mía.

—¿Tuya? Eso jamás—me avalnzo sobre el vampiro inentando atacar pero éte me detuvo, abrió su capa y caí en un lugar desconocido. Es como si hubiera abierto un tipo de portal—Alice... ¿dónde estamos?

Narra Abel

Como había perdido de vista a Chloë supuse que no tardaría así que me regresé a la casa. Aunque ya había pasado un buen rato y aú no refgresaba, nuestros padres y yo estábamos tan preocupados, presentíamos que había pasado algo malo.

—¡Abel!—aparece mi lobo Matt.

—¿Qué pasa, sabes algo de Chloë?

—¡Sí! Su loba me acaba de informar que fueron secuestradas por el príncipe de los vampiros de Black Night. Y dice que la quiere hacer suya y posiblemente su esposa. Debemos apurarnos en encontrarlas porque de lo contrario, será demasiado tarde.

—¿¡Qué cosa!? ¿Ya pudiste localizarlas? ¿Su loba te mencionó donde?—esto no puede ser posible. Chloë debe estar lejos de ese vampiro asqueroso y yo me haré cargo de él.

—No, no pude localizarlas aún. Aunque podemos probar siguiendo el olor de sus feromonas—menciona Matt.

—Buena idea—respondí.

Dos días después...

Pasaron dos días, y aún no logramos localizarlas. Seguimos el olor de sus feromonas pero solo nos llevó hasta un lugar que queda pasando el bosque y desde ahí ya no había nada de nada, desapareció como si dejaran de existir.

Todo esto se pinta muy feo, y aunque cueste mi vida en recuperar a mi amada mate, soy capaz de sacrificarme pero con Chloë a salvo.

Mi padre me cedió el mando para dirigir a los soldados de la manada para la búsqueda, y no vamos a descansar hasta que aparezcan ambas.

Narra Kurt

Finalmente conseguí una loba, bastante hermosa para hacerla mía. Nadie más perfecta que una loba virgen que acaba de tener su primera transformación y así poder culminar con mis planes de dominar cada manada, cada territorio y cada rincón del mundo. Es genial.

—Buenos días lobita, veo que ya despertaste—entré a la habitación en dónde se encontraba encadenada a una cama.

—¿Mmm..? ¿Qué hago aquí? ¡¿Y qué hago desnuda?! ¡Suéltame maldito vampiro!

—Uhh... parece que andamos bravas. Primero que nada se saluda a tus superiores, ¿O acaso no te enseñaron tus padres sobre valores y modales?

—Primero, tú no eres mi superior. Y segundo, no tengo por qué tener modales con un repuganante vampiro chupasangres como tú.

—Mira, estúpida loba, a mi no me hablas así ¿oíste?. Y tienes suerte que aún no te he marcado ni te hice mía. ¡Pero esta noche te marcaré!—me lancé sobre ella.

—¡JAMÁS!—niega tajante, escupiéndome en la cara.

—¡Pero quién te has creído m*****a loba!—saco mis colmillos intimidándola mientras la manoseaba—Pensaba marcarte esta noche pero creo que hubo un pequeño cambio en el horario.

—¡N-No! ¡No me toques!—dijo forcejeando tratando de zafarse de mí.

Ya estaba a punto de marcarla, pero un estruendo y bombardeos empezaron a escucharse afuera del castillo.

—Te salvó la campana perra estúpida. No creas que con esto he terminado—me convierto en un murciélago y salgo volando de la habitación.

Narra Abel

Llegamos al castillo, y estábamos a nada de atacar el lugar, mientras los guerreros alfas se encargan de los que resguardan las entradas del castillo, yo iré por mi amada mate, mi amada luna.

—¡Atentos soldados, a mi señal para el ataque! ¿¡Listos!?—mencioné con autoridad.

—¡Afirmativo señor! ¡Estamos listos para atacar!—dijeron al unísono.

Empezó la arremetida.

—Tranquila Chloë, ya estoy aquí para llevarte a casa—mencioné para mí mismo.

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