Capítulo 688
Alfreda se quedó con una expresión rígida, desviando la mirada con torpeza. Dejó la tarjeta que tenía en la mano y estaba a punto de irse cuando Lorena, de repente, pellizcó con fuerza el costado de Juan.

Él, sin esperarlo, inhaló bruscamente por el dolor. Lorena lo soltó y, tomando una profunda respiración, dijo con voz ronca a Alfreda:

—No te vayas. Esto es importante para el desarrollo de la empresa. Quédate y escucha.

Alfreda, con una mezcla de emociones en sus ojos, asintió agradecida y se quedó. Juan, por otro lado, se sintió herido. ¿No debería ser él quien la consolara? ¿Qué necesidad había de tener a alguien más allí? ¡No lo entendía!

Lorena levantó la cabeza para mirarlo.

—Juan, ¿cómo conseguiste esto?

Juan apretó los labios antes de responder en voz baja:

—Es un secreto, no puedo decirlo.

Lorena pensó un momento. Quizás era una cuestión sensible y no podía hablarlo abiertamente.

—¿Está bien él?

—Es un secreto, no puedo decirlo —repitió Juan.

El rostro de Lorena se tensó.

—¿C
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