—Esta bella dama, solo me ha regalado el placer de su compañía como una buena amiga — Dijo Mr. Harry al indiscreto reportero que insistía en saber quién era yo.
Me limité a sonreír, me avergonzaba y me intimidaba ser el centro de atención de las cámaras, yo no estaba acostumbrada a eso y la mirada de Marco hacía que me hirvieran las mejillas.
—¡Bienvenido Mr. Harry! — Exclamó cuando estuvo lo suficientemente cerca de nosotros y extendió su mano para saludar a mi Sugar.
El gringo soltó mi cintura y le extendió la mano para saludarlo.
—Amigo Duran, un placer verlo de nuevo. Siempre es un placer hacer negocios con hombres como usted.
No podía creer en la magnitud de mi mala suerte. De tantos hombres de negocios y dueños de hoteles en Acapulco, ¿tenía que ser precisamente Marco Duran el socio de Mr. Harry?
—¿No me va a presentar a la bella dama que lo acompaña? — Preguntó y me miró a los ojos para ver mi reacción.
Yo le dirigí una
—¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión? Pensé que no te interesaba mi dinero, ni nada que tuviera que ver conmigo ¿Qué te hace pensar que todavía estoy interesado? —Digamos que acepto porque estoy cansada de las fiestas en la casa de la Güera, porque no es fácil para nadie estar pendiente de sonreírle cada noche a un hombre diferente y porque entre mis opciones, usted es la una de las mejores. Mentí en mi respuesta, algo me impulsaba a hacer que él siguiera pensando que yo era esa muchacha frívola que hacía las cosas por dinero, no quería que supiera que tenía sentimientos hacia él y que lo que en verdad quería, era tenerlo cerca. —¿Y cuáles son las condiciones del trato? Yo nunca he sido un Sugar Daddy, ¿A qué estoy obligado? ¿Cuáles serán mis beneficios contigo? Sus preguntas me tomaron por sorpresa, yo no tenía una respuesta para eso, nunca había tenido un Sugar exclusivo, así que pensé que la Güera podía ayudarme con eso. —Lo hablarem
Mr. Harry se puso de pie para contestar su móvil y caminó hacia la ventana. Quise aprovechar el momento para salir del hotel, pero Marco me tomo del hombro y me obligó a quedarme sentada en la silla impidiendo que me fuera, sus manos sobre mis hombros me dieron escalofríos, su fuerza me hacía sentir vulnerable.—No se vaya señorita, no nos niegue el placer de su compañía. Mr. Harry tuvo suerte de haber pasado la noche a su lado.—Señor Durán, no voy a discutir con usted la suerte de Mr. Harry. Le recuerdo que un alma libre como la mía, puede decidir dónde pasar la noche y con quién— dije mirándolo a los ojos con altivez.—¿Qué pasó? ¿me perdí de algo? — preguntó el gringo cuándo colgó el teléfono.—¡Oh, no! Para nada socio, solo le estaba diciendo a la se&
Regresé a casa a esperar que llegara la noche, mi pecho estaba alborotado con un mar de emociones que no podía describir, por un lado, el deseo de estar con Marco, de tener esa primera vez que para mí sería la primera, porque no recordaba nada de lo vivido con el señor Dromundo y por otra, el deseo de ver la cara de la señora Clara Bella al darse cuenta de que su novio se había convertido en mi protector.—¿Has revisado los resultados de la universidad? Hoy es el día en que anunciaban los resultados — Melo estaba más al pendiente de eso porque yo ya lo había olvidado.—En este momento los reviso— Le contesté, pero mi mente todavía volaba por las nubes.—¿Me puedes decir que te pasa? Parece que flotas y eso se me hace muy sospechoso. Desde que comenzaste a asistir a esas fiestas de Sugar Baby, siento que has estado distante, he llegado a
Me sentía ansioso porque llegara la noche, tenía una cita en la casa de la Güera a la que no podía faltar. Me preguntaba ¿En qué consistirías el famoso contrato de Sugar Daddy? Estuve a punto de llamar a mi abogado para que me acompañara, pero luego me pareció una tontería, no creía que incluyera nada que fuera capaz de comprometer mi patrimonio.El tiempo en la oficina se me estaba haciendo eterno, no entendía por qué esa jovencita me había robado mi tranquilidad de esa manera. Yo que siempre me jacté de ser un hombre con los pies bien plantados en la tierra, de decisiones firmes y voluntad inquebrantable, estaba aquí cediendo ante un deseo casi insano por una muchachita que bien podría ser mi hija.Llevaba varios días sin saber nada de Clara Bella, yo no la había llamado y se me hacía extraño, que ella tampoco me llamara, qu
Sentí una gran vergüenza escuchar a Amelia decir que ella era una chica de expósito, yo había hecho comentarios absurdos sobre los huérfanos y lo hice sin pensar, quizá fue una gran inmadurez de mi parte y también por la educación elitista que me dieron mis padres, para quienes el apellido y el dinero, eran los valores más importantes en una persona.Mis padres desde niño me inculcaron la idea de que las personas valen por lo que tienen, y que cuando tuviera edad para elegir una pareja, debía enfocarme en alguien que pudiera aportar más valor a mi vida, ya fuera por fortuna, o por alcurnia.Amelia era una chica hermosa, jovial y divertida, me encantaba pasar tiempo con ella y además ambos estudiábamos odontología, los breves momentos que pasé con ella me dieron la pauta para pensar que podíamos llegar a tener una relación, se notaba en sus ojos, e
—¡Vámonos de aquí en este momento— Me dijo Marco al oído. No me dio ninguna oportunidad de objetar, me tomó de la mano y me arrastró hasta la puerta. Miré a mi alrededor y supe que nunca más iba a volver a estar en una de esas fiestas. La Güera me observaba desde la puerta de su oficina y aplaudió quedito en señal de aprobación y yo lo sentí como una clara manifestación de buenos deseos. Salimos a la calle y respiré profundo, el aroma de la costa podía resultar embriagador, el aire se sentía denso y pegajoso, el calor del ambiente se reflejaba en mi interior como un vaticinio de lo que estaba por ocurrir. —¿A dónde vamos? —A donde sea, a partir de este momento te prohíbo volver a pisar esta casa, una de las reglas de esta relación, es que no podrás hacer absolutamente nada, sin mi consentimiento. —Le recuerdo señor Duran, que no soy su esclava, tendremos una relación exclusiva, y por eso no volveré a participar en ninguna fiesta de Sug
—¿Qué fue lo que pasó? ¡Cuéntamelo todo! — Le pregunté a Ana, apenas la escuché abrir la puerta. Era tarde, pero no había logrado conciliar el sueño, no dejaba de pensar en Julián y también me preocupaba mucho por Ana, después de lo que le pasó con ese señor Dromundo que abusó de ella aprovechándose de que estaba alcoholizada, ahora me daba miedo cada vez que salía a una de esas fiestas, pero había salido tan entusiasmada por su cita con Marco Duran que solo esperaba que le hubiera ido bien, con una de las dos que sufriera, era suficiente. —Solo te diré que Marco Duran ya es oficialmente mi Sugar Daddy, hemos firmado el acuerdo, pero el hombre se está haciendo el difícil, veremos cuanto tiempo aguanta sin tocarme. —¿Quieres decir que no pasó nada? —¡¡¡Nada!!! ¿Puedes creerlo? Es un orgulloso y arrogante, pero te prometo que se va arrepentir y que tarde o temprano me va a suplicar para que sea su mujer. —¿Quién eres tú y qué le hiciste a mi ami
Casi no pude dormir de la emoción, recordaba cada instante vivido al lado de Marco, era como estar viviendo un sueño del que no quería despertar. Todavía no sonaba la alarma cuando abrí los ojos, vi el reloj y faltaba todavía media hora, pero no iba a lograr dormirme de nuevo, así que apagué la alarma y me metí a la ducha tratando de no hacer ruido para no despertar a Melo, ella solía levantarse tarde los domingos. Me llevé una sorpresa al ver que ya estaba despierta, no habíamos hablado sobre separarnos, yo iba a ir a vivir a un departamento donde Marco pudiera visitarme y eso implicaba que ya no iba a vivir con Melo en la pensión. Me dolía dejarla, también me había encariñado con doña Lucha e iba a extrañar sus clases de cocina, pero estaba tan emocionada por estar cerca de Marco, que creía que todo sacrificio valía la pena. Me dio un poco de pena con Melo, pero iba a tratar de estar pendiente de ella y de verla todos los días si era posible, o al menos lo