El tiempo pasa rápido, Ricardo y yo llevábamos meses viajando por el mundo, disfrutaba tanto caminar de su mano, me sentía segura y protegida a su lado. Los besos de buenas noches comenzaron en la mejilla y poco a poco se acercaban más a los labios.
Ricardo me hacía sentir emociones que no había sentido nunca en mi vida y me di cuenta de que lo que sentía por Julián, era solo un espejismo.
Fue un día que paseábamos en el Parque Nacional de Glenveagh, ubicado en el condado de Donegal, específicamente en el centro de las montañas Derryveagh de Irlanda, cuando comenzó a llover y nos tomó por sorpresa.
Habíamos visto en el trayecto lo que parecía ser un granero y corrimos para resguardarnos de la lluvia. Los dos estábamos empapados y hacía mucho frío. Ricardo encontró una lámpara y la usó para encender una fogata.<
Pasamos esa noche en el hospital solo mirando al bebé, a los dos nos preocupaba su salud y no podíamos dejar de mirarlo, se veía tan pequeño e indefenso, que nos llenaba de ternura. Apenas amaneció y el doctor nos dijo que se estaba recuperando favorablemente, fuimos al hotel a ducharnos y a descansar un poco, Marco tuvo que atender a unos inversionistas de su complejo turístico y tuvimos que esperar hasta la tarde para volver al hospital. Nos llevamos una sorpresa al llegar y darnos cuenta de que tano el bebé, como Clara, habían desaparecido. Abandonaron el hospital unas horas antes. —¿Cómo es posible que hayan permitido que se llevara al niño en esas condiciones! — le gritó Marco al director del hospital. —Lo siento señor Duran, pero la madre solicitó el alta voluntaria y aunque tratamos de disuadirla no pudimos hacer nada, ella es la madre y solo ella puede decidir sobre el bienestar de su hijo. —¡Si algo le pasa a mi hijo voy a deman
La luz del sol entró por mi ventana castigando severamente mis ojos que se empeñaban en seguir durmiendo, era lunes y debía comenzar con la búsqueda de un nuevo empleo, el tercero en una semana y es que estaba segura de que el universo conspiraba contra mí.—¡Cierra la maldita ventana! —Le grité a Amelia, Melo de cariño, mi amiga y compañera de cuarto.—Nada de: cierra la maldita ventana, levántate de esa cama y sal a buscar un empleo, en dos meses empiezan las fechas de matriculación a la universidad y tú, no tienes un empleo ¿Cómo pretendes pagar la matrícula?—¿No se supone que en este país la educación es gratuita?—Ana, la educación, siempre tiene un costo, necesitas al menos cinco mil pesos, para la ficha, el examen de admisión, la inscripción y eso sin contar tus gastos diari
Encontré la oficina de recursos humanos y pude ver que había varias personas entrevistando, para recibir los cientos de solicitudes que estaban en espera, si me hubiera formado, no me alcanzaría el día y posiblemente, no tendría oportunidad de ser entrevistada.Me quedé detrás de la puerta y esperé a que saliera una de las personas que estaban siendo entrevistadas y me colé para entregar mi solicitud.—Buenos días señorita — le dije a la mujer detrás del escritorio y le extendí el formato de mi solicitud de empleo.—Licenciada —, me contestó en un tono arrogante y me miró de pies a cabeza —el trabajo es para camarista, no creo que una muchacha como tú, sea capaz de realizar un trabajo como ese, no tienes el perfil que buscamos, te puedes retirar.—Discúlpeme, Licenciada, pero ni siquiera ha leído
Comencé a caminar por la playa, no podía dejar de pensar en Marco Duran, en verdad era un hombre capaz de hacer sentir cosas inexplicables en mí, nunca antes me sentí tan atraída por ningún hombre y justo en este momento había descubierto esa parte de mi femineidad que deseaba conocer el amor,Me detuve un momento a observar el mar, un par de gaviotas volaban en una especie de baile de cortejo ¿Qué se sentirá estar enamorada? Pensaba mientras las miraba revolotear frente a mí.Todavía era temprano, pero ya se acercaba la hora de la comida y tenía hambre, solo había desayunado un vaso de leche con pan de dulce y mi estómago me recordó que también necesitaba comer.Revisé mi bolso, contaba con cincuenta pesos, así que no tenía muchas opciones para comer y pensé que lo mejor era buscar algo lejos de esa zona en la que so
La señorita Adelia me llevó a recorrer el hotel, me mostró las habitaciones que yo debía limpiar y me enseñó la manera correcta de tender las camas.—Estarás a prueba esta semana, voy a estar evaluando tu trabajo y si considero que no lo realizas correctamente voy a tener que informar a Recursos humanos para que te despidan y contraten a alguien más.—Entiendo señorita, haré todo lo posible para que eso no suceda.—¡Ya veremos! — Dijo frunciendo los labios y recorriéndome de pies cabeza.Me estaba cansando de que me mirara de esa forma, me hacía sentir que me juzgaba por mi apariencia y no por mi desempeño, que hasta el momento no había podido evaluar.Me hizo entrega de mis utensilios de trabajo y me indicó los lugares clave, para tomar las sábanas limpias, dónde colocar la ropa sucia, los productos d
Caminé hasta la pensión, me costaba incluso respirar con normalidad, sentía rabia y vergüenza, pero tenía que aprender a vivir con ello, solo esperaba que mis compañeros en el trabajo no vieran esas imágenes. Entré en la casa y doña Lucha estaba preparando la cena, qué bien se sentía entrar por la puerta. —¿Te sientes mal Anita? —Me preguntó, le dediqué media sonrisa, tratando de que no viera que en realidad estaba mal. Nunca me había gustado que me llamaran con el diminutivo de mi nombre, me recordaba que no sabía mis orígenes, no podía evitar relacionarlo con “Anita la huerfanita” y eran estos momentos en los que me sentía más sola y desamparada, qué diferente habría sido mi vida si tuviera a mis padres conmigo. —Solo un poco cansada doña Lucha, el trabajo es más pesado de lo que pensé. —Me imagino mi niña, por eso debes estudiar algo que te guste, para que el trabajo no se sienta como una carga, cuando yo era joven, alguna vez un profesor e
Después de desayunar salimos juntas rumbo al trabajo, pero como siempre, el camión de Melo pasó antes que el mío, me quedé esperando un momento más y vi salir a la Concha de la pensión.Era guapa, de piel blanca y cabello castaño muy claro, casi rubio y no parecía que fuera teñido, alta, de largas y delgadas piernas, llevaba puesto un traje sastre que se veía costoso, quizá trabajaba en alguna oficina porque parecía una ejecutiva de alto nivel, incluso, me llamó la atención que llevaba puestos unos lentes de pasta que la hacían verse muy intelectual y la noche anterior no los tenía.Casi se me va el camión por estar mirando cómo se subía a un auto que la esperaba, estiré el cuello lo más que pude tratando de ver al conductor, pero no lo conseguí, quizá se trataba del amigo de Marco Duran, aunque no sab&i
Llegamos al área de vestidores, la señorita Adelia abrió el cubículo que me asignaron para guardar mis pertenencias, sin pedir permiso tomó mi bolso y mi ropa, se acercó hasta una superficie plana y vació todo lo que había en mi bolso. Suspiré al ver que no había nada, solo un cepillo para el cabello, un bloqueador solar para labios, un viejo teléfono móvil con la pantalla rota y un pequeño monedero con unas cuantas monedas para pagar el transporte público. —Les dije que yo no tomé nada, no soy una ladrona — Dije envalentonada por mi conciencia tranquila y sin temor porque en bolsa no había nada. —¡Aquí está! Este es el brazalete que se me perdió — Exclamó la señora Clara Bella sacando una pulsera de la bolsa de mi pantalón. —¡Es mentira! — Chillé — Yo nunca había visto esa joya, siempre pensé que estaban hablando del brazalete que había visto en una habitación, pero aquél tenía las piedras de color púrpura y éste, tenía las piedras blancas. —