Mr. Harry se puso de pie para contestar su móvil y caminó hacia la ventana. Quise aprovechar el momento para salir del hotel, pero Marco me tomo del hombro y me obligó a quedarme sentada en la silla impidiendo que me fuera, sus manos sobre mis hombros me dieron escalofríos, su fuerza me hacía sentir vulnerable.
—No se vaya señorita, no nos niegue el placer de su compañía. Mr. Harry tuvo suerte de haber pasado la noche a su lado.
—Señor Durán, no voy a discutir con usted la suerte de Mr. Harry. Le recuerdo que un alma libre como la mía, puede decidir dónde pasar la noche y con quién— dije mirándolo a los ojos con altivez.
—¿Qué pasó? ¿me perdí de algo? — preguntó el gringo cuándo colgó el teléfono.
—¡Oh, no! Para nada socio, solo le estaba diciendo a la se&
Regresé a casa a esperar que llegara la noche, mi pecho estaba alborotado con un mar de emociones que no podía describir, por un lado, el deseo de estar con Marco, de tener esa primera vez que para mí sería la primera, porque no recordaba nada de lo vivido con el señor Dromundo y por otra, el deseo de ver la cara de la señora Clara Bella al darse cuenta de que su novio se había convertido en mi protector.—¿Has revisado los resultados de la universidad? Hoy es el día en que anunciaban los resultados — Melo estaba más al pendiente de eso porque yo ya lo había olvidado.—En este momento los reviso— Le contesté, pero mi mente todavía volaba por las nubes.—¿Me puedes decir que te pasa? Parece que flotas y eso se me hace muy sospechoso. Desde que comenzaste a asistir a esas fiestas de Sugar Baby, siento que has estado distante, he llegado a
Me sentía ansioso porque llegara la noche, tenía una cita en la casa de la Güera a la que no podía faltar. Me preguntaba ¿En qué consistirías el famoso contrato de Sugar Daddy? Estuve a punto de llamar a mi abogado para que me acompañara, pero luego me pareció una tontería, no creía que incluyera nada que fuera capaz de comprometer mi patrimonio.El tiempo en la oficina se me estaba haciendo eterno, no entendía por qué esa jovencita me había robado mi tranquilidad de esa manera. Yo que siempre me jacté de ser un hombre con los pies bien plantados en la tierra, de decisiones firmes y voluntad inquebrantable, estaba aquí cediendo ante un deseo casi insano por una muchachita que bien podría ser mi hija.Llevaba varios días sin saber nada de Clara Bella, yo no la había llamado y se me hacía extraño, que ella tampoco me llamara, qu
Sentí una gran vergüenza escuchar a Amelia decir que ella era una chica de expósito, yo había hecho comentarios absurdos sobre los huérfanos y lo hice sin pensar, quizá fue una gran inmadurez de mi parte y también por la educación elitista que me dieron mis padres, para quienes el apellido y el dinero, eran los valores más importantes en una persona.Mis padres desde niño me inculcaron la idea de que las personas valen por lo que tienen, y que cuando tuviera edad para elegir una pareja, debía enfocarme en alguien que pudiera aportar más valor a mi vida, ya fuera por fortuna, o por alcurnia.Amelia era una chica hermosa, jovial y divertida, me encantaba pasar tiempo con ella y además ambos estudiábamos odontología, los breves momentos que pasé con ella me dieron la pauta para pensar que podíamos llegar a tener una relación, se notaba en sus ojos, e
—¡Vámonos de aquí en este momento— Me dijo Marco al oído. No me dio ninguna oportunidad de objetar, me tomó de la mano y me arrastró hasta la puerta. Miré a mi alrededor y supe que nunca más iba a volver a estar en una de esas fiestas. La Güera me observaba desde la puerta de su oficina y aplaudió quedito en señal de aprobación y yo lo sentí como una clara manifestación de buenos deseos. Salimos a la calle y respiré profundo, el aroma de la costa podía resultar embriagador, el aire se sentía denso y pegajoso, el calor del ambiente se reflejaba en mi interior como un vaticinio de lo que estaba por ocurrir. —¿A dónde vamos? —A donde sea, a partir de este momento te prohíbo volver a pisar esta casa, una de las reglas de esta relación, es que no podrás hacer absolutamente nada, sin mi consentimiento. —Le recuerdo señor Duran, que no soy su esclava, tendremos una relación exclusiva, y por eso no volveré a participar en ninguna fiesta de Sug
—¿Qué fue lo que pasó? ¡Cuéntamelo todo! — Le pregunté a Ana, apenas la escuché abrir la puerta. Era tarde, pero no había logrado conciliar el sueño, no dejaba de pensar en Julián y también me preocupaba mucho por Ana, después de lo que le pasó con ese señor Dromundo que abusó de ella aprovechándose de que estaba alcoholizada, ahora me daba miedo cada vez que salía a una de esas fiestas, pero había salido tan entusiasmada por su cita con Marco Duran que solo esperaba que le hubiera ido bien, con una de las dos que sufriera, era suficiente. —Solo te diré que Marco Duran ya es oficialmente mi Sugar Daddy, hemos firmado el acuerdo, pero el hombre se está haciendo el difícil, veremos cuanto tiempo aguanta sin tocarme. —¿Quieres decir que no pasó nada? —¡¡¡Nada!!! ¿Puedes creerlo? Es un orgulloso y arrogante, pero te prometo que se va arrepentir y que tarde o temprano me va a suplicar para que sea su mujer. —¿Quién eres tú y qué le hiciste a mi ami
Casi no pude dormir de la emoción, recordaba cada instante vivido al lado de Marco, era como estar viviendo un sueño del que no quería despertar. Todavía no sonaba la alarma cuando abrí los ojos, vi el reloj y faltaba todavía media hora, pero no iba a lograr dormirme de nuevo, así que apagué la alarma y me metí a la ducha tratando de no hacer ruido para no despertar a Melo, ella solía levantarse tarde los domingos. Me llevé una sorpresa al ver que ya estaba despierta, no habíamos hablado sobre separarnos, yo iba a ir a vivir a un departamento donde Marco pudiera visitarme y eso implicaba que ya no iba a vivir con Melo en la pensión. Me dolía dejarla, también me había encariñado con doña Lucha e iba a extrañar sus clases de cocina, pero estaba tan emocionada por estar cerca de Marco, que creía que todo sacrificio valía la pena. Me dio un poco de pena con Melo, pero iba a tratar de estar pendiente de ella y de verla todos los días si era posible, o al menos lo
Estuve a punto de rechazar su beso, pero pude sentir los celos en él, Marco Duran sentía celos de mí, estaba inseguro sobre que yo pudiera ser desleal o incumplir con el acuerdo de exclusividad y eso, lo hacía vulnerable ante mí. Quise pensar que era porque de alguna manera él sentía algo por mí y no se atrevía a reconocerlo, pero yo me iba a encargar de que me lo dijera con palabras. En lugar de rechazar su beso, suavicé mis labios y entrelacé mis manos a sus cabellos, dejé que su lengua entrara en mi boca y cerré los ojos para disfrutar ese momento, ese era el beso que había esperado toda mi vida, mi primer beso de amor, al menos e mi parte. Marco se relajó cuando sintió que estaba correspondiendo al beso, soltó mis manos y se aferró a mi cintura acariciando mi espalda con suavidad y la brusquedad se esfumó. Todo ese coraje y enojo se convirtió en ternura, nuestro beso se volvió dulce y tierno, suave y poco a poco apasionado. Me era difícil respirar, pero n
Me moría de ganas por pasar tiempo con Ana, pero no debía dejarme llevar por mis impulsos, por el contario, tenía que controlarlos, pero esa niña me estaba volviendo loco. Quedé de ir por ella para elegir su departamento, pero, en definitiva, eso nos iba a hacer pasar mucho tiempo juntos y eso era muy peligroso. El peligro era dejar que los sentimientos se involucraran en esta relación que no debía ir más allá de un intercambio de dinero por caricias y por placer. Preferí contratar los servicios de una corredora imobiliriaria por medio de una agencia, era lo mejor para evitar tener esa intimidad con ella. Quería comprarle también un auto, pero no sabía si ella sabía conducir, así que le envié un chofer y para mantener la distancia prudente entre ellos, preferí que se quedara con mi camioneta, para evitar que el chofer quisiera sobrepasar los límites de empleado. Cuando me avisaron de la inmobiliaria que ya había elegido departamento, pedí que me enviaran la l