Había dado la orden en la entrada del club de yates de que solo dejaran pasar a Ana y dejé un sobre con dinero para que despacharan a su compañera. Solo esperaba que el plan funcionara porque podían haberse puesto de acuerdo para llegar juntas y todo se iba a ir al caño.
Por fortuna el plan funcionó y con ayuda del capitán, Ana subió a bordo sin sospechar que habría ninguna fiesta. Decidí que sería yo quien tomaría el timón, no quería tener testigos de lo que iba a hacer así que el capitán se quedó en el muelle.
Escuché un toque de temor en su voz cuando preguntó por qué el yate se movía si todavía no llegaban los invitados. Era obvio que se sentía vulnerable al estar sola con un desconocido.
No sé si fue mi imaginación y el deseo que sentía por ella, pero su rostro cambió cua
Ni siquiera yo entendía porqué rechacé la propuesta de Marco Duran, si los últimos días no había dejado de pensar en él y no podía seguir negando que me encantaba como hombre, que muchas veces me había imaginado entre sus brazos y ahora que había probado el sabor de sus labios lo deseaba todavía más.Pero el solo hecho de recordar que tenía una relación con la señora Clara Bella y que todavía estando con ella era capaz de buscar acostarse con otra mujer, me decepcionaba de él. ¿Qué clase de hombre se obsesiona en comprar caricias cuando tiene una pareja esperándolo en casa?Apenas el yate tocó el muelle salí corriendo, en mi desesperación por salir de ese lugar choqué con el capitán y mi bolso cayó al piso. ¡Lo único que me faltaba! Mis cosas rodaron entre los maderos, pero el
—¿Y si te dijera que mi apellido es De Expósito? — Le pregunté a Julián a la hora del almuerzo. Se me quedó mirando a los ojos en una forma extraña, no pude descifrar lo que estaba pensando. Él solo se puso de pie, recogió sus cosas de la mesa, puso todo en el cesto de la basura y se fue sin decir una palabra. Nunca imaginé que decirle a un chico que me gustaba que era huérfana, me iba a doler tanto o más que el hecho de que fui rechazada y abandonada al nacer. Terminé mi almuerzo porque en el orfanato me enseñaron que la comida no se tira a la basura, cuesta mucho conseguirla y nunca sabes si al día siguiente vas a tener algo para llevarte a la boca. Quizá por eso me costaba tanto mantenerme en mi peso, porque a pesar de cualquier pena, alegría o sufrimiento, no podía parar de comer. Fue difícil concentrarme en el trabajo, confundí los nombres de los pacientes y el doctor Amezcua, mi jefe, me llamó la atención porque le cambié las radiografías de un
Eran las cuatro de la mañana cuando sonó la alarma al fin había llegado el gran día. Me levanté de prisa y me puse ropa cómoda porque no sabía cuánto tiempo iba a estar de pie. Pedí un auto de alquiler para que me llevara a la universidad del estado.Todavía estaba oscuro y cuando llegué la fila ya era bastante considerable. Al menos trescientos aspirantes formados antes que yo esperando que entregaran las fichas para el examen de admisión.Melo me había insistido en que debía haber ido a formarme desde la noche anterior, pero yo pensé que estaba exagerando y aquí estaban las consecuencias de no haberle hecho caso. Tomé mi lugar en la fila y me dispuse a pasar unas largas horas de aburrimiento hasta que llegara mi turno y todavía, ni siquiera abrían las oficinas.Me quejé por haber tenido que salir cuando todavía esta
—Esta bella dama, solo me ha regalado el placer de su compañía como una buena amiga — Dijo Mr. Harry al indiscreto reportero que insistía en saber quién era yo. Me limité a sonreír, me avergonzaba y me intimidaba ser el centro de atención de las cámaras, yo no estaba acostumbrada a eso y la mirada de Marco hacía que me hirvieran las mejillas. —¡Bienvenido Mr. Harry! — Exclamó cuando estuvo lo suficientemente cerca de nosotros y extendió su mano para saludar a mi Sugar. El gringo soltó mi cintura y le extendió la mano para saludarlo. —Amigo Duran, un placer verlo de nuevo. Siempre es un placer hacer negocios con hombres como usted. No podía creer en la magnitud de mi mala suerte. De tantos hombres de negocios y dueños de hoteles en Acapulco, ¿tenía que ser precisamente Marco Duran el socio de Mr. Harry? —¿No me va a presentar a la bella dama que lo acompaña? — Preguntó y me miró a los ojos para ver mi reacción. Yo le dirigí una
—¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión? Pensé que no te interesaba mi dinero, ni nada que tuviera que ver conmigo ¿Qué te hace pensar que todavía estoy interesado? —Digamos que acepto porque estoy cansada de las fiestas en la casa de la Güera, porque no es fácil para nadie estar pendiente de sonreírle cada noche a un hombre diferente y porque entre mis opciones, usted es la una de las mejores. Mentí en mi respuesta, algo me impulsaba a hacer que él siguiera pensando que yo era esa muchacha frívola que hacía las cosas por dinero, no quería que supiera que tenía sentimientos hacia él y que lo que en verdad quería, era tenerlo cerca. —¿Y cuáles son las condiciones del trato? Yo nunca he sido un Sugar Daddy, ¿A qué estoy obligado? ¿Cuáles serán mis beneficios contigo? Sus preguntas me tomaron por sorpresa, yo no tenía una respuesta para eso, nunca había tenido un Sugar exclusivo, así que pensé que la Güera podía ayudarme con eso. —Lo hablarem
Mr. Harry se puso de pie para contestar su móvil y caminó hacia la ventana. Quise aprovechar el momento para salir del hotel, pero Marco me tomo del hombro y me obligó a quedarme sentada en la silla impidiendo que me fuera, sus manos sobre mis hombros me dieron escalofríos, su fuerza me hacía sentir vulnerable.—No se vaya señorita, no nos niegue el placer de su compañía. Mr. Harry tuvo suerte de haber pasado la noche a su lado.—Señor Durán, no voy a discutir con usted la suerte de Mr. Harry. Le recuerdo que un alma libre como la mía, puede decidir dónde pasar la noche y con quién— dije mirándolo a los ojos con altivez.—¿Qué pasó? ¿me perdí de algo? — preguntó el gringo cuándo colgó el teléfono.—¡Oh, no! Para nada socio, solo le estaba diciendo a la se&
Regresé a casa a esperar que llegara la noche, mi pecho estaba alborotado con un mar de emociones que no podía describir, por un lado, el deseo de estar con Marco, de tener esa primera vez que para mí sería la primera, porque no recordaba nada de lo vivido con el señor Dromundo y por otra, el deseo de ver la cara de la señora Clara Bella al darse cuenta de que su novio se había convertido en mi protector.—¿Has revisado los resultados de la universidad? Hoy es el día en que anunciaban los resultados — Melo estaba más al pendiente de eso porque yo ya lo había olvidado.—En este momento los reviso— Le contesté, pero mi mente todavía volaba por las nubes.—¿Me puedes decir que te pasa? Parece que flotas y eso se me hace muy sospechoso. Desde que comenzaste a asistir a esas fiestas de Sugar Baby, siento que has estado distante, he llegado a
Me sentía ansioso porque llegara la noche, tenía una cita en la casa de la Güera a la que no podía faltar. Me preguntaba ¿En qué consistirías el famoso contrato de Sugar Daddy? Estuve a punto de llamar a mi abogado para que me acompañara, pero luego me pareció una tontería, no creía que incluyera nada que fuera capaz de comprometer mi patrimonio.El tiempo en la oficina se me estaba haciendo eterno, no entendía por qué esa jovencita me había robado mi tranquilidad de esa manera. Yo que siempre me jacté de ser un hombre con los pies bien plantados en la tierra, de decisiones firmes y voluntad inquebrantable, estaba aquí cediendo ante un deseo casi insano por una muchachita que bien podría ser mi hija.Llevaba varios días sin saber nada de Clara Bella, yo no la había llamado y se me hacía extraño, que ella tampoco me llamara, qu