Los tres se miraban unos a otros, Maximilian solo esperaba una respuesta de ellos, cualquiera que fuera, aunque fuera para él reírse un poco, mientras, Timothy y Micaela estaban asustados, y no porque estuvieran pensando que podían ir a la cárcel, no, su pensamiento era que perderían el dinero que le estaban sacando al CEO. —La verdad es, que no entiendo de que hablas, Maximilian, nuestra hija llegó de Italia días antes de casarse contigo, ahora se encuentra en tu casa, ¿por qué crees que te engañamos? —dijo Timothy, tratando de convencerlo, de que decía la verdad. —Ya sé que me engañaron —respondió Maximilian, y levantó una mano impidiéndoles hablar, cuando el matrimonio quiso protestar—, pero no se preocupen, yo solo quiero tener a la mujer correcta, el trato seguirá igual, no habrá cambio alguno. Timothy lo miró con desconfianza, luego sintió alivio, con su hija sería mejor, sabía que Berenice lo ayudaría a sacarle la mayor cantidad de dinero, por su parte, Micaela se sentía indi
Berenice esperaba que él le dijera que había sido un error, si vivían separados, le sería más difícil hacer cualquier cosa en contra de él. Ella fingió una dulce sonrisa, sabía que funcionaba para atraerlo un poco a su tela de araña, aunque por dentro sentía desagrado, la cicatriz que cruzaba una de las mejillas de Maximilian, le causaba repulsión, ella casi podía asegurar que ninguna mujer quería estar con él, por eso había exigido que ella estuviera incluida en el trato que había hecho con su papá. —Tengo que poner primero en orden algunas cosas, luego de eso, podremos hablar sobre irnos a vivir juntos —respondió Maximilian. Pero Berenice no estaba contenta con esa respuesta, ella no estaba acostumbrada a recibir ese tipo de respuestas de los hombres, siempre fue la primera opción para ellos. —¿Necesitas ayuda con tu problema? —preguntó Berenice con una pícara sonrisa. Pero Maximilian no le devolvió la sonrisa mientras negaba con la cabeza, su problema, tenía nombre y apellidos,
Maximilian le dio una última mirada a Danielle con los ojos entrecerrados y se retiró al baño, necesitaba que el agua refrescara la ira que sentía, solo de imaginarla divirtiéndose con otro que no fuera él, lo hacía ver todo rojo y sentía una sensación extraña de algo que ardía dentro de él. Abrió con fuerza la llave de la ducha y se metió bajo el chorro de agua fría. Sin embargo, minutos después, seguía enojado, una imagen de Danielle bailando en los brazos del doctor Esteban, lo hizo apretar la mandíbula.«No estarás con él» Pensó dándole un golpe a la pared, provocándose un leve dolor en la mano por el golpe.En la cama, Danielle suspiró aliviada, por un instante pensó que Maximilian se pondría violento. Una lágrima rodó por su mejilla hasta caer en la sábana, el corazón le dolía, pero comprendió, que así no podía seguir, no era sano para ella, para Maximilian, ni para el bebé que esperaban. Decidió, que en cuanto Maximilian saliera del baño, tendrían que conversar y no dejar de la
Día siguiente en la mañanaDanielle salió de la habitación contenta porque era el segundo día después de comenzar las náuseas y vómitos, que despertaba, sin sentir siquiera, una pequeña molestia. La sonrisa se le borró y se detuvo en seco al llegar al comedor, allí estaba Maximilian leyendo un periódico mientras estaba tomando su desayuno. Los dos se miraron sin tan siquiera saludarse. Danielle aguantó unos segundos de silencio incómodo, antes de darse la vuelta para marcharse. Maximilian la detuvo diciendo su nombre.—Yo me voy, quédate para que tomes tu desayuno.—Puedo esperar, no tengo tanta hambre —respondió ella mirándolo por encima del hombro y se marchó antes de que él le dijera algo más.Cuando bajó veinte minutos después, Maximilian no se veía por ninguna parte de la casa.—Su teléfono estuvo dando varios timbres hace unos minutos —informó la cocinera mientras le servía un jugo a Danielle.Danielle frunció el ceño, no recordaba dejar el teléfono cuando bajó antes.—Creo que
Maximilian quería salir cuanto antes de trabajar cuando sacaron a Berenice de su empresa, sin embargo, tuvo que ir a la empresa de seguridad que tenía con Marlon, presentaban el mismo problema de hacía unos meses y creían resuelto, Samuel seguía siendo acosado por la cliente. —Fue a mi casa, le dijo a mi esposa que la estaba engañando con ella —les decía Samuel—, no hice nada por ustedes la vez pasada, pero esto ya pasó a castaño oscuro, mi esposa cree que es cierto, ella le mostró fotos que manipuló haciéndole creer que somos amantes. Como no puedo pedirles que pierdan un cliente, vine a solicitar mi baja como empleado de ustedes. Maximilian y Marlon lo miraron entendiéndolo, pero no estaban de acuerdo en perderlo como empleado, era uno de sus mejores guardaespaldas, muchos clientes solicitaban sus servicios, no lo iban a perder por una loca que solo les traería problemas. —Puedes presentar una denuncia en la estación policial —le dijo Marlon—, te apoyaremos en todo momento, podemo
Maximilian se abalanzó sobre el doctor, le sacaría la información como fuera, pero antes de llegar a él fue detenido por el guardaespaldas que lo había seguido hasta allí. —No creo que ella esté aquí, por eso lo está provocando —le dijo el hombre de seguridad mientras lo agarraba por detrás. Maximilian respiró profundo y levantó las dos manos en señal de que estaba bien, que ya podía soltarlo. Pero nada más dejarlo ir, Maximilian volvió a pegarle un golpe en la nariz al médico. —Ella nunca será tuya —le dijo Maximilian a Esteban. —Quizás, pero tuya tampoco —le respondió el médico, hablando casi sin entenderse por qué estaba sangrando por la nariz. Maximilian le iba a dar una respuesta mordaz, pero no le dio tiempo, Esteban, sin Maximilian esperarlo porque el otro hombre sangraba, le devolvió el golpe recibido. Y ahí mismo se desató una pelea, donde los dos hombres se dieron golpes hasta quedarse sin fuerzas, el guardaespaldas Intervino varias veces, peor al ver que no podía separ
Maximilian leyó el mensaje de Danielle y sonrió, le hizo feliz saber, que ella no lo mantendría en la oscuridad sobre su hijo, buscó los contactos y devolvió la llamada, pero el teléfono le daba apagado, Maximilian cerró los ojos y los apretó fuerte antes de abrirlos, no quería enojarse, Danielle le había dado una noticia muy feliz nada podría amargar esa noticia, y lo confirmó cuando Marlon lo llamó. —Danielle estuvo en la consulta de la doctora que quería que llevara su embarazo, ahora está en el aeropuerto y está abordando. El hombre que la siguió, vio el nombre del vuelo, ¿Quieres irte conmigo a buscar a mi mujer? A Maximilian le ofendió la pregunta, por supuesto que él la iría a buscar y eso le dijo a Marlon mientras salía de su oficina, pero al salir, vio al detective que llevaba el caso de Jules Colbert, hablando con su secretaria. —Creo que tendrá que ser en unas horas, tengo la policía en mi oficina —le informo Maximilian a Marlon. —A usted quería… —empezó a decir al detec
Cuatro días después Maximilian se desabrochó el botón de la americana y se sentó en la silla detrás del buró, recostando la espalda en el espaldar de esta; el cansancio y el estrés lo embargaba, llevaba cuatro días sin poder dormir bien, el sueño lo eludía al no poder ir detrás de su mujer porque el trabajo lo retenía, llamaba a Danielle por teléfono, pero ella no le respondía, lo llevaba directo al buzón de voz, además, saber que tenían pruebas irrefutables en contra de la familia Hardwick, le tenía el estómago revuelto y con náuseas por los nervios de no poder hacer nada todavía. El teléfono dio varios timbres y Maximilian lo tomó sin deseos de hacerlo, solo quería descansar, aunque fuera cinco minutos en el sofá que tenía en su oficina. —Dígame, Lynette —preguntó Maximilian con cansancio a su secretaria. —El administrador de su edificio quiere hablar con usted, dice que es de urgencia, ¿le paso la llamada? —respondió la secretaria. Maximilian frunció el ceño, el administrador d