Día siguiente en la mañanaDanielle salió de la habitación contenta porque era el segundo día después de comenzar las náuseas y vómitos, que despertaba, sin sentir siquiera, una pequeña molestia. La sonrisa se le borró y se detuvo en seco al llegar al comedor, allí estaba Maximilian leyendo un periódico mientras estaba tomando su desayuno. Los dos se miraron sin tan siquiera saludarse. Danielle aguantó unos segundos de silencio incómodo, antes de darse la vuelta para marcharse. Maximilian la detuvo diciendo su nombre.—Yo me voy, quédate para que tomes tu desayuno.—Puedo esperar, no tengo tanta hambre —respondió ella mirándolo por encima del hombro y se marchó antes de que él le dijera algo más.Cuando bajó veinte minutos después, Maximilian no se veía por ninguna parte de la casa.—Su teléfono estuvo dando varios timbres hace unos minutos —informó la cocinera mientras le servía un jugo a Danielle.Danielle frunció el ceño, no recordaba dejar el teléfono cuando bajó antes.—Creo que
Maximilian quería salir cuanto antes de trabajar cuando sacaron a Berenice de su empresa, sin embargo, tuvo que ir a la empresa de seguridad que tenía con Marlon, presentaban el mismo problema de hacía unos meses y creían resuelto, Samuel seguía siendo acosado por la cliente. —Fue a mi casa, le dijo a mi esposa que la estaba engañando con ella —les decía Samuel—, no hice nada por ustedes la vez pasada, pero esto ya pasó a castaño oscuro, mi esposa cree que es cierto, ella le mostró fotos que manipuló haciéndole creer que somos amantes. Como no puedo pedirles que pierdan un cliente, vine a solicitar mi baja como empleado de ustedes. Maximilian y Marlon lo miraron entendiéndolo, pero no estaban de acuerdo en perderlo como empleado, era uno de sus mejores guardaespaldas, muchos clientes solicitaban sus servicios, no lo iban a perder por una loca que solo les traería problemas. —Puedes presentar una denuncia en la estación policial —le dijo Marlon—, te apoyaremos en todo momento, podemo
Maximilian se abalanzó sobre el doctor, le sacaría la información como fuera, pero antes de llegar a él fue detenido por el guardaespaldas que lo había seguido hasta allí. —No creo que ella esté aquí, por eso lo está provocando —le dijo el hombre de seguridad mientras lo agarraba por detrás. Maximilian respiró profundo y levantó las dos manos en señal de que estaba bien, que ya podía soltarlo. Pero nada más dejarlo ir, Maximilian volvió a pegarle un golpe en la nariz al médico. —Ella nunca será tuya —le dijo Maximilian a Esteban. —Quizás, pero tuya tampoco —le respondió el médico, hablando casi sin entenderse por qué estaba sangrando por la nariz. Maximilian le iba a dar una respuesta mordaz, pero no le dio tiempo, Esteban, sin Maximilian esperarlo porque el otro hombre sangraba, le devolvió el golpe recibido. Y ahí mismo se desató una pelea, donde los dos hombres se dieron golpes hasta quedarse sin fuerzas, el guardaespaldas Intervino varias veces, peor al ver que no podía separ
Maximilian leyó el mensaje de Danielle y sonrió, le hizo feliz saber, que ella no lo mantendría en la oscuridad sobre su hijo, buscó los contactos y devolvió la llamada, pero el teléfono le daba apagado, Maximilian cerró los ojos y los apretó fuerte antes de abrirlos, no quería enojarse, Danielle le había dado una noticia muy feliz nada podría amargar esa noticia, y lo confirmó cuando Marlon lo llamó. —Danielle estuvo en la consulta de la doctora que quería que llevara su embarazo, ahora está en el aeropuerto y está abordando. El hombre que la siguió, vio el nombre del vuelo, ¿Quieres irte conmigo a buscar a mi mujer? A Maximilian le ofendió la pregunta, por supuesto que él la iría a buscar y eso le dijo a Marlon mientras salía de su oficina, pero al salir, vio al detective que llevaba el caso de Jules Colbert, hablando con su secretaria. —Creo que tendrá que ser en unas horas, tengo la policía en mi oficina —le informo Maximilian a Marlon. —A usted quería… —empezó a decir al detec
Cuatro días después Maximilian se desabrochó el botón de la americana y se sentó en la silla detrás del buró, recostando la espalda en el espaldar de esta; el cansancio y el estrés lo embargaba, llevaba cuatro días sin poder dormir bien, el sueño lo eludía al no poder ir detrás de su mujer porque el trabajo lo retenía, llamaba a Danielle por teléfono, pero ella no le respondía, lo llevaba directo al buzón de voz, además, saber que tenían pruebas irrefutables en contra de la familia Hardwick, le tenía el estómago revuelto y con náuseas por los nervios de no poder hacer nada todavía. El teléfono dio varios timbres y Maximilian lo tomó sin deseos de hacerlo, solo quería descansar, aunque fuera cinco minutos en el sofá que tenía en su oficina. —Dígame, Lynette —preguntó Maximilian con cansancio a su secretaria. —El administrador de su edificio quiere hablar con usted, dice que es de urgencia, ¿le paso la llamada? —respondió la secretaria. Maximilian frunció el ceño, el administrador d
—Tiene usted razón, es lo que deseo hacer y lo haré —respondió Berenice, y fingiendo tristeza, bajó la cabeza mientras se pasaba una mano para secar una lágrima—, pero es que me urge hablar con ella, usted debe saber que su madre está en una clínica, ¿verdad? ¿Usted la ha visto? —Sí, lo sé, la vi una vez —respondió Teresa con simpleza, no quería darle información de más a aquella mujer. Los hombros de Berenice cayeron mientras negaba con la cabeza, como si lo que dijo, o algo que estaba pensando, le hubiese afectado negativamente. —No sé si sabe, pero mi familia paga la estancia de la madre de Danielle en la clínica —dijo Berenice después de permanecer unos segundos en una posición de derrota, y luego levantó la vista para mirar a Teresa a los ojos—, hace dos días nos llamaron de la clínica para darnos información, la señora no está bien, está presentando problemas de salud, y Danielle no la ha ido a ver, nos llamaron hoy temprano en la mañana para insistir porque necesitan de su p
Berenice observaba la clínica donde está recluida la madre de Danielle, sentada en su auto, tamborileando los dedos en el volante. Cuando Maximilian la sacó de la casa de su madre, ella se exaltó, tanto que la adrenalina comenzó a recorrer su torrente sanguíneo, no se sentía capaz de llegar a su casa, allí todo era aburrido. Mientras seguía mirando hacia la clínica, Berenice se planteó regresar a Italia, allí al menos tenía a su carcelero, que aunque él creía que mandaba en su vida, era ella la que jugaba con él.—Pero no puedo aún, esa mujer no puede quedar impune después de haber querido ser yo —dijo Berenice entre dientes dándole un golpe al volante con una mano cerrada.De la clínica comenzaron a salir personal médico y personal administrativo, sin darse cuenta de que eran observados. Berenice estaba en ese lugar desde el mediodía, y ya pasaba de las cinco de la tarde. Cuando pasó un rato y nadie más salía, Berenice bajó del auto y entró a la clínica, dentro solo estaba la recepci
Maximilian estaba paralizado en el mismo lugar desde que llegó, sin poder apartar la vista del hombre que no pensó ver otra vez, ni siquiera pestañeo cuando Marlon caminó hasta el hermano, le dio un puñetazo en el rostro y tiró a Mason al piso. —¡Eres un hijo de puta!, ¿sabes cuánto hiciste llorar a nuestra madre? —vociferó Marlon enojado. El hombre se puso de pie con una mano en el rostro, no entendía por qué estaba tan enojado, ¿Qué hizo él para ser golpeado?, ¿madre? Él no tenía otra familia que no fuera su esposa; sin embargo, el parecido que tenía con él aquel hombre era considerable. —No sé de qué hablas, yo solo vine para buscar a mi mujer —dijo Mason pasándose la lengua por el revestimiento interno de la mejilla. Marlon volvió a caminar unos pasos, quería seguir golpeándolo, habían sufrido mucho pensando que había muerto, pero no pudo llegar hasta él, el otro hombre que no conocía se interpuso entre los dos. —Espera, él no sabe nada, perdió la memoria y fue engañado, yo pu