Capítulo 48

—Hola mamá, hola papá, decidí regresar —anunció Berenice, acercándose a ellos y abrazando a Micaela.

Micaela estaba paralizada, tanta era su sorpresa de ver a su hija en casa, que ni siquiera levantó los brazos para abrazarla. A Berenice no le importó, estaba acostumbrada a que su madre reaccionara así, después de llorar muchas veces en silencio, por esa causa cuando era pequeña, nunca más se lo tomó personal. Dándole un beso en la mejilla a su madre, se apartó para abrazar a su padre; sin embargo, se detuvo al ver el rostro de Timothy rojo por la ira.

—Veo que no te alegras de verme, pensé que estar dos años alejada de mi casa, te harían extrañarme —le dijo Berenice a Timothy.

Él no respondió a lo expuesto por su hija, tenía todo el cuerpo en tensión y los labios apretados en una fina línea.

—Tú, no deberías estar aquí —dijo Timothy, apuntándola con el dedo acusatoriamente.

—Tenía que volver —objetó Berenice.

—No te di permiso para hacerlo, ni siquiera avisaste que venías, lo has hec
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