Danielle escuchaba detrás de la puerta, Jules la había dejado entreabierta, quizás esperando ser escuchada por ella. Danielle había sentido calma y el corazón pleno al escuchar a Maximilian defenderla, y un poco de dolor en el corazón al escuchar a Jules hablar. Ahora estaba en la disyuntiva de escoger entre entrar a la oficina e impedir que revele su secreto, o dejarla hablar y terminar con aquella mentira. Danielle se recostó en la pared, suspirando, aliviada cuando escuchó lo que Maximilian respondió. —A través de ti no quiero saber, tu lengua venenosa quizás diga alguna verdad, pero para mí, todo será mentiras. —respondió Maximilian a la pregunta de Danielle Humphrey. —Pero tengo una información muy valiosa, vale mucho dinero —Insistió Jules, no quería irse de allí sin hacer algún daño. —Es mejor que salgas ahora mismo de mi casa por las buenas, si no te vas en veinte minutos contando desde ahora, no seré tan indulgente —dijo Maximilian sintiendo como aumentaba su enojo. —Pero…
Lunes en la mañanaDanielle estaba sentada en el piso del baño frente a la taza sanitaria, las náuseas la habían sacado de la cama y no parecía que fueran a remitir. Sentía, aunque sabía que era una exageración, tener ese pensamiento, que botaba pedacito a pedacito los órganos internos, ya no tenía que vomitar, hasta las bilis las había sacado hacía media hora. Solo podía agradecer, que Maximilian se había ido a trabajar a la empresa, así no tenía que preocuparse por él estando por allí, si no el estrés acabaría con ella ese día.—Por favor, sé bueno y déjame terminar bien mi día —murmuró Danielle llevando una mano a su vientre.Un teléfono sonó en la distancia, en alguna parte de la habitación, y Danielle dio un quejido lastimero, porque no tenía deseos de pararse del piso y menos de responder una llamada. Ella hubiese querido tener a su lado a sus padres toda la vida, pero en momentos como ahora, lloraba por no poder tener el apoyo de ellos.—Danielle, cariño, estaré fuera de compra
Charles Proudfoot, el jefe económico de la empresa de Timothy Hardwick sonrió, se recostó en el espaldar de la silla poniéndose cómodo y respondió: —Sí, aceptó, fue más fácil de lo que pensé, esperé un poco de resistencia, que me amenazara con despedirme si hacía lo que le propuse, no sé, algo antes de aceptar. Pero creo que ese hombre vio el cielo abierto cuando me escuchó hablar, no pensó en nada más, ni siquiera que solo llevo meses trabajando para él como jefe del departamento económico y puedo no ser de fiar —Charles hizo una mueca de desagrado al terminar de hablar. —Trabajabas para él, solo fue un cambio —comentó Maximilian. —Pero no me conocía lo suficiente, para él, el departamento de economía era solo Fredrick Humphrey, los demás éramos invisibles. Solo me notó cuando me postulé para el puesto al morir Humphrey, y por supuesto ahora soy como una luz de neón porque le haré ganar dinero. Maximilian no lo dudaba, la ambición de Timothy no tenía límites, era capaz de cualquie
Timothy guardó silencio y le pidió a Jules que tampoco hablara poniendo un dedo sobre sus labios, quería que su esposa pensara que la joven universitaria ya dormía. Jules miró el reloj que tenía puesto en la muñeca y luego se lo mostró, no pasaba de las ocho treinta de la noche. —Al menos que crea que estás en el baño —susurró Timothy. Jules hizo un gesto de cerrar una cremallera en sus labios, mostrando su acuerdo con ese pensamiento. Pero no pudo evitar reír, cuando Micaela tocó varias veces y un poco más fuerte en la puerta. —Y si te escondes, yo veo que quiere tu mujer y luego regreso aquí contigo —preguntó Jules en voz baja—, no le permitiré entrar, le diré que estoy muy cansada. Timothy lo pensó, no quería ser descubierto por Micaela en aquella habitación, no pararía de pedir grandes sumas de dinero por un largo tiempo. Jules no esperó una respuesta, se puso de pie, corrió a la puerta y esperó con una mano en el pomo de esta, aguantando la risa mientras Timothy buscaba un lu
Maximilian se alegró de no haber llevado el café a la boca, estaba seguro de que se hubiera atragantado con él. Lo que decía su madre no podía ser posible, no quería tener ningún vínculo con esa mujer. —Es una posibilidad, pero no está confirmado, hay que esperar que ella vaya al médico y le hagan la prueba —indicó Teresa. —Lo dijiste con tanta seguridad —comentó Maximilian—, que pensé que era un hecho. Teresa dejó la taza que traía en las manos sobre la encimera, pensando que quería mucho a su hijo, pero ahora se estaba comportando como un tonto. —Tuviste sexo si protección con ella, ¿qué esperabas que iba a suceder? — Teresa preguntó elevando una ceja. Maximilian abrió la boca y la volvió a cerrar, no tenía como defenderse, su madre tenía razón. —No puedo tener tan mala suerte, una vez sin protección, y estaré atado a ella toda la vida —Se lamentó Max. Teresa dio un golpe sobre la encimera enojada, no le gustaron las palabras de su hijo. —Tener un hijo, no es tener mala suert
Kaelyn rodó lentamente hasta quedar sentada en el piso con la espalda apoyada en la puerta, las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas mientras Marlon seguía tocando a la puerta. —Sé que estás ahí, por favor abre, quiero que me veas a los ojos, mientras te explico por qué lo hice, y veas que son sinceras mis palabras —dijo Marlon elevando un poco la voz para ser escuchado a través de la puerta. —No, vete, me mentiste todo este tiempo mirándome a los ojos, ¿por qué ahora sería diferente? —respondió ella con mucha tristeza. —A través de la puerta no, por favor abre —Insistió Marlon. Pero Kaelyn estaba muy dolida, tenía miedo de creer en sus palabras llenas de mentiras si lo tenía frente a ella, así que le pidió que se marchara y no regresara nunca más. —No me iré hasta que me abras la puerta y me escuches —declaró Marlon sin dejar de insistir. —No quiero que pierdas más tu tiempo conmigo —respondió Kaelyn con ira. Se puso de pie antes de que Marlon siguiera insistiendo y fu
Al ver la cara de confusión que puso Berenice, Maximilian se preguntó, si había ido muy lejos. Así que, para quitarle peso a sus palabras, le acarició la nariz con la suya y con una sonrisa le preguntó: —¿Pasarías todo el día, solo conmigo? A tus padres los dejamos con mi madre, hasta la hora de la cena. Un ligero rubor coloreó las mejillas de Danielle por el placer que sentía, pasar el día con Maximilian era la mejor idea que pudiera pensar para ese día, además del bonus de no tener aguantar a Micaela y Timothy Hardwick, solo veía un inconveniente. —Sería un poco extraño permanecer todo el día encerrados en nuestra habitación, y nuestros padres en el salón —indicó Danielle sonrojándose. —¿Y quién dice que lo pasaremos aquí? —contestó Maximilian guiñándole un ojo, luego se puso de pie—, aunque iniciaremos con tu desayuno. Maximilian fue hasta el tocador y tomó una bandeja que estaba encima, llena de una pequeña selección de lo que comía en las mañanas. Danielle sintió una sensació
Danielle tampoco entendía por qué Jules estaba allí, pero viéndola junto al matrimonio Hardwick, podía imaginarlo, estaba allí para molestar. No podía dejar que calaran en Maximilian, así que se acercó a él, le puso una mano en el pecho y se acercó a su oído. —Olvida lo que hizo antes, mejor sigamos disfrutando de lo que queda del día… por favor —pidió susurrando para ser solo escuchada por él. —Pero… —Intentó protestar Maximilian, también susurrando, la chica no le había caído muy bien. —Solamente serán tres o cuatro horas máximo, luego se irán y nos quedaremos solos nuevamente —lo tranquilizó Danielle. Maximilian suspiró, era el cumpleaños de Berenice y ella se lo estaba pidiendo, podía aguantarlos por unas pocas horas solo por ella. —Bien, pero que no se me acerque mucho —claudicó para alivio de Danielle. Teresa vio la incomodidad de su hijo, y se adelantó brindando algunas bebidas para distraer a los presentes, todo para quitar la atención sobre la pareja, sin embargo, Micae