MAEVE DANIELL
¡Pero en que estaba pensando! Estoy loca, de remate.
Cuando aquella noche termino, tome un taxi hacía mi casa. Todavía me estaban llegando mensajes y mensajes de hombres haciéndome propuestas bastante interesantes. Algunos eran personas muy mayores, otras eran personas muy diferentes a mí, con gustos “peculiares”.
Al llegar a mi casa y entrar en ella, empecé a contestar algunos mensajes… Pero el que más me llamaba la atención era el del tal Nathaniel, solo que como iba a llegar a decirle que no tenía 25 años sino 19.
Ese es el problema de mentir, pero no creí que me iban a llegar tantos mensajes, y tampoco era como si nos fuéramos a casar o ser novios, simplemente era un trabajo de dar y recibir. Aunque todavía no estaba decidida sobre qué hacer, pero a lo que si estaba decidida era que necesitaba dinero, pero no unos pocos dólares que me podrían pagar siendo mesera.
Con Nathaniel habíamos empezado una conversación, primero desde la app para después pasarnos nuestros números de teléfono. Estaba tan asustada, pero a la vez tan a la expectativa de lo que fuese a pasar.
Nathaniel: Maeve me gustaría que tuviésemos un encuentro... ¿Cuándo puedes?
Yo: Mañana a las 2 de la tarde.
Nathaniel: Perfecto te mandaré la dirección
Yo: Está bien.
Aquello, sin casi evitarlo, me hizo sentir entre asustada y a la expectativa de lo que fuese a pasar, pero de lo que estaba más que claro era que lo iba a hacer. Tenía que hacerlo.
Al llegar a casa, después de pagar el taxi, entro a mi casa, me quito los tacones y los tiro por cualquier parte para después encaminarme hacia las escaleras. El departamento de soltera de mi madre era un mini pent-house de dos pisos. Al llegar a mi habitación sin más me dejo caer a la cama, pero cuando me iba a sumir en un profundo sueño me tuve que levantar a desmaquillarme.
***
Cuando llego a aquel restaurante, mi cuerpo tiembla. De hecho, casi que no puedo caminar de los nervios.
Aquel chico me había citado al restaurante más caro de todo los Ángeles, me vestí con un vestido de color blanco con puntos negros que me llegaba hasta las rodillas, mi cabello suelto y un chaleco de piel sintética y unos tacones de aguja bajitos blancos y una cartera café de Louis Vuitton.
—Hola, buenas tardes… soy Maeve, me están esperando junto al señor Nathaniel.
—Si, señorita, sígame por favor.
Asiento con la cabeza para empezar a seguirla, para mi sorpresa el restaurante estaba vacío, ¿será que aquel hombre había reservado todo este restaurante por hoy?
Aquella chica me guía hasta una de las mesas de la zona VIP. Para mi sorpresa estaba sola.
—Siéntese por favor, el señor Nathaniel ya viene, tuvo un imprevisto, pero ya viene.
—Está bien.
Uno de los meseros lleva mi silla hacia atrás y con esto me siento a esperar.
Unos minutos después escucho la puerta abrirse, al estar de espaldas a esta me doy vuelta y veo a un chico vestido con un traje Armani a su medida, pero no cualquier chico ¡Nathaniel O´Donel! El hombre más rico de todo el sector empresarial, rico en todo sentido.
Aquel chico, era alto, ojos azules, cabello castaño claro, nariz perfilada, labios pequeños, pero rellenitos, tiene una sexi barba la cual lo hacía ver más que guapo, piel blanca y cremosa, para mi sorpresa logro ver un poco de su tatuaje, no mucho, pero puedo verlo, lo cual hace que me dé curiosidad quitarle aquel traje carísimo. Como que en la familia O´Donel tenian alguna clase de gen de la belleza y el ser supersexis.
—Hola Maeve, ¿Cómo estás? Siento llegar tarde, tuve un inconveniente.
—Está bien, señor O´Donel. —me levanto muerta de los nervios, arrastrando la silla, causando un gran ruido.
—Por favor siéntate.
Asiento con la cabeza para hacerlo, volviendo a acercar la silla hacia mí.
Nathaniel se sienta frente a mí.
Me mira fijamente y se muerde su labio inferior.
Oh por Dios, que hombre tan sexy… ¡Es todo un moja bragas!
—¿Tienes hambre?
—Sí.
Lo siguiente que veo sorprendentemente es a Nathaniel chasqueando los dedos y a miles de meseros entrando con platos de comida para después posarlos en la gran mesa giratoria frente a nosotros.
—No sé lo que te gusta, y no me gusta esperar… así que pedí todo el menú, espero que te guste.
—S-si… mu-muchas gracias—tartamudeo nerviosa como si fuera una tonta, ¡que creerá aquel adonis! Aunque, a decir verdad, este hombre dejaba sin palabras a cualquiera, sin importar el sexo.
—No hay problema… —uno de los meseros pone un plato frente a nosotros.
—¿Qué quieren comer? —no habla uno de los meseros con guantes en las manos y unas tenazas de plata en la mano.
—Yo quiero… Lasaña y un vino Domaine de La Romanée-Conti. ¿Maeve, tomas vino?
Asiento, esperen… ¿Pidió un Domaine de La Romanée-Conti? La botella de aquel vino Valia casi 10.000 dólares. Nunca, jamás en la vida la había probado, claro si esto vale lo mismo que un semestre en mi universidad.
—¿Qué quieres comer Maeve?
—Quiero costillas BBQ, papas fritas, por favor.
El mesero asiente y procede a servirnos, solo que a mí… meda una clase de guante de manos de plástico para no ensuciármelas.
—Gracias.
Sin poder evitarlo, mi vista se posa en aquel hombre… Pero fue más mi mala suerte cuando nuestras miradas chocan. Él y yo nunca habíamos compartido una mirada tan directa en lo que llevábamos en aquel restaurante. Sin querer, me sonrojo inmediatamente, pero no puedo apartar la mirada. Mi mundo, o el mundo como tal, se para y siento como mi corazón late desenfrenado, aquel chico se relame los labios y me mira fijamente, me mira deseoso, y yo muero de deseo por quitarme las bragas, las cuales ya tienen que estar más que empapadas.
—Si me sigues mirando así, voy a dejar a un lado toda esta comida y te follaré, te haré mía como jamás te lo habrán hecho, y te dejaré adolorida, solo para que te acuerdes de mí. Ya me imagino lo mojadita que debes de estar. Solamente me pudo imaginar el sabor de tus labios y lo deliciosa que te verías arrodillada chupándome la polla.
Mi corazón late como loco en mi pecho, y no puedo evitar tragar grueso.
IV. le désirCapítulo IV.Le désirAquellas palabras, sin duda alguna me habían dejado sin respiración. Él es un hombre candente, por el cual entendía su puesto en las revistas como el rico/multimillonario más deseado.—Usted está muy seguro de sus habilidades, señor O'Donel.—Te sorprendería las miles de habilidades que tengo, en especial en la cama. —me dice, mientras me mira fijamente con deseo, yo no puedo evitar tocarme el cabello en un acto nervioso. Estaba tan nerviosa y me tiemblan las manos.Él me mira y al verme tan nerviosa, por primera vez en lo que llevábamos sonrío mostrándome sus hermosos dientes blanquecinos.—Y... ¿Cuándo me vas a decir la verdad?—¿Sobre qué? —pregunto confundida.Nathaniel sonríe de medio lado, estira su mano y segundos después entre una chica con ropa formal y le entrega una carpeta.—Veamos... Nombre: Maeve Alexandra Daniell. Edad: 19—¿M-Me investigaste? —tartamudeo nerviosa y muerta del susto.—Por que mentiste con tu edad cuando te la preguntar
Capítulo V.Pasado.Nathaniel O'DonelNunca, en mucho tiempo me había sentido tan, pero tan excitado con una chica. Lo que había pasado en aquel restaurante me ponía ansioso de más. El hecho de saber que cuando llegué a casa, más duro que nunca, tuve que darme un baño de agua helada.Ahora me encontraba golpeando un saco de boxeo intentando liberar energía. Ahora mismo no me conocía, el hecho de andar con una persona por dinero me ponía enfermo, pero al menos era algo honesto, y en serio necesitaba un poco de sexo en mi vida.Unos minutos después, deje de golpear el saco de boxeo, me quite los guantes y me acerque a donde tenía una toalla para secarme el sudor, agua y mi celular. Pase la toalla por todo mi rostro y me hidrate para después pasar a llamar a mi secretaria quien al tercer timbron me contesto el teléfono.—Hola joven O'Donel, buenos días, ¿en qué le puedo ayudar?—Señora Pino, me gustaría que por favor pidiese una cita ginecología y general en el hospital NayKaL Ángel, y t
Capítulo VIMaeve DaniellsHoy es un día hermoso, los pajaritos cantaban y el viento impactaba sobre mi piel.Después de lo que había pasado en aquel restaurante, seguía hablando con Nathaniel, aunque esta vez desde su número de celular no el de sus amigos.Ya hacía unas horas cuando me enviaron un mensaje del hospital principal y el más importante de los Ángeles para decirme que tenía una cita general y ginecológica con ellos.Además, de que tendría una reunión con Nathaniel para leer el contrato que él me daría y conocería a los dueños de las mejores agencias de modelaje.—¡Zorrón! —me saludo corriendo hacia mi mejor amigo Leo Cameron, para después sentarse a mi lado en el suelo sobre una sábana—, ¿Cómo te fue ayer con el ardiente de Nathaniel? —, hoy se veía igual de fashonista que siempre, con una blusa blanca, un jersey negro de flores moradas y rojas, un pantalón negro y botines de cuero sintético café.—Bien —«más que bien diría yo»—¡Pero dame más información! ¿te beso? ¿te to
Nathaniel O´Donel.Estaba más que extasiado.En esa palabra podría resumir este momento, todo fue tan increíble…, me siento como cuando recién estaba en la universidad, donde me la pasaba más en las camas de las chicas que la mía.Verla a mi lado, en la cama… boca arriba, con mis sabanas más debajo de sus senos, lo cual hacía que me dieran ganas de volverlos a degustar, ella se veía tan cansada, pero todavía con las mejillas sonrosadas me hacía sentir especial, ¿y a quién no? Maeve era una chica realmente hermosa, inteligente, por la cual me sorprendo de que no tuviese novio, dudo mucho que alguien no hubiese querido ser algo con ella.Pero me negaba a sentir algo por ella, por la razón de que, esta era una clase de “falsa relación”, no me podía acostumbrar a su presencia, ella estaba muy joven, y ella se merecía una historia de amor real, porque ella se merecía eso y mucho más… Todo en este caso, era por dinero, aunque a mí no me dolía ni un poquito de mi dinero.Cuando crecer con el
31 de octubre.Después de haber ido a la cita y de estar tomando las pastillas que me había recetado la doctora, desde hacía rato que no veía a Nath, ya que por alguna extraña razón estaba más metido en el trabajo que nunca.Pero sin darme cuenta, mi corazón se paralizó cuando mi Papi me mandó un mensaje para que nos viéramos en Halloween, que tenía muchas ganas de verme, y yo también tenía muchas ganas de verlo.Después de buscar por ahora de que disfrazarme, que fuera acorde a mi personalidad y que dejara con la boca abierta a mi papi.Decidí comprarme de la tienda de Victoria Secret que era de una gatita sexy constaba de: un body negro con escote en forma de óvalo hasta el cuello donde tenía una gargantilla de color gris con cinta de tela, de mangas largas de tela de encajé en estas y en la cara y maquillaje nude y orejas de gatito. Unos tacones altos de color negro y medias veladas hasta las rodillas de color negro.Por parte de Nath, había hecho lo posible por hacer una réplica d
En todo el día, mis ojos no se habían despegado del contrato, ya habían pasado 3 días desde que vi a Nathaniel, cuando íbamos a aquella fiesta de Halloween, solo que al final decidimos no ir y aprovechar para tomarnos algunas fotos para mi proyecto, el cual tenía que entregar dentro de una semana.Esta mañana había recibido un regalo de parte de Nathaniel… un hermoso vestido suelto hasta los tobillos de color blanco con estampados de puntos negros, un cinturón rojo y sandalias de este mismo color.Y yo ya estaba lista, desde hace horas porque estaba muriendo de los nervios, dentro de unos minutos vendría Nathaniel a llevarme a no sé dónde, aunque por mi vestimenta se podría tratar de un lugar tranquilo o relajante… o eso esperaba.Estaba tan nerviosa que no podía dejar de mover mi pie, fue allí cuando mi celular vibro avisando de un mensaje, que era de Nathaniel donde me avisaba que ya había llegado. Sin más, tomo mi bolso y guardo mi celular en él y salgo de mi casa cerrando la puert
—Siento mucho si te fastidio lo que dije muñeca —se disculpó Romy dando un paso hacía mi.—Al menos pase de ser “riquilla” a muñeca —le digo alzando mis cejas, a pesar de que intentaba mostrarme segura, Romy hacía que mis piernas temblaran.Romy sigue caminando hacía mi, y yo comienzo a retroceder hasta que choco con el lavamanos.—Ahora mismo quiero arrancarte la ropa, besar y tocar a mi merced cada parte de tu cuerpo, ni siquiera me tomaré el tiempo de silenciarte, porque quiero que todo el mundo escuche como te hago mía, como te follo y que deseen ser tú.Ante aquellas palabras me quedo anonadada, trago saliva de forma pasada y aguanto las ganas de decirle «Hazlo, Romy fóllame…»Como si Romy leyese mis pensamientos, él me besa de forma brusca, pero sin llegar a lastimarme. A pesar de todo, es un beso apasionado mezclado con la agresividad, mi cuerpo como si se manejase solo me apoyo en el lavamanos y abro mis piernas para que Romy se acerque más a mí.Y quien sabe… me toque.Romy c
Por alguna extraña razón, a pesar de que me estuviese negando a ver o tener algo con Nathaniel, me encontraba en mi casa limpiándole y curando sus heridas, lo cual no resultaba muy congruente con mis deseos.—Maeve, siento mucho lo que sucedió aquel día en el barco.—¿Qué es lo que lamentas? ¿Haber perdido el control o el hecho que terminé en el hospital…? ¿O el que me dejaste sola en el hospital?—Siento mucho todo, absolutamente todo lo que te hice y he hecho… —se sinceró Nathaniel, abrazándome en la cintura.—No te preocupes. En vez de enojarme, prefiero alejarme de ti y dejar que seas feliz en otro lado, eres mucho mayor que yo Nathaniel, eso lo sé… pero prefiero vivir debajo de un puente feliz, que en una mansión de envidia añorando mi felicidad. —le murmuré en un tono melancólico.—Por favor dame una segunda oportunidad Maeve, pequeña… sé que te falle, pero te prometo que lo hare mucho mejor, porque la gente no cambia porque se lo pidan… y yo quiero cambiar para ser mejor para m