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23CarlosEl suelo bajo mis pies crujía bajo el peso del lobo negro y el lobo marrón que corrían por el bosque esquivando los escasos pinos nevados de alrededor, la nieve aquí era tan común que dejaba de ser especial.El lobo corría atrás de mí en un intento de alcanzarme y derribarme, sin tener conocimiento que en realidad yo podía correr mucho más rápido, cansado de esto me di la vuelta y lo derribe de una vez por todas, no sin recibir un golpe por su parte, el lobo enojado y frustrado camino unos metros más adelante, yo me detuve en uno de los pinos más altos que estaba rodeado de arbustos, a partir de esta área el bosque se volvía más espeso, mi ropa se encontraba en la base de este cubierta de pequeños copos.- Lo hiciste mejor está vez- comenté después de haberme cambiado, Josh el lobo marrón salió de detrás de otro arbusto acomodando su ropa.- Creo que nunca podré alcanzarte- comento cabizbajo- eso es verdad- sonreí con superioridad - pero sin duda lo haces mejor cada vez- él
- no, no, no ese anillo, era...es para...- mi mente se vacío de excusas- tranquilo Beibi, podemos dejar esta manada a cargo de Josh ya tuvo su transformación, ¡tu y yo nos vamos a la ciudad a organizar nuestra boda! ¡Papá se pondrá muy contento! - salió de la habitación sin dejarme decir nada.Lleno de frustración empecé a lanzar algunas cosas de la habitación; durante todo este tiempo le he dado largas con nuestra relación, cuando ella se desesperaba bastaba besarla, cada vez que hablaba de que tuviéramos relaciones o algo bastaban palabras románticas como: " Quiero esperar al día de nuestra boda, quiero que sea especial para ti" pues por más cruel que ella fuera seguía siendo una mujer. Sabía que no podía hacerlo por siempre que en un momento esto acabaría o tendría que dar el siguiente paso, y ahora sin más estaba comprometido.... Que tonto me he vuelto, debí inventar algo para la existencia de ese anillo, el miedo de lo reconociera pudo más que yo.Estaba atascado en esto desde u
CarlosLa mesa estaba puesta y las crepas perfectamente cocidas estaban en un plato luciendo tan majestuosas que no las quería desacomodar, después de un tiempo por fin volvía a sentir el calor de un hogar, mi hogar.- Extrañé tu comida Nadia - ella asombrada dejo de comer para mirarme- a pesar de lo horrible que es - añadí para no sonar tan cursi- Sé que amas mi comida Carlos- guiñó, eso lo había aprendido de mi- Me da gusto que estés de regreso hermano - sabía que era más que sincero - ¿Regresaste a algo en especial? O ya es definitivo- ambos, me voy a... Casar con Jaqueline- el cubierto de ambos cayó al plato y su sonrisa se desvaneció, ambos sabían que eso no era algo que me hacía feliz.- ¿La amas? - negué, los ojos de Erick se llenaron de lastima y odié eso- Me tengo que ir, vendremos para cenar el día de mañana- me levanté de la mesa pensando en que lo mejor era que la conocieran - No sabe y no puede saber que somos familia-- lo se-Antes de salir el teléfono de Nadia son
La admiré sin temor alguno, estaba más delgada y se le marcaban algunas ojeras, pero lucía hermosa, ya no era aquella chiquilla que conocí, lo años le habían sentado bien, su pelo ahora castaño estaba recogido y lucía un vestido negro sencillo y formal que le hacían ver cómo toda una reina.- Carlos - mi nombre sonaba maravilloso en su voz.- Elisa - saboreé cada letra al decirla- ¿Se conocen? - la voz de Jaqueline interrumpió cuando estaba a punto de lanzarme a abrazarla sin pensar, Elisa me miró, era una mirada... Retadora, llena de dolor. No hablo esperando a que yo contestara, pero no lo hice, no pude...- sí, fui su... empleada - hablo diciendo lo último con una ceja levantada.- ¿Y tú qué hacías? - los celos eran claros, pero no me importo en lo más mínimo, no tenía derecho.- Era diseñadora-- la mejor que tuvimos - añadí de inmediato, pero ella se vio molesta en vez de halagada- ¿En qué les puedo ayudar? - note que lo costaba hablar- Nos vamos casar - Jaqueline hablo sonri
ElisaAbrí los ojos lentamente encontrándome con un paisaje peculiar, estaba de pie en un círculo de césped muy verde y pequeñas florecillas de colores lo cubrían, los pájaros cantaban hermosas melodías y los árboles se mecían con el viento, comencé a caminar admirando cada flor mientras el sonido de las aves me relajaba, pronto llegue a la orilla del circulo y me di cuenta de que el paisaje iba cambiando de a poco hasta tornarse mucho más escalofriante, me detuve en el círculo mirando la tenebrosa escena, las plantas estaban secas, algunos árboles en fuego que casi se consumía, y el humo no dejaba ver mucho más allá.Una silueta de hombre comenzó a aparecer en medio del humo acercándose y acelerado mi corazón, cuando salió del humo… lo vi…- Carlos - él sonrió de lado mientras seguía caminando, ese gesto lleno mi corazón, sus ojos eran tan grises que parecían un día tormentoso, parecían el humo indicando el fuego, tal como el paisaje tras él, y aun así transmitían tanta paz como no l
Un día después por la tarde me encontraba caminando en un parque con bruno él estaba feliz, le encantaba pasear, todo iba maravilloso hasta que lo vi sentado en el césped a un lado del estanque, su mirada estaba perdida y ni siquiera parecía sentirme, había bastante gente como para concentrarse en mis pasos, eso me hacía pensar que sus sentidos estaban apagados, tonto, cuando te están dando caza por allí es lo último que debiera hacer.Me di la vuelta para salir antes que me notase, pero mi mala suerte se hizo presente, una pelota anaranjada paso volando a un lado de bruno hasta llegar al estanque, bruno salió corriendo de inmediato con todo y cuerda, Carlos se levantó de golpe al ver la pelota estrellarse contra el agua, quizás lo tomo por desprevenido.-¡Bruno no! – Grité antes de que tocara el agua, fue demasiado tarde – No bruno, mírate – Puse una mano en mi frente frustrada mientras bruno salía del agua agitándose con fuerza y la pelota en su hocico. – ¡Bruno! – Se alejó de mi ca
Elisa Miraba frente a mí las hermosas flores que formaban un camino a lo ancho de la casa pegadas a la cerca blanca, eran diferentes flores todas coloridas, en una orilla se encontraba una ruleta blanca que sobre salía, así como las piedras blancas que iban por toda la orilla del camino, no necesitaba más, las flores por si solas eran bellas, a un lado de la casa donde estaba el porche trasero solo había puesto unos sillones colgantes con luces, una mesa pequeña alta con un jarrón de flores artificiales y una banca de madera igual al sillón colgante, era sencillo y bello a Yeni le hubiera gustado, iba bien con la casa, sin dejar de ser colorido como ella. Mire el reloj en mi mano había quedado de almorzar con Nadia y Erick después de una semana que no me paraba por allí, habían aceptado pues no había vuelto a ver Carlos desde el día de la boda. Al llegar Nadia ya tenía la comida preparada una deliciosa pasta y un pastel de carne enorme recién sacado del horno; en un momento ya tenía
Las risas en especial la de Erick sonaban por toda la sala y palomitas volaban de un lado a otro entre Erick y Carlos. Un par de días habían pasado desde que Carlos y yo hablamos, no era fácil, intentaba hablarle como un amigo, pero las mariposas me solían traicionar a cada segundo, hoy nos habíamos reunido como una bella familia a pasar el rato juntos, Nadie y Erick hacían todo lo que podían para vernos bien, claro que discutí con Nadia por lo que hizo, al final terminamos abrazadas cada una tenía una parte de razón. - Como ellos no limpian - hablo Nadia con una sonrisa mientras picaba fruta a gran velocidad y de una manera perfecta, todo el día había estado muy alegre, mucho más que de costumbre, sin mencionar que Bruno estaba pegado a ella cuidando cada paso, la mire detenidamente con una ceja levantada, al darse cuenta colocó un dedo en su boca indicándome silencio y al tiempo me hacía un guiño, definitivamente algo ocurría. - vamos a ver la película, te llevas la fruta y yo las b