La ciudad era iluminada por rayos, relámpagos y el viento azotaba con ferocidad los árboles; un camino borroso se abrió paso frente a nosotros, camino al bosque, pero no parecía ser el camino a casa.- ¡¿A dónde vamos?! - me alarme, la tormenta no me dejaba ver nada, pero estaba segura que no era un camino conocido.- a mi casa, allí podremos hablar- su voz era fría pero sus ojos no mentían aun podía ver el dolor en ellos.- Quiero ir a mi casa- rogué asustada, jamás había estado en su casa y estaba segura que no quería ir.- si te llevo con esta lluvia tu padre se va a enojar- prefería mil veces un regaño que ver una escena como la acabo de ver, fruncí el ceño pensando en sus palabras, con lo que había visto dudo que mi papá le pueda hacer algo a él- no es que él me pueda hacer daño, lo respeto como tu padre.- ¿dónde está tu casa? - estábamos adentrándonos en el bosque por lo que alcanzaba a ver- aquí en frente- bajo la velocidad del auto y con la luz de los faroles alcance a distin
Carlos Mire su sonrisa desvanecer al escuchar mis palabras, no quería ocultarlo, una verdad a medias no era verdad, mi corazón se partió tanto como el de Elisa a pesar de que yo ya lo sabía. - Preciosa, ey- intenté calmarla y explicar todo con más detalle, pero no parecía escucharme - Elisa, escúchame, Elisa- me acerque a ella tomándola por los hombros, pero no reaccionaba, así que opte por levantarla y ponerla en mi regazo, como si de una niña indefensa se tratara, su pequeño cuerpo se pegó al mío buscando refugio - preciosa yo no te voy a dejar jamás- - te voy a perder- su voz era ahogada y apenas perceptible, pero yo la escuche muy claro, igual que el sollozo - no, no lo harás- la apreté más a mí cuidado no lastimarla - lo leí, no podrás hacer nada cuando la conozcas- los sollozos se hacían cada vez más intensos, pero se equivocaba, a mí nadie, nada me obligaba a hacer algo, y yo quería estar con Elisa, MI Elisa. – El amor que se siente es inexplicable ¡el uno para el otro! ¡Me
Baje las escaleras, Carlos me esperaba con Yeni y Bruno en la sala. Mi corazón dio un vuelco cuando se acercó a mí al final de estas, esos ojos grises brillaban, su piel estaba cálida y su perfume me envolvió rápidamente volviéndome loca. - traje las cosas de bruno- señaló las bolsas en la mesa de centro, Bruno levantó una oreja al escuchar su nombre. - ¡que es!- yeni corrió emocionada a las bolsas pero no abrió ninguna sin antes mirarme, solo le di un asentamiento de cabeza y empezó a verlas, a veces si se comportaba. - ¡wooo! Mira Bruno juguetes- olvido las demás bolsas y empezó con Bruno a jugar y abrir los juguetes. La verdad es que estos días Yeni era la que más cuidaba de él, pues yo había tenido tanto trabajo que no tenía tiempo, pero siempre podía contar con ella. - Gracias por traerlas Carlos, lo había olvidado- me abracé a él - es importante que le apliques lo de las pulgas- insistió - lo haré- mamá entro en la sala con una olla de palomitas y unos botes de jugo, eso si
Entre a la casa y escuché el auto arrancar, Bruno ya estaba en uno de los sillones jugando con una pelota que abandono para recibirme como si no acabará de entrar por la puerta de atrás donde tenía su entrada. - por fin entraste - hablo papá - Melissa y Niko están aquí ¿Porque no me habías contado que está embarazada? - - no era algo que me perteneciera papá ¿porque están aquí los dos?- - Melissa vino a recoger sus cosas y tú mamá ya sabes los invito a quedarse hasta el domingo que fuera tu cumpleaños, lo único era que no durmieran juntos en la misma habitación- - Está bien iré con Mel entonces, buenas noches papá- - asegúrate de que no escape de tu habitación para ir con Niko- Eso era prácticamente imposible Mel estaba escuchando música en mi habitación cuando entre se miraba muy relajada y feliz. - ¿Cómo va ese bebé? - pregunté feliz pero la sonrisa de Mel desapareció y yo me asusté, quizás algo le había pasado al bebé. - ¿Cómo te atreves a preguntar mala amiga? - no entendía
Los árboles pasaban en un borrón a nuestro lado, me sujetaba con toda la fuerza que me era posible; el aire helado tocaba mi cuerpo traspasando el suéter, pero era una sensación increíble. Una sensación de libertad.A pesar del miedo que me provocaba viajar a tal velocidad y el vacío que se creaba en mi estómago, me sentía segura, con él, algo que solo Carlos podía provocar; está sensación de peligro, terror, protección y amor.Llegamos a la cima de una montaña, dónde se podía apreciar gran parte del bosque, el cielo estaba nublado y la neblina estaba tan espesa que se le podía ver merodeando entre los pinos, brindándole ese toque de misterio.El enorme lobo se recostó un poco permitiéndome bajar para luego volver a ponerse de pie a un lado mío y brindarme el calor que había perdido con el viento.- es hermoso Carlos, como tú –lo acaricié, la vista era magnífica un lobo enorme en la esquina de mi vista, el bosque inmenso, el clima frío y la neblina que se arremolinaba alrededor de nue
Al entrar en casa todos gritaron¡Felicidades!Bruno se lanzó a mí como si supiera de que se trataba todo esto, ni caso le hizo a Carlos.Los abrazos no se hicieron esperar y a decir verdad me encontraba muy feliz de recibir todo esté cariño.- Felicidades hija- mamá fue la primera - espero que disfrutes este día mi pequeña-- Gracias mamá, me encanta todo esto-- ¡Eli! ¡Eli! ¡felicidades hermanita te quiero! - recibí un mini abrazo de Yeni- gracias enana, espero no te hayas comido mi pastel- se encogió de hombros y salió corriendo, enana desgraciada lo había hecho.- ¡Eli felicidades! - grito Mel para después envolverme en un abrazo - mi mejor amiga hermana, mírate estás bellísima- gracias Mel- en seguida se acercaron algunas de las amigas de Mel a las que sinceramente la que más apreciaba era a Camila pues era con la que mejor hablaba después de todo lo que paso, aun así, estaba contenta que hubieran venido, quizás pudiera limar perezas con ellas; me dejaron feliz cumpleaños y me
La música fluía libremente por la habitación colándose por cada parte, haciéndome vibrar con cada nota, sintiendo las emociones expresadas del autor de estás. Me terminaba de arreglar frente al espejo, me encantaba el vestido que había elegido era verde salvia, tenía un velo por encima con decoración de pequeñas hojas esparcidas en plata, marcaba mi cintura con un cinto del mismo material tenía un escote en v de tirantes, era largo y con un corte que llegaba a mitad de muslo, mi cabello caía ondulado perfectamente acomodado en la parte de atrás donde era unido por un par de trenzas, el maquillaje estaba hermoso gracias a una maquillista, resaltaba cada rasgo.-Pareces toda una reina… mi reina- su voz y reflejó me sorprendió, me permití admirarlo a través de aquel espejo un momento, vestía un bello traje en azul oscuro que se amoldaba a su cuerpo a la medida, no vestía corbata y su camisa quedaba desabrochada en los primeros botones dando así un toque juvenil-Te diría que tú también,
- Nací en Roma, mi madre era española y papá de allí, vivíamos a las orillas de un pueblo pequeño, casi en el bosque, mi...Padre, era el Alfa de la manada, una muy respetada de aproximadamente treinta miembros, las mandas no suelen pasar de más 30 o 50 cuando mucho, para evitar problemas de dominio - tomó aire antes de continuar, se notaba que le costaba recordar- Mamá era una mujer sumamente gentil y amable, parecía que no podía haber maldad en ella- recordó con una sonrisa y nostalgia en su mirar- En cambio él- hablo con odio está vez- Era un ser despreciable, capaz de pasar por encima de cualquier vida humana... pienso que si mamá no hubiera sido su mate nunca le hubiera aguantado tantas cosas, era como estar obligada a estar con él, su amor la hacía una persona ciega... Erick era el siguiente sucesor, en su mente él quería mejorar las cosas cuando estuviera a cargo, la manda le apreciaba era todo lo contrario a papá… se parecía a mamá, pero su transformación tardo en llegar y el Re