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Un desastre en el horizonte pt 1

La tensión en el ambiente subía a niveles desbordantes, aquello ya no era una agradable fiesta de bienvenida, las miradas de los presentes en aquel lugar se clavaban en una pareja que yacía en medio del elegante salón, ambos se miraban fijamente sosteniendo la mirada al otro, los murmullos comenzaban a escucharse, la cobriza no comprendía la magnitud del rechazo que acababa de hacerle al piel canela en un lugar tan concurrido, y el joven de ojos zafiro simplemente no podía creer que aquella altiva mujer de verdad estuviese rechazándolo y con ello, humillándolo frente a medio campus universitario, él ya tenía una reputación labrada desde hacía tres malditos años y esa estúpida mocosa acababa de arrojarla al suelo junto con su dignidad y orgullo.

Sin lograr contener la cólera que ya lo invadía, un furioso Altair tomo las frágiles muñecas de la joven nívea arrastrándola fuera de aquel salón de fiestas, siendo observados de manera temerosa por los presentes, los de grados más altos ya sabían bien que aquella frágil jovencita no acabaría bien parada de aquella furia que inocentemente provocó en el piel canela, muchos prefirieron desviar la mirada, pues retar a aquel joven era firmar una expulsión de la universidad, nadie podía ni quería defender a la joven que creían indefensa, aunque sí que sentían lástima por ella, un grupo de angustiados amigos corrió detrás de la pareja seguidos de un fastidiado Draco que estaba furioso por qué la velada que tanto se esforzó por preparar se había ido a la m****a por culpa del idiota de Sallow, no se hablaría de otra cosa al día siguiente más que del rechazo y tonterías de aquel ojos zafiro.

- ESCUCHAME BIEN MOCOSA, ¡AHORA MISMO VOLVERAS A ESA ESTÚPIDA FIESTA CONMIGO Y DEJARAS QUE HAGA CONTIGO LO QUE ME VENGA EN GANA HACER, DE LO CONTRARIO TE LAMENTARAS! - Altair estaba colérico, ni siquiera lograba razonar las palabras que le gritaba a la cobriza que sujetaba con fuerza y apretaba, inconscientemente lastimándola, era como un niño a quien le acababan de negar su postre favorito, no estaba en sus cabales y tristemente había una poderosa razón a ello.

- PERO QUIEN TE CREES QUE ERES, A MI NO ME VENGAS A QUERER ASUSTAR, ¿CREES QUE TE TENGO MIEDO? ¿QUE ME DEJARE HACER POR TI LO QUE DESEAS SOLO PORQUE ESTAS PODRIDO EN DINERO? NO ME CONOCES, NO SABES NADA DE MI- respondía la cobriza visiblemente molesta, pretendiendo dejar allí al piel canela que le sujetaba con fuerza y que evidentemente no planeaba dejarla marchar fácilmente.

-¡CALMA ALTAIR, NO LASTIMES A LA SEÑORITA MIRACLE, NO TE OFENDIO A PROPOSITO IDIOTA! ¡SI LA LASTIMAS TE METERAS EN UN PROBLEMA! ¡ES LA BECADA DE JOSEPH GASTRELL!- gritó el asustado Alexandre a su amigo que no se cansaba de meterse en problemas, cada vez más grandes.

Los dos rubios, miraron aún más sorprendidos la escena, ignoraban que la hermosa joven era quien había ganado la beca especial que su padre ofrecía cada año a alumnos sobresalientes, y a quienes siempre terminaba tomándoles cariño.

Altair incremento la fuerza de su agarre arrastrando a la muchacha que ya estaba encolerizada hasta tomar su hermoso rostro con su mano, a pesar de lo dicho por su amigo, no le interesaba ganarse de enemigo al patriarca de los Gastrell, nunca dejaría que nadie le pasara a su orgullo por encima, menos una mocosa que seguramente quería lo que cada ofrecida que estudiaba allí, dinero.

-mira niña, eres muy hermosa, no lo voy a negar y si lo que te interesa es dinero yo puedo darte todo el que quieras, tan solo déjame meterme entre tus piernas - le propuso en un susurro imperceptible a los espectadores que conformaban los hermanos Gastrell, Nereida, Alexandre, un joven moreno de ojos celestes que observaba sumamente divertido aquella situación y una joven de frágil aspecto que miraba celosa a la cobriza.

Un golpe fuerte resonó entre los incrédulos testigos que acababan de presenciar una escena que cualquiera de ellos, que conocían a la perfección al piel canela, jamás imaginó ni en sus más bizarros sueños ver.

Una muy ofendida Andrómeda acababa de derribar de un fuerte puñetazo al desprevenido joven haciendo sangrar severamente su nariz.

El piel canela se quedó estupefacto en el suelo sin poder reaccionar tratando de retener el sangrado que había manchado su lujoso traje, sin lograr procesar del todo lo que acababa de pasar, miró incrédulo a la mujer frente a él, ¿le había golpeado? ¿Esa mocosa de frágil apariencia, le había...golpeado? Miró con confusión como la joven retomaba su elegante porte y lo miraba con asco y desprecio.

- No tengo idea que clase de vida has conocido ni planeo juzgarte por ella Sallow, pero si puedo decirte que no me comprarás con tu dinero, yo sola y con mis propias manos me gano el pan que me como todos los días, personas como tú que crecieron con todo en sus manos, que creen que su dinero les comprará no solo lujos, si no también personas, me dan lastima, no quiero saber lo vacío que te sientes al ofrecer dinero por mis caricias, no, probablemente ni siquiera sabes lo que es tener dignidad - eso último lastimó severamente al ojos zafiro, que escuchaba por primera vez en su vida a alguien que lo estaba claramente sermoneando y que además, acababa de romperle la nariz de un puñetazo.

Todo aquel que estaba presenciando aquello no podía hacer más que mirar con asombro aquel singular momento, el orgulloso Altair Sallow yacía sangrando en el suelo a los pies de una hermosa pero sencilla becaria quien no tenía reparo en escupirle a la cara aquel doloroso y humillante sermón.

-La vida no es lo que te piensas que es, a veces estamos abajo y otras veces arriba, nada dura para siempre, ni el dolor ni la alegría, así que si tú solo tienes dinero para ofrecer, le ruego a dios que nunca te falte, y que si no te falta, no descubras que esos pedazos de papel que acabas de ofrecer como precio a mi dignidad, no te compraran amor y dicha real - dicho esto la joven camino dándole la espalda al piel canela que se quedaba en silencio procesando cada una de las honestas palabras que esa joven le dedicaba, miró su desnuda y bella espalda y la odio con todo su ser, se vengaría de esto, pero algo también le decía que esas palabras que le hirieron en lo más profundo, eran más ciertas de lo que él podría imaginar y deseaba admitir.

Todos los presentes miraban consternados lo que acababa de ocurrir entre esos dos, pero en los dos Gastrell había nacido un brillo especial por esa joven hermosa, altiva y orgullosa, que tenía un fuerte sentido de la dignidad y una sabiduría que no habían visto en nadie salvo en su padre, era digna, sin duda lo era, y a cada uno de los presentes les había quedado muy claro.

-levántate amigo, nadie más que nosotros ha visto esto, y nadie lo sabrá...- dijo Alexandre sentenciando con la mirada a todos los que allí se encontraban.

- Sera mejor para ti que no intentes amenazarme Barbrow, no es como si me importara lo que pase con ese idiota - replicó Draco alejándose del sitio para volver a la fiesta, aquel espectáculo que le había regalado la cobriza lo había divertido de sobre manera.

- ¿Andrómeda Miracle eh?- se murmuró a sí mismo el mayor de los Gastrell dejando a todos atrás.

Alexandre ya se había llevado a Altair de allí, Nereida, Edward y el joven que acababa de presentarse como Kayden, primo de Alexandre, se acercaron para felicitar animosamente a la joven que acababa de partirle la cara al más presumido sujeto que conocían, pero el joven rubio se había declarado para sus adentros enamorado de esa chica que desde que la vio se robó su atención.

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