Capítulo 45

Ariadna entró a su habitación, su esposo estaba recostado sobre la cama y cargaba a su hija sobre su pecho. Se quedó quieta sin hacer ningún ruido para poder disfrutar más tiempo de esa hermosa imagen.

Durante los primeros días en casa con su hija, apenas habían dormido. Pero eso no importaba, amaban a su pequeña. Estaban consciente que el ser padres no sería una tarea para nada fácil y que siempre tendrían que estar en alerta y asegurarse de dar lo mejor de ellos. Ahora, dos meses después ya habían aprendido a organizarse mejor para que ambos pudieran descansar un poco más.

—¿Piensas quedarte ahí toda la noche? —preguntó Alexander interrumpiendo sus pensamientos.

Ella sonrió.

—¿Aún hay espacio para mí? —cuestionó divertida mientras se acercaba a él.

—No sé por qué preguntas algo así. —Él estiró su brazo derecho y la invitó a que se acomodara a su lado— Sabes perfectamente que este es tu lugar —Ella no lo pensó dos veces, subió a la cama y le dio un beso en su mejilla.

—Lo sé —Ariadna
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