Jessica no pudo ocultar su alegría al recibir la llamada de su hija. Ella casi nunca la llamaba, no, desde aquel trágico accidente. Pero no fue solo el hecho de que la estuviera llamando lo que la sorprendió, sino, el motivo detrás de aquella llamada.Su hija, su pequeña, se iba a casar, por segunda vez.Sabía que ella no tenía el derecho de opinar sobre la vida de su hija, pero no podía evitarlo. Era la única persona que amaba en el mundo, y le importaba más de lo que dejaba ver. A lo largo de su carrera había ganado tantos admiradores, como personas a las que ella no era de su agrado. Y no estaba dispuesta a mostrarle a esas personas su punto débil.—¿Asistirás a su boda? —preguntó Jérémie, su amigo y socio.—Por supuesto. Aunque el aviso me llegara con tan poca antelación —Algo que le sorprendía aún más—, tengo que ir. No sé qué fue lo que pasó en la vida de mi hija para que tomara esta decisión tan precipitada, creo.—Si no me equivoco ya pasaron dos años desde que perdió a su nov
Quizás aquella extraña corriente que sintió al entrar en contacto con su piel, era una clara señal de que debía alejarse. Ella no parecía ser la clase de mujer con la que un hombre como él, pudiera si quiera entablar una conversación. Tampoco podía tener una vaga idea de lo que pasaba por su mente, la mujer era como témpano de hielo. Pero era muy diferente cuando miraba a su hija, su rostro se le iluminaba. Ella retiró su mano más rápido de lo que a él le habría gustado. Ni siquiera dejó que depositara un beso en su dorso a como lo había hecho su hermano y su padre. Sintió que fue desplazado de su sitio por su tía Lauren. Pudo ver una pequeña sonrisa en sus labios por esa acción. —Hola, soy Lauren Green —se presentó su tía. Jessica sonrió con amabilidad y correspondió a su saludo luego se presentó. Después de todo, quizás no sea tan fría. Era obvio que su tía ya sabía de quien se trataba. La tomó del brazo y se la llevó. Su tía era una mujer muy amable, carismática y era muy difí
Dos meses después.París, Francia.—¿Estás segura de esta decisión? —Cuestionó Jérémie. Él no parecía para nada convencido y era obvio que la idea le desagradaba. Pero a ella poco o nada le importaba lo que él opinara. Ya había tomado su decisión, y nada la hará desistir.—Muy segura.—Jessi —él se acercó a ella y la tomó de los hombros— Podrías pensarlo un poco más, estás hablando de dejar atrás todo…—Ya hemos hablado de esto antes —muchas veces diría ella.Desde que volvió de su viaje le había contado sus planes. Además, había contratado a una asistente y le había enseñado todo lo que sabía sobre escoger a modelos nuevos con un gran potencial y llevarlos a las mejores pasarelas de Europa.—No estoy dejando mi trabajo, solo lo estoy llevando a otro continente. Puedo conseguirte a los mejores desde allá. —Pero no dudaría en dejar todo de ser necesario.—Se que podrías, pero sabes que los mejores están aquí.—Bueno, tu madre no pensaba lo mismo cuando me dio la oportunidad de modelar.
Jessica ya no estaba segura de que aceptar aquel paseo con William era buena idea. ¿En qué estaba pensando cuando decidió aceptar? Ella solo quería demostrarle que hiciera lo que hiciera, no iba a enredarse con él, y William tendría que aceptarlo. Ya no podía seguirse escondiendo de él, debía afrontarlo. No necesitaba un romance justo ahora, mucho menos a nadie que estuviera diciéndole todo el tiempo que hacer. Estaba ahí por un solo motivo y ese era cuidar de su hija.El toque en su puerta la hizo dar un respingo.—¿Jessica? —era él— Se sintió tentada a no responder y esconderse todo el día en su habitación— Ni siquiera pienses en echarte para atrás.«Idiota» —Pensó— ¿Es que acaso sabía lo que pasaba por su mente?Se dio una última mirada en el espejo antes de ir a abrir la puerta.—No tenías por qué subir hasta aquí. —dijo en cuanto abrió. Fijó la mirada en él, pero lo encontró recorriéndola con su mirada. Llevaba unos vaqueros ajustados y una blusa de tirantes. En sus manos aún ten
Jessica se quedó debajo del agua por un largo rato. Ni el agua fría podía apagar el fuego que él había dejado en su cuerpo con sus besos y sus manos en cada parte que la tocaron, incluso sus palabras la habían provocado de una manera que nadie había tenido el poder de hacerlo. Se negó a acariciarse ella misma para aliviar un poco el deseo que la estaba consumiendo, nunca lo había hecho y no iba a empezar ahora. Aún tenía el control o al menos eso esperaba.En su vida había tenido algunas aventuras, tomaba todo el placer que podían otorgarle y eso era todo. Ni siquiera le gustaba compartir su cama con nadie mientras dormía. Tampoco tenía la necesidad de ir en busca de una aventura, ellos venían hasta ella, y solo tenía que elegir.«¿Y si solo tenía sexo con él?»—NO —dijo descartando la idea de su mente tan rápido como apareció. Dejó de torturarse y terminó su baño. Bajó a la primera planta, ahí la esperaban Alexander y Ariadna para cenar.—Madre, escuché que recibió un obsequio.—¿Obs
Las palabras de Alexander resonaban en su cabeza mientras permanecía en el mismo lugar. No estaba de acuerdo con él en dejar a su hermano dormir en aquel lugar.Jessica no pensó mucho en su decisión, algo que se estaba haciendo muy común en ella desde hace unos días. Cuando se dio cuenta de lo que hacía ya había llegado a las caballerizas.Se dijo que solo iba para asegurarse de que él estuviera bien.Al entrar lo primero que hizo fue buscarlo. Creyó que lo encontraría tirado sobre paja en algún rincón. Pero él estaba de pie, o al menos lo intentaba mientras conversaba con estrella.—¿Sabes? Eres muy bonita, por eso te elegí —le decía a la yegua. Jessica no pudo evitar sonreír.—¿Estás coqueteándole a ella también? —William la miró y luego al animal.—Oh, miren a quien tenemos aquí. Es tu dueña. —siguió él conversando con el animal— Pero quizás pronto ya no lo sea. Ella podría abandonarnos.—Estrella necesita descansar, y tú también —Ella se acercó a él y lo tomó del brazo— Vamos, te
Jessica sintió como si hubiera recibido una puñalada en su corazón. Y por su mente cruzaron cientos de terribles escenarios. Su respiración se le dificultó y su vista comenzó a empañarse.—¿Qué?—Fue un accidente con uno de los caballos…—¿Él está bien? —preguntó y se obligó a respirar para intentar mantener la calma.—No lo sé, recibió algunos golpes y…—¿En qué hospital? —Max le dio el nombre y luego colgó.—¿Qué pasó? —preguntó su amigo al verla tan preocupada. Ella tomó su bolso y se colocó de pie.—El hermano de Alexander sufrió un accidente. Lo siento debo irme.—Voy contigo.—No es necesario.—No te ves en condiciones de conducir —él estiró su mano— las llaves.Jessica decidió dejar que la acompañara, perdería más tiempo si tratara de conversarlo de lo contrario.Durante el viaje no podía dejar de mover sus manos con nerviosismo. Esperaba que no fuera nada grave y que él pronto estuviera de regreso en su casa. Era lo único que pedía.—¿Estás bien? —La voz de Jérémie y su mano s
Jessica palideció cuando se dio cuenta de que William recordaba todo lo que habían hecho la noche anterior. Las marcas en su piel eran la evidencia de la noche de pasión que ambos habían tenido.Después de pasar tiempo con él en el hospital sin que él lo mencionara, asumió que William no recordaba nada, se había sentido aliviada por eso. Pero ahora se sentía avergonzada, como si la hubiesen atrapado haciendo algo malo.La cantidad de alcohol que tomó debió de ayudar en algo. ¡Malas noticias! El alcohol pareció no darle ese efecto a él.Al llegar a casa y estacionar el auto, se bajó tan rápido que no le importó dejarlo atrás. Ahora era ella quien necesitaba más de un trago para poder enfrentarlo. Pasó directo al mini bar que Alexander tenía en su despacho y se sirvió un vaso con Whisky, y luego otro.—¿Acaso quieres embriagarte? —preguntó William colocando su mano sobre la de ella antes de que se sirviera otro trago.—¿Por qué no lo mencionaste en cuanto nos vimos?—Precisamente por es