Por la sonrisa que Charlotte tenía en su rostro, era obvio que solo estaba tratando de fastidiarla y con suerte crear un problema entre ella y Alexander. Estaba dispuesta a ponerla en su lugar, pero su esposo pareció leer sus intenciones. Él rodeó su cintura y la sacó del restaurante. —Esa mujer está loca —musitó ella cuando ambos estaban dentro de su auto. Alexander se inclinó hacia ella para abrocharle el cinturón, después la miró y tomó su barbilla. —Solo quiere provocarte. No dejes que se salga con la suya. —Ella lo sabía y lo peor es que Charlotte había logrado molestarla. No había sido tanto por lo que dijo. Sino por haberlo dicho frente a su esposo. Ahora estaba más segura que Charlotte quería dañar su relación con Alexander. —Este bebé es tuyo y mío, fruto de nuestro amor ¿Sabes que jamás pensaría siquiera en ponerle a nuestro hijo… —Lo sé, cariño. No tienes nada de qué preocuparte ¿de acuerdo? —ella le dio una sonrisa. Así es como quería verla siempre. —De acuerdo. Se
—Fue por envidia, mamá. Tú hija se enamoró de Alexander Green —Su hermana lo fulminó con la mirada. Su hermano era un traidor por delatarla. —¿Es eso cierto, Charlotte? —No —Su respuesta no fue muy convincente. —Esto no puede estar pasándome. —Mila frotó su cien como si eso pudiera aliviar su dolor de cabeza— Saben muy bien que no quiero que ninguno de mis hijos se involucre de esa forma con un granjero. Es por eso que nunca acepté la relación de Oliver con Ariadna Kelly. Esa postura de su madre aún era un misterio para ellos. —¿Podrías explicarnos por qué, mamá? La familia Green tiene tanto dinero como nosotros y no viven solo de sus granjas, tienen otros negocios. Y los Kelly tienen las mejores granjas de todo el país. Eso, sin contar que Ariadna es la única hija de Jessica Fowler y sin duda ella heredará su fortuna. Mila nunca ha compartido con nadie esa parte de su vida y quizás nunca lo haga, menos con sus hijos. Desde hace muchos años odia a todos los granjeros, en especial
Alexander tomó la maleta que habían llevado y la colocó sobre la cama. Ya estaban dentro de la habitación que la madre de Jack le había preparado para que descansaran.—¿Qué haces, amor? —preguntó ella.—Busco algo cómodo para ti ¿quieres darte una ducha primero? —Era conmovedor como después de todo, él estaba tan pendiente de ella, incluso cuando él mismo no la estaba pasando bien.Ariadna lo tomó de sus manos e hizo que se sentara sobre la cama.—Mírame —musitó ella— estoy bien —Le dio un beso en los labios. Sabía lo tenso y preocupado que él había estado desde que se enteró del accidente de su amigo. Era su esposo quien necesitaba relajarse un poco y también descansar. Y para eso estaba ella, para cuidar de él.Le quitó los zapatos y luego ella subió de rodillas a la cama y se colocó detrás de él. Llevó sus manos hasta sus hombros y empezó a masajearlos.—Apóyate en mí ¿Sí? Soy tu esposa y estaré aquí para ti siempre, como sé que tú lo estarás para mí.—Lo sé. Gracias por venir.—T
Alexander y Ariadna se colocaron de pie cuando el timbre sonó. Jessica les había avisado que llegaría ese día. Luego de enterarse de que sería abuela, terminó el trabajo que estaba haciendo en Francia y viajó a Nueva Zelanda.A diferencia de la reacción que sabía que tendrían su Padre y Emma, Ariadna no sabía que reacción esperar por parte de su madre. Cuando la llamó para darle la noticia hace algunos días luego de volver de Willington, su madre no había hecho ningún comentario y se había limitado a felicitarla.—Madre —musitó.Jessica les dio una sonrisa de oreja a oreja mientras se acercaba a ellos. La abrazó primero y luego besó su mejilla. Repitió lo mismo con él.—Si tenías trabajo no tenías que venir. Aún falta mucho para que nazca el bebé.—Lo sé. Pero quise hacerlo. Felicidades.—Gracias —dijeron al mismo tiempo.—¿Entonces, estás feliz? —preguntó ella aún con dudas.—¿Cómo no estarlo? Eres mi única hija. El tiempo se pasa volando y quiero disfrutar de esta nueva etapa tanto
Kayla dio un paso hacia ella. —¿Quieres verlos de cerca? —Ariadna centró su mirada en ella— Debiste morir con él. —¿Disculpa? —Ariadna estaba confundida. —¿Sabes? estos pendientes me los regaló la noche de su despedida de soltero. Fue una noche larga y la pasamos muy bien. —¿De qué rayos estás hablando? —Aquella conversación no era la que esperaba tener con esa mujer. —¿Cariño, está todo bien? —interrumpió su madre. Jessica estaba detrás de Kayla. Se colocó al lado de su hija y fue entonces que vio de quien se trataba. Ella había visto a la misma mujer en el funeral de Oliver. Lo recordaba porque ella había llamado su atención. Estaba alejada de todos y parecía tener la mirada perdida. —¿Tú? —Ariadna desvió su mirada de ella a su madre. —¿La conoces? —Talvez no lo recuerde, pero tuve la suerte de encontrarme con ella en un restaurante Japones en Australia. Ella amablemente me dio su autógrafo. —respondió Kayla en lugar de su madre. Jessica hizo memoria. Recordaba a una mujer
Nyree acompañó a sus colegas hasta la puerta y se despidió de ellos. Esa noche se habían reunido después del trabajo para finalizar algunos trabajos que estaban retrasados. Había estado trabajando horas extras los últimos días. Cuando quería lograr un resultado, no se detenía hasta conseguirlo.Estaba debatiéndose en si quedarse a dormir ahí o ir a casa de sus padres. Le tomaría una media hora conducir hasta allá y estaba muy cansada. Pero se sintió más dispuesta al recordar que el día siguiente sería sábado y le gustaría amanecer con su hijo en brazos. Así que se decidió por ir a casa, pero antes tomaría una ducha, eso la ayudará a espabilarse.Estaba saliendo del baño con un albornoz y una toalla sobre su cabeza cuando alguien tocó a la puerta. Pensó en que debía ser alguno de sus compañeros, quizás había olvidado algo. Miró el lugar en donde habían estado trabajado, pero solo estaban sus cosas.Abrió la puerta y su corazón aceleró sus latidos en cuanto vio a Jack de pie frente a el
Algunos meses después.Las negociaciones con los italianos hace unos meses atrás no había salido como esperaban. El posible cliente que se había interesado en hacer negocios con Zelgreen, eligió una oferta más barata de otro comercializador.La situación para ellos se había puesto un poco difícil durante esos meses con la competencia. Pero Zelgreen, jamás se rindió. Lograron demostrar la calidad de sus kiwis y harían un segundo intento por colocarse en el mercado europeo. Otros productores de kiwis se habían unido a la cooperativa y cada vez eran más reconocidos en Oceanía, China y Japón.—¿Segura que estarás bien? —preguntó como por décima vez. Aún faltaba poco más de dos meses para que su esposa diera a luz, pero Alexander no estaba bien con la idea de tener que dejarla por varios días. Él y su padre debían viajar a Alemania y conseguir un contrato en ese país. Ya habían enviado algunas cajas de kiwis como muestras y los europeos habían quedado encantados con el delicioso sabor de l
Ariadna caminó por el centro comercial mientras disfruta de un helado. A su lado Nyree hacía lo mismo mientras Jack llevaba en brazos al pequeño Noah.—Papá —dijo de pronto el niño, tan claro y fuerte que no hubo dudas. Jack se detuvo de golpe y observó al pequeño como si aún no lo creyera.Ariadna y Nyree también detuvieron sus pasos y se giraron para verlos.—¿Qué dijiste? —preguntó Jack. Noah respondió con una frase algo larga difícil de entenderle.—Lo escucharon ¿Verdad? Me dijo papá.—Pa-pá —repitió el niño.La sonrisa de Jack se hizo más grande y los ojos de Nyree se volvieron acuosos. La pareja no había tardado nada en formalizar su relación hace unos meses atrás luego de hablar con los padres de ella. John, el padre de Nyree no estaba del todo convencido, pero a Jack solo le importaba la confianza que su novia había puesto en él. Y se aseguraría de no defraudarla. Después fue el turno de hablar con los padres de Jack. Él se la había presentado oficialmente a su familia y tamb