Capítulo 31

Hablar sin decir nada en realidad

Elías.

— ¡Un brindis por los recién casados!—vocifera una viejo gordo desde el medio de la sala, a penas y se puede mantener en pie de lo ebrio que está.

Elza prueba el líquido de su copa y sin que nadie cree ellala mire lo echa en la planta que colocaron en una esquina de la mesa.

—Iré al baño—aviso, para que ambas mujeres no se extrañen.

La señora María no para de moverse incomoda sobre su silla por como la ven otras personas, la hija en su defecto está tan concentrada en el portavasos que le da igual por estos momentos lo que suceda alrededor. Quiero creer que es por el aviso que le di antes de salir de casa, pero puede ser también porque su ex novio bailara animado con su pareja muy cerca de nosotros.<

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