_ No hay modo fácil de hacer las cosas querida, y quizás sea doloroso y te resulte incómodo. Pero ha llegado el momento de que utilices tu ingenio, tu valentía y osadía, y te conviertas en una mujer fuerte y luchadora, ya es hora de que dejes atrás la tímida y dulce niña y saques a la mujer hermosa y fuerte que se que eres, ten más confianza en ti Hanah_ Continuó su tía Katherine_ Hanah, dime una cosa, y se sincera. El no casarte con Ares Prokopis es la verdadera razón por la que no quieres volver a casa?_ La joven se sobresalto_ Monique me hablo de tu interés por el joven Ares, desde mucho antes de que empezara todo este embrollo. Al principio noté que solo buscaba de ridiculizarte ante los demás, y entendí que se trataba de celos de hermanas los cuales son normales en una relación como la de ambas, en constante competencia, tú misma hiciste que tú hermana se aprovechará de ti, venerandola e imitandola, queriendo ser como ella, sin ver más allá de tus narices, sin darte cuenta que en
Hanah se encontraba en el pintoresco mercado del pequeño pueblo, haciéndole las compras habituales a su tía Katherine. Iba sumida en sus pensamientos, y no advirtió la presencia de un obstáculo en su camino. Solo en el último momento, cuando ya casi había chocado contra un hombre alto e imponente, intentó esquivarlo, pero perdió el equilibrio en el movimiento y, justo cuando iba a caer, un par de brazos la agarraron con firmeza y le hicieron recobrar la estabilidad.Entonces con el corazón acelerado, se atrevió a mirar al hombre de corbata azul que la había rescatado, Ares Prokopis la contempló con una expresión atractiva, fría y pasiva al mismo tiempo.Hanah se estremeció entre sus brazos, abrió y cerró la boca sin pronunciar ninguna palabra, y encajo con pánico la mirada brillante de aquella fiera que la tenía entre sus garras._ No hay un solo lugar en todo el mundo donde puedas esconderte de mi_ le dijo Area con calma, como sentencia definitiva_ El juego ha terminado Hanah Marsha
La iglesia estaba en un pequeño y pintoresco pueblo al norte de Birmingham, era quince de diciembre, nevaba y hacia frío. Ares le había comprado un hermoso y sencillo vestido rojo. El sacerdote y su tía Katherine esperaban a un lado del altar.Aquella mañana Ares había mandado su limusina a buscarla a ella y su tía Katherine, a su casa, para conducirlas hasta la pequeña localidad donde se iba a realizar la boda. Hanah había accedido a casarse gracias a la intervención de su tía quien le dijo que afrontará las cosas y dejará de huir. Pero su única condición era de que la ceremonia se realizará en Inglaterra, solo ellos sin nadie más. Hanah no quería pasar por la parafernalia de fiestas, ni reuniones, ni nada de lo que conllevará la realización de una boda, porqué sabía que no era un vínculo real, Ares solo quería limpiar su ilustre apellido, y Hanah solo quería que la dejara en paz, deseaba que todo aquello acabara."Hoy voy a casarme". Este es el día de mi boda. Se repetía incrédula.
Hanah aún no podía creer que Ares le haya dado los día libre a la cocinera solo para que ella se tuviera que quedar en la cocina mientras él se pavoneaba de un lado a otro dentro de la villa. Que hombre tan arrogante y tan machista. pensó la joven._ Está listo el desayuno esposa mía_ dijo Ares entrando a la cocina en tono burlón_ Hace un día estupendo para nadar. No lo crees?Hanah le echó una mirada asesina, mientras le servía el café y le colaba un plato en frente con algunas frutas tropicales en trozos y unas tostadas._ Y la mermelada?_ dijo él para provocarla._ Que edad tienes, cinco años_ le dijo la chica irritada._ Treinta y ... algo. porque estás tan huraña hoy?_ dijo él_ Estás en una isla paradisíaca, aprovecha el momento, dudo que tengas otra oportunidad._ Tan viejo?_ dijo Hanah para clavarle un puñal a su ego_ Donde tienes guardado el bastón anciano?_ Tú, Hanah Marshall_ repuso él, levantándose y tomándola por los hombros_ Eres una jovencita impertinente, y desde luego
_ Ya descubrirás que ese «insoportable> es uno de los adjetivos más suaves que pueden aplicarse a mi carácter _ la fiera mirada que le lanzó la disuadió de replicar._ Estás se broma? De verdad me piensas recluir en mi habitación como si yo fuera una cría malcriada_ dijo Hanah enojada.Ares le sostuvo la mirada y asió el picaporte para abrirle la puerta y se echó a un lado para dejarla pasar._ Espero que en este tiempo a solas recapacites por tus acciones Hanah_ dijo en tono serio._ Idiota_ gritó Hanah furiosa cuando él cerró la puerta.Hanah estaba sentada junto a la ventana de su habitación cuando Ares entró con una bandeja en la mano llena de comida._ No te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar_ dijo ella en tono áspero._ Veo que no te ha cambiado el humor querida esposa, te traje el almuerzo, lo prepare especialmente para tí_ se burló él._ Quiero el divorcio_ dijo ella secamente._ Pero si apenas nos casamos ayer_ dijo Ares sonriendo. y salió de la habitación.Hanah se
Hanah estaba sola en la villa, por fin se podía relajar y disfrutar del hermoso paraíso tropical sin tener a Ares cerca distrayendola con sus hermosos ojos verdes esmeralda, sus piernas bien definidas bajo sus pantaloncillos cortos de verano, y su hermoso cabello oscuro el cual deseaba acariciar para descubrir si era tan suave como lo imaginaba.Ese hombre la atraía como polilla a la luz, peligrosamente seductor, y salvaje. Se había prometido no dejarse embaucar nuevamente por sus encantos, pero Ares era un hombre experimentado. Un experto en tentarla y dejarla con ganas de probar mucho máss, y ella solo era una joven inexperta, nunca había tenía novio, ni pretendientes. Cómo iba a jugar en su campo cuando no tenía idea de cómo hacerlo, en sus libros las protagonistas nunca tuvieron que afrontar situaciones tan difíciles como las que ella estaba viviendo en esos momentos, las princesas de los libros que leía tenían a su lado a gallardos príncipes, caballeros honorables y amorosos, nin
En la última copa de vino la joven pensó qué, después de todo si podría enfrentar la oscuridad, estaba intentando llegar a su habitación envuelta en las penumbras cuando escuchó un ruido en la puerta de entrada que la dejó paralizada por completo.Miró a todos lados buscando algo que pudiera utilizar para defenderse, agarró una piedra de cuarzo grande que adornaba una de las mesitas del salón de estar, y se metió detrás de uno de los sofás se sentó en silencio sintiendo como todo daba vueltas a su alrededor, y al escuchar el ruido de la puerta abriéndose, su corazón empezó a latir con fuerza. Cuando intento incorporarse para optar una mejor posición de ataque sintió que el suelo se movía; estuvo a punto de soltar la piedra. Cuando pasó el mareo, escuchó con atención y se relajó un poco, pues lo único que percibió fue el sonido del viento y de los relámpagos de la tormenta que se desataba afuera._ Calmate Hanah, no seas paranoica_ se dijo a si misma_ Eso solo la tempestad.Entonces el
Ella abrió los párpados que sentía muy pesados, y se encontró con el rostro de él a unos centímetros de distancia._ No quiero ir a mi habitación_ murmuró_ Quiero quedarme contigo, por favor._ Para que después lo lamentes!_ Ares trato de ponerla de pie, pero Hanah hizo un movimiento brusco y lo hizo perder el equilibrio, por qué que cayeron juntos en la cama._ Por favor, Ares_ suplicó la joven y colocó sus manos en el pecho desnudo del hombre que solo tenía una toalla envuelta en la cintura_ No me gusta la oscuridad, no quiero estar sola_ se acercó más a él mientras hablaba. Ares se tensó y dejó escapar un gemido._ No sabes lo que pides Hanah_ dijo él mientras sus ojos brillaban en la oscuridad como dos gemas preciosas.Sin poder evitarlo, él deslizó una mano hasta el cabello sedoso de la joven y con la otra oprimío la espalda, atrayéndola más.Hanah lo miró con la vista nublada, sentía las extremidades relajadas. La piel de Ares olía a fresco después del baño, la joven deslizó un