Cuando Daniela salió de la habitación, Paul y Andrea se quedaron viendo el uno al otro durante un tiempo. En ese momento de silencio, cargado de tensión y expectativa, Paul y Andrea se encontraban en una encrucijada de emociones y pensamientos no dichos. La salida de Daniela había dejado un vacío en la habitación, un espacio que ahora estaba lleno de posibilidades. ¿Qué palabras se cruzarían entre ellos? ¿Qué secretos o confesiones emergerían en la quietud de ese instante? Solo el tiempo diría si ese silencio sería el preludio de una nueva comprensión o el eco de oportunidades perdidas. Mientras tanto, el reloj seguía su marcha inexorable, marcando el ritmo de un encuentro que podría cambiarlo todo.— Se muy bien lo que la clase de hombre como usted espera de jóvenes como mi hija, pero solo le advierto que no lo voy a permitir — A simple vista se veía de Andrea estaba muy enojada y claro tenía toda la razón al desconfiar de Paul. Siendo el tampoco dejaría qué nadie jugará con su hija
Después de un tiempo, Paul y Andrea hablaron por un buen rato, mientras Samanta y Daniela hablaban de cosas triviales.Daniela está un poco preocupada por lo que Paul le estuviera diciendo a su madre. Pensaba que estaba haciendo un buen trabajo al ocultarlo de Samanta, cosa que se le daba muy mal.— Daniela, no te angusties, Paul es un buen chico y la verdad no haría nada malo para perjudicar A tu madre— la voz suave de Samanta trajo a la chica a La realidad, y aunque sintiéndose un poco intranquila no objeto nada.— Yo lo sé, confío en él, pero no sé quién podría hacerle esto a mi mamá. Nunca la he visto cerca de ninguna otra persona. ¿Quién querría hacerle daño? — los ojos llorosos de Daniela conmovieron a la mujer, y la atrajo hacia sus brazos para reconfortarla un poco.En la penumbra de la incertidumbre, Daniela se encontraba atrapada en una maraña de emociones. La preocupación por su madre y la confianza en Paul luchaban dentro de ella, creando un torbellino de dudas y temores.
Los padres de Hans No Entendían el silencio de su hijo pues es bien sabido que al hombre le gustaba siempre hablar con ellos.— ¿Hijo te pasa algo? — pregunto su madre Ana al verlo tan callado desde el espejo retrovisor.Hans igualmente la vio a ella.— Madre, no sé ni por donde comenzar, vamos aún lugar para hablar, los problemas con la empresa no están yendo por su mejor momento— Ana y Raúl, pudieron ver el gesto qué hizo su hijo, porque de alguna manera entendieron que lo que Paul tenía que decir era de suma importancia, ellos presentían que algo muy grande estaba a punto de cambiar.Después de un tiempo Hans aparco el automóvil en el estacionamiento de un café cercano a su compañía, pues los cafés de ese lugar, más su atención eran los mejores de ese lugar por la zona.Los tres entraron al café, tomaron asiento mientras una mesera Los atendía,— buenos días, Aquí les Entrego el menú cuando quieran ordenar por favor solo toquen el timbre y los atenderé enseguida.Después de un tiem
Paul condujo por un largo tiempo, y todo el rato le echaba un ojo a la mujer que tenía al lado, de vez en cuando acomodada su cabeza que se deslizaba hacia la ventana. Cuando por fin llego a su hogar estacionó el auto, después de un rato lo apago y salió, dio la vuelta y abrió la puerta donde se encontraba Daniela, desabrocho el cinturón y la tomo en sus brazos. Luego de que el personal abriera la puerta, continuó caminando para subir las escaleras hacia su habitación. Al acercar a Daniela a su cama, la colocó con mucho cuidado. Después de que Paul acostó a Daniela se sentó a su lado admirándola, con su mano suavemente acarició el cabello, después soltó un suspiro y se levantó camino hacia la puerta para salir y dirigirse abajo donde se encontraba el personal. —Puedes hacer un poco de sopa ligera, para cuando ella despierte, estaré en mi despacho atendiendo algunos asuntos. Me avisan cuando esté despierta. Después de dejar instruido lo que la cocinera tenía que hacer, se dirigió h
—Como es que esos idiotas aún no han podido encontrar a esa estúpida— Carolina estaba más que enfadada, pues la mujer en su desespero no se había dado cuenta de que se estaba exponiendo a quedar descubierta, ella tenía que hacer algo para volver a encontrar a Andrea y de una vez por todas acabar con esa mujer, pues eso era lo que debía haber hecho hace mucho tiempo.Hans había estado estudiándola y mandó a unos de sus hombres a seguirla, tenía que estar seguro de que esa mujer no haría nada encontrá de Andrea, no ahora que por fin la había vuelto a encontrar. Solo faltaba poco para volver a tenerla, volver a tocarla y verla, sus manos picaban por volver abraza a su mujer, la mujer que creyó que había perdido, pero que sabía que ahora la volvía a tener.Carolina salió esa misma mañana a encontrarse con uno de los hombres que había dispuesto a la búsqueda de Andrea, no sabía que la estaban siguiendo y que sus planes quedarían expuestos. —Andrea no puede volver con la familia, ella tien
Daniela y Paul no habían podido dormir bien en toda la noche, Daniela estaba tan preocupada por su madre que solo pudo dar vueltas por toda la cama, a media noche salió de la habitación hacia la cocina, quería un poco de leche tibia para poder conciliar el sueño. Paul estaba en la repisa de la cocina, se encontraba sentado y con un bol de cereal mientras revisaba Los balances de su empresa, toda la Situación con Daniela y por lo que estaba pasando la amiga de su madre lo tenía en un limbo. La verdad es joven, no sabía qué hacer. Soltó un suspiro y luego levantó la mirada al sentir que alguien lo estaba observando; era Daniela que con esa mirada perdida y con ojeras debajo de sus ojos estaba de pie en la entrada de la cocina. —¿Te sientes bien cariño? — Las palabras de Paul lograron sacar a Daniela del lugar en donde se encontraba. —Si solo he venido por un poco de leche tibia para poder dormir, mañana tengo que asistir a la universidad, después tengo que ir a hacer mis turnos al t
Hans, quien había acompañado a Andrea a descansar, veía ahora a su mujer, más madura y aunque han pasado casi 20 años seguía siendo una mujer hermosa, aunque su cara demacrada y un poco pálida le hacía doler el corazón, tenía el sentimiento de haber encontrado el tesoro que hace tiempo había perdido.—Sigues siendo igual de hermosa de cómo te recordaba— susurró para él mismo mientras le hacía cariños a la mujer, estaba en esa paz que se sentía, soltó un suspiro, y se acomodó a la fuente de calor que le proporcionaba la mano de Hans.Carolina estaba de vuelta, una leona en furia, puesto que no sabía cómo sus planes se podían venir abajo por esa mujer. Tenía que hacer algo y lo tenía que hacer ahora, no podía esperar a que todos los años de triunfo se viniera abajo como el lodo por culpa de Andrea.—¡Ah! Debí matarte cuando pude— exclamó para sí mismo en la habitación mientras tiraba de las sábanas de la casa, no podía hacer ruido o vendrías los idiotas de los padres de Hans y se darían
—¿Por qué tuvo que pasar esto ahora?— pensaba, mientras el agua fría le ayudaba a despejar un poco su mente. —Debería estar con ella, no aquí, pretendiendo que todo está bien. La presión de mantener su beca y continuar con sus estudios se sentía como una carga insoportable. Sabía que su madre quería que siguiera adelante, pero la culpa de no estar en el hospital la consumía. Cada paso que daba hacia la universidad se sentía como una traición a su madre. —Tengo que ser fuerte,— se repetía una y otra vez, tratando de convencerse. Pero la verdad era que se sentía débil y perdida. La preocupación por su madre y el miedo a perderla la mantenían en un estado constante de ansiedad. Cuando Paul le preparó el desayuno, Daniela intentó sonreír, pero la tristeza en sus ojos era evidente. Agradecía el esfuerzo de Paul, pero no podía evitar sentirse sola en su dolor. Cada bocado de comida se sentía insípido, y aunque sabía que necesitaba comer para mantener sus fuerzas, apenas podía tragar.