Albeth Miraba para todos lados buscando a Valeria, pero no la encontraba. Karelia se me acercó y me hizo plática. Le pregunté si había atendido a todos los invitados como se debía, y me dijo que sí.—Se ve muy bien, me gusta su traje —Expreso ella sonriendo, pero no sé por qué me sentía tan preocupado.—Bueno, Karelia, hablamos luego, está bien.—Por cierto, no veo a su esposa.—Sí, la estoy buscando, pero no la encuentro.—¿En serio? Bueno, quizás se fue a acostar. Parece que no le gusta estar entre la gente. —Mi esposa es así, y nadie la va a cambiar. Ve a buscar qué hacer.—Bueno, me voy patrón.—¿Has visto a Valeria?—Le pregunté a uno de los guardias.—Sí, se fue al jardín.—¿Al jardín?— Sí, señor y hace poco pasó el señor Patricio.—Patricio— mencione dudoso.Cuando fui al jardín, escuché un grito. Rápidamente busqué a Valeria.—¡Valeria! ¡Valeria! —grité mientras miraba en todas direcciones buscando.—Alberth ayúdame— escuché la voz de Valeria.Al acercarme, el maldito de Pa
VALERIA.Quería huir desesperadamente de este ambiente tan repugnante. ¿Cómo era posible que me sucediera esto? ¿En qué momento dejé que esto me pasara? Si podía defenderme, ¿por qué no lo hice? ¿Qué me pasó? Desesperada queria salir de esta villa, eso fue lo único que elegí. Le pedí a la tía Gloria que me ayudara a salir de aquí cuanto antes. Ahora estábamos preparándonos para irnos. Sé que Alberth no tuvo la culpa de nada, sin embargo, estuvo con esa criada mientras ese maldito intentaba abusar de mí. Aún siento náuseas al pensar en sus toques en mi cuerpo, en su boca sucia. Quiero gritar de la impotencia.—Cariño —susurró Alberth a mi lado, su voz llena de preocupación.Me alejé un poco; no quería que me tocara. Sentía asco de mi propio cuerpo.—Sé que tengo la culpa por haberte dejado sola —continuó, con un tono de voz tan roto que casi no lo reconocí.—No hables más —respondí, tratando de mantener la calma mientras un nudo se formaba en mi garganta—. Solo apresúrate, quiero irme
AlberthHabían pasado varios días desde aquel horrible acontecimiento que afectó a mi esposa. Gracias a Dios, logré ganar el caso y ese maldito hombre va a pudrirse en la cárcel por todo lo que ha hecho. Cancelé los papeles del contrato de arrendamiento para las crías de ganado que firmé con él. Al parecer, además de todo, estaba involucrado en una mala inversión, lo que resultó en más años de cárcel. Mi testimonio fue clave para eso. Me enteré de que los otros presos lo han golpeado por "violador", y aunque aún no tengo detalles sobre su estado, no me interesa. Lo único que deseo es que pague por lo que le hizo a Valeria.Dejé todo lo que estaba haciendo y me levanté para ir al hospital. Quería que Valeria, se hiciera unos exámenes para revisar las heridas que le quedaron y también que hablara con un profesional para tratar las secuelas emocionales. Dudaba que aceptara un psicólogo, pero creí que tal vez una psicóloga podría ayudarla. Al llegar a la clínica, entre a mi consultorio, l
Valeria.Salí a caminar al jardín, dejándome llevar por el aroma de las flores que me rodeaban. Sonreí mientras mis pensamientos viajaban hacia mi padre. Me preguntaba si todo había sido parte de su plan, si había buscado juntar a Alberth y a mí, ya que nos conocíamos desde hace tanto tiempo. Pero en ese lugar, donde ocurrió ese acontecimiento que ahora ni quiero recordar preferiría olvidar, ese maldito momento, a pesar de eso, cuando recuerdo a mi padre, una sonrisa se dibuja en mi rostro, y trato de sentirme satisfecha, con sus recuerdos de cuando era una niña.Pero, por otro lado, por más que trataba de sacarlo de mi mente, la imagen de ese hombre asqueroso seguía atormentándome. No podía olvidar su boca, su mano repugnante que intentaba invadir mi espacio. Con un suspiro de frustración, me dirigí a la piscina. Me tiré al agua con la esperanza de relajarme, de dejar que el peso de mis pensamientos se disolviera con cada brazada. Sin embargo, el agua me hizo recordar el lago... aquel
Alberth.Valeria y yo quedamos pensativos al escuchar el video póstumo que dejó Edward. Además del bebé, teníamos que ir a la mansión a buscar ese sótano, encontrar pruebas y descubrir cómo llegar al culpable y a las personas que han estado detrás de Valeria. Sabíamos que los que mataron a Edward eran los mismos que acabaron con Jovanny.—Esto es Demasiado, como es posible. Que teniendo pruebas no hemos dado con los culpables.—Tranquila Cariño, se que es difícil, quizás tu padre temía que algo te sucediera.Mi esposa asintió, estaba triste por todo lo que ha pasado y lo peor no poder atrapar al asesino. La abracé y le di un beso, y nos quedamos así, abrazados, ambos reflexionando sobre lo que habíamos visto en el video. No teníamos idea de cómo proceder.Al día siguiente, desperté temprano para ir a ver la mansión de Valeria, me bañé, me vestí y llamé a los investigadores junto con mi guardia, para realizar este trabajo. Decidimos ir a temprano pero Valeria me pidió que la llevara a
Valeria.Era una locura que estuviera pensando en quedar embarazada. Pero no tenía dudas de lo que debía hacer. Tal vez tener un bebé era una buena manera de intentar olvidar todo lo que había pasado y a los seres más queridos que había perdido. Además, ayudaría a que mi familia dejara de joder con mi herencia. Quizás también nos ayudaría a Alberth y a mí a estar más unidos, aunque, como dice el dicho, nada retiene a un hombre a estar con una mujer. Sin embargo, estoy segura de que Alberth es un buen hombre y será un buen padre.Me metí en la ducha, dejando que el agua relajara mi cuerpo. Mientras el vapor llenaba el baño, mis pensamientos volaron hacia la noche anterior. A pesar del miedo que sentí al estar íntimamente con Alberth, su amor y la manera en que me trató me hicieron sentir en el paraíso, como si nada más importara en ese momento. Solté un suspiro frustrado, recordando que, aunque había decidido cumplir con lo que mi padre me pedía, no lograba entender cómo era posible que
Valeria.Me quedé paralizada al ver a Jocelyn en este lugar. Su rostro, cubierto de moretones, me llenó de una mezcla de sorpresa y temor. Justo en ese instante, apareció el hombre con quien pretendía asociarme, pero algo en su actitud me puso en alerta. Estaba visiblemente alterado y, para mi horror, jaló brutalmente el cabello de Jocelyn. Cuando me vio de pie, su cuerpo se tensó y se detuvo en seco.—Buenas tardes—mencionó intentando sonar calmado—¿Qué hace usted aquí?Jocelyn, avergonzada, se acercó y cubrió su rostro. Me miró con los ojos llenos de desesperación.—¿Tú qué haces aquí? —me preguntó con voz temblorosa.Sentí un nudo en la garganta. Todo en mi interior me decía que debía irme, ni siquiera quería responderles.—Creo que me equivoqué... me voy —murmuré, dando un paso atrás.—No, espera, señorita, no se vaya -insistió él moreno maltratados, con un mezcla de súplica y orden-¿Venías a buscarme?—Sí, pero creo que será en otro momento.—Tranquila, por favor. Solo déjame arr
Albeth Llegué a la mansión y justo al aparcar mi auto, vi el coche de Valeria detenerse en el porche. Bajé rápidamente y la observé mientras salía del vehículo. Su cabello estaba desaliñado, y no pude evitar sentir preocupación.—¿Qué sucede, cariño? ¿De dónde vienes a esta hora? Pensé que estabas en la casa.Valeria me miró, visiblemente incómoda.—Podemos hablar en privado. Aqui Alberth, no se puede, siento que hay muchos oídos atentos. No confío en Martha—Susurró cerca de mi oído.La miré con seriedad, y algo sorprendido, pensé que solo yo desconfiaba de esa señora.—¿Estás hablando en serio? Bueno, vamos, entremos a la habitación.Al entrar, nos cruzamos con mi tía y Martha, quienes estaban conversando. Noté que Valeria se puso aún más nerviosa, saludó a mi tía apresuradamente y subió rápido las escaleras.—¿Qué pasa? —preguntó mi tía, percibiendo la tensión en el ambiente.—Nada, tía. Solo que Valeria y yo estamos cansados. No queremos que nos interrumpan, por favor.—¿No van a