《Alberth》¿Qué estaba pensando? Su delgado cuerpo pegado al mío, a punto de hacer el amor, a punto de sentirme como jamás lo había hecho. No podía, pero quería sentirla. Cuando rocé su intimidad sobre la tela, me encantaba. ¿O era el maldito alcohol lo que me hacía sentir esto? Valeria estaba conmocionada por mi estúpido juego y yo estaba más que idiotizado, quería desnudarla del todo y hacerle sentir lo que mi ser necesitaba.Besos suaves en sus labios, sus manos posadas en mi hombro acariciando, besó mis labios hasta bajar a mi pecho y mordisquear. Debo contener esta necesidad. Mis manos se metieron en su ropa interior y con un dedo toqué su humedad; estaba lista para mí. No obstante, Valeria y yo estábamos ebrios y no quería hacerlo de esta manera porque luego podrían venir los arrepentimientos y el reproche. Opté por tocarla, y eso logró placer en ambos. Besé cada parte de su piel expuesta. Quedamos abrazados sin decir nada, mi cuerpo agitado y con ganas de hacer lo que no quería
"La vida es demasiado corta para vivirla con dudas; a veces, dejarse llevar puede ser el mayor acto de valentía."《Valeria》Sentirme atraída por mi esposo era lo que menos quería. No obstante, la vida nos trae sorpresas inimaginables. Me gusta Alberth sin importarme su edad. Anoche, él me confesó que yo le gustaba, pero tenía complejos; yo era una mujer muy joven para él. Eso para él era un tema del nunca acabar. No podía hacer nada más que aguantarme. Por otro lado, tenía una novia loca que pondría límites a lo que él sentía por mí. Frustrada y abatida, seguí admirando la hermosa torre. Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando recordé a mi padre.—Eres un ángel que cayó del cielo para alumbrar mis días. Vamos, eleva los brazos, te tomaré muchas fotos.Reí en ese momento cuando él me compró un hermoso vestido blanco con alas de ángel. Era tan solo una niña de diez años que amaba a su padre...Oprimo ese recuerdo, al sonreír un vacío dentro de mi corazón.—Valeria, ¿estás bien? —Asent
Alberth Al llegar a nuestro país había traído una mezcla de tensión y expectativa. Llamé al chófer para que nos recogiera en el aeropuerto. Desde que subimos al avión, Valeria había estado distante y silenciosa, lo cual, en cierto modo, agradecí. Su cercanía me afectaba profundamente y debía mantener el control para no romper mis propias reglas. La noche anterior no había podido dormir, imaginándola desnuda sobre mí. Sacudí la cabeza, tratando de despejar esos pensamientos, y me concentré en los informes que Juan Carlos que me había enviado sobre los progresos de ventas en las diferentes sedes y restaurantes. Era crucial establecer alianzas con propietarios de tierras para la cría de ganado, algo que beneficiaría a mis empresas y a los nuevos socios. Finalmente llegamos a la mansión. El chófer se detuvo en el vestíbulo y Valeria salió apresuradamente del auto, sin esperar a que le abrieran la puerta.—Lleva las maletas.—Sí, señor —respondió el chófer.Entré en la mansión y vi a m
ValeriaEscuchaba atentamente la llamada con mi padrino, quien me preguntaba cuándo regresaría a la universidad. No tenía ni idea.—Padrino, aún no lo sé. Sin embargo, necesito prepararme; ya ha pasado más de dos meses. ¿Cree usted que me acepten? —quise saber mientras observaba mis uñas, nerviosa.—Creo que sí, hija. Déjame ir a la universidad y luego te llamo. De aquí a unos meses, debes empezar a venir a la empresa para ver todo lo referente a los negocios y los supermercados. —Suspiré perezosa.—Está bien, padrino. Pase buena noche —le digo, colgando la llamada.Me levanté de la cama y caminé por toda mi habitación. Me mordía las uñas una y otra vez. Estaba nerviosa, ansiosa, o no sé qué, pero me sentía así. Quizás necesitaba salir un poco y relajarme, pero recordé que no podía, ya que la persona que incendió mi mansión podría seguir vigilando mis pasos, esperando una oportunidad para atacarme. No le he contado a Alberth sobre las llamadas amenazantes que he recibido de un desconoc
《Valeria》Alberth se quedó en silencio por un momento, mirándome a los ojos con una expresión seria. Finalmente, respondió.—Lo que siento por ti va más allá de mi deber como tu esposo. Me importas mucho, más de lo que imaginaba. Me preocupo por ti, eres alguien muy especial para mí, lo dudes.Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras. Su sinceridad y el brillo en sus ojos me hicieron sentir más segura y cercana a él.Finalmente he llegado a la conclusión al sentir esto que siento es que me enamorado de mi esposo, no tengo idea si el siente lo mismo por mi, sin embargo solo estaré observando.Semanas después.Me levanté temprano en la mañana, llena de anticipación por mi regreso a la universidad. Sabía que este día marcaría un nuevo comienzo en mi camino hacia convertirme en una empresaria capaz de manejar los negocios que me dejo mi padre y mi madre. A pesar de los nervios, estaba decidida a enfrentar los desafíos académicos en la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua. Mie
AlberthApreciaba una de las hermosas fincas del señor Marcus Taylor. Las tierras eran maravillosas y excepcionales para la cría de ganado, además de ser perfectas para el cultivo de hortalizas. Esto nos proporcionaría grandes beneficios para los restaurantes y casas hogar que estamos construyendo en las pequeñas comunidades del país.—Entonces, ¿vamos a cerrar el contrato de ventas y asociarnos? – pregunté.—Claro que sí, señor Albert. Empecemos – respondió Marcus.Asentí y me senté en la cómoda silla acolchonada mientras contemplaba el atardecer. Este lugar es hermoso; se siente una paz y tranquilidad que te ayuda a olvidarte de los problemas.—Este lugar es agradable, te da mucha paz – mencionó Marcus. Asentí, absorbiendo el aire fresco puro sin contaminación.—Es realmente agradable, y el amanecer te hace apreciar la maravilla del sol— añadí.—Estas tierras pertenecieron a mis difuntos padres biológicos. Estuvieron abandonadas por años, pero logré recuperarlas — expresó Marcus con
《Alberth 》Llego a mi mansión con el enojo burbujeando en mi interior. Estaciono la camioneta descuidadamente y entro a la casa. Mi tía se acerca rápidamente para saludarme, como siempre, con sus preguntas habituales.— Hijo, te llamé ayer para contarte lo que Joselyn vino a hacer aquí. Estaba fuera de sí, gritando que espera un hijo tuyo. Le dijo a Valeria que debía alejarse de ti, a como diera lugar. ¿Es verdad que está embarazada?— No lo sé, tía. No lo creo. No puedo sacar conclusiones apresuradas.Mi tía asiente negando por mi respuesta absurda. Subo a mi habitación y prendo el computador. Reviso los detalles de la clínica y encuentro una solicitud de beneficencia para apoyar a niños enfermos, la cual acepto antes de revisar otros correos electrónicos.Salgo de la habitación y me dirijo hacia la de Valeria. Golpeo la puerta varias veces, pero no hay respuesta, así que entro sin permiso.— Buenos días, Valeria. ¿Puedo hablar contigo? —pregunto mientras la veo absorta en su móvil.
《Alberth》El rostro de Joselyn estaba desfigurado cuando entré bruscamente a su penthouse. La sujeté del brazo y la llevé al baño. Me miraba incrédula, pero no me importaba. No iba a dejar que me manipulara.—Alberth, ¿quién te da derecho a venir y tratarme así? No me haré la prueba porque ya lo hice. Si no te quieres hacer cargo, no hay problema. Eres un idiota. Lárgate de aquí...Negué, molesto por su actitud.—Quiero que te hagas la prueba frente a mí. Si es positiva, me haré cargo de tu supuesto embarazo. Si es mentira, es la última vez que me ves. No entiendo qué te pasó en Los Ángeles, que ahora soy el epicentro de tu vida, cuando allá lo eran tus amigos — declare sacando las pruebas de mi maletín. Y no era un reproche.—Eres un insensato. ¿Ahora quieres botarme como si fuera un trapo sucio?—No es así. Te advertí que me iba a casar. Según tú, ibas a ser paciente. Veo lo "paciente" que has sido —comenté sarcástico, mientras le entregaba las pruebas caseras, que son efectivas. Lu