Valeria.Eran más de las diez de la mañana y él no había regresado. Al parecer, no durmió aquí; era de esperarse, quizás no toleraba verme, ya que se siente con obligaciones. Bajé al salón con pasos lentos; el encierro me estaba volviendo loca.─Buenos días, mi señorita, ¿se siente mejor? ─ preguntó Martha, a lo que asentí, dirigiéndome al jardín. Quería apreciar el aroma de las flores que decoraban el inmenso propiedad. Había inmensa alberca y varios columpios; parecía una parque de niños.─ Martha, quisiera desayunar aquí. Adentro me agobio. ─ Martha asintió y se dirigió dentro de la mansión. Absorbí el olor de las rosas; varias aves estaban sobre un hermoso árbol de corteza. El color de las plantas era de un hermoso tono amarillento junto con una mezcla de colores celeste y blanco.─ Buenos días, ¿vas a desayunar aquí, querida?─ Buenos días, tía Gloria. Sí, espero no molestar. ─ La tía de Alberth negó y luego se sentó, mirando su móvil una y otra vez.─ ¿Sucedió algo? ─ quise sabe
Alberth Había pasado un mes; era el día de mi boda y también el cumpleaños diecinueve de Valeria. Me preparaba para dirigirme a la iglesia. Mi tía Gloria se encargó de todo con gran entusiasmo; parecía dispuesta a hacer una gran celebración, aunque personalmente me sentía más amargado de lo normal. Sin embargo, debía cumplir esta promesa y proteger a Valeria por al menos cinco largos años. Joselyn había aceptado la situación, no obstante me rogó que no tocara a Valeria. ¡Qué locura! Para mí, sigue siendo una pequeña joven, a pesar de aquel incidente en que la vi desnuda. La imagen no se borraba de mi mente, realmente tenía un cuerpo espectacular.—Es muy hermosa, te gustó verla de esa manera — susurró mi subconsciente. Rápidamente aparté ese pensamiento.En ese momento, mi tía entró a mi habitación sin siquiera tocar la puerta.—Alberth, te estás retrasando. La novia está por irse. El señor Jovanny ha venido por ella.—Tía, cálmate. Parece que eres tú quien se va a casar —le dije, y e
Alberth Llegamos al aeropuerto. Mi tía se despidió de nosotros con tristeza. Me preguntó cuándo regresaría, y no le dije, ya que no tenía idea de cuánto iba a durar el proceso de las acciones de Valeria. Sin embargo, le prometí avisarle en cuanto resolviera el asunto. Subimos al avion sentandonos en la sala VIP, Valeria lucía enojada, y sé que es por lo que pasó en la mansión con el escándalo de Joselyn, y no es para menos. Fue atacada sin razón, y yo estoy furioso con Joselyn.—¿Le aclaraste a tu novia que tú y yo solo seremos dos desconocidos? —me preguntó Valeria.La miré de reojo; seguía molesta.—Sí, claro. Descansa, el viaje es largo—Declaré leyendo las revistas mientras tomaba un poco de agua. ******Cuando llegamos a Francia, un chófer contratado nos esperaba en el aeropuerto. Ayudé a Valeria con su maleta y salimos del aeropuerto. Ya era de noche, y ambos estábamos visiblemente cansados por el largo viaje, incluso pensar en cenar era difícil. A lo que subimos al coche, le d
《Valeria》 Despierto con el corazón acelerado, mis pensamientos aún confusos por el sueño. Abro los ojos y me encuentro abrazada a Alberth, su cálido cuerpo pegado al mío. Sorprendida, rápidamente me alejo, levantando las sábanas con cautela y suspiro al ver que sigo vestida. ¿En qué momento nos abrazamos de esta manera? Me levanto y entro a la ducha, encendiendo la calefacción para que el agua tibia recorra mi cuerpo, aliviando la tensión acumulada. Al finalizar, salgo envuelta en una toalla, con el vapor envolviéndome como un abrazo, y me encuentro con los ojos azules y penetrantes de Alberth, que me observa desde la puerta.—Buenos días —digo, con una sonrisa nerviosa, y él responde con un suave "buenos días" antes de desaparecer en el cuarto de baño.Mientras él se ducha, busco entre mis cosas y elijo un pantalón largo jeans azul junto con una camisa de botones de mangas largas. Aquí en París hace frío y no quisiera congelarme. Me visto rápidamente y me quedo sentada en el sofá, e
《Alberth 》Juro que no llegué hacer esa locura de besar a una joven que le doblo la edad. Me dejé llevar por sus labios suaves e inexperto, por su juego, sin embargo no lo puedo negar. Me gusta, desde aquella vez que la vi mi cerebro cambió de parecer, esto no debería suceder, la tengo que proteger y tenerla a mi lado, no puedo amarla, soy un hombre que nunca quiso involucrarse con una menor, a pesar de su edad, para mi Valeria es una joven. Mi pequeña Esposa, deber ser una hermana para mi, no una mujer.Entramos a la empresa de procesador de carnes y pescados exportados, llamada 《Procesos Internacionales (PIMTSA)》 Valeria estaba sentada mirando a la nada y yo no dejaba de verla. Me levanté del sofá y caminé por los pasillos, observando a los empleados andar de un lado a otro. Me dirigí hacia otra sección y vi cómo quitaban los empaques de exportación para poner los empaques de este país.—Alberth, ya debemos pasar —me dijo Valeria, asentí mientras nos dirigíamos juntos hacia la junta
《Alberth》¿Qué estaba pensando? Su delgado cuerpo pegado al mío, a punto de hacer el amor, a punto de sentirme como jamás lo había hecho. No podía, pero quería sentirla. Cuando rocé su intimidad sobre la tela, me encantaba. ¿O era el maldito alcohol lo que me hacía sentir esto? Valeria estaba conmocionada por mi estúpido juego y yo estaba más que idiotizado, quería desnudarla del todo y hacerle sentir lo que mi ser necesitaba.Besos suaves en sus labios, sus manos posadas en mi hombro acariciando, besó mis labios hasta bajar a mi pecho y mordisquear. Debo contener esta necesidad. Mis manos se metieron en su ropa interior y con un dedo toqué su humedad; estaba lista para mí. No obstante, Valeria y yo estábamos ebrios y no quería hacerlo de esta manera porque luego podrían venir los arrepentimientos y el reproche. Opté por tocarla, y eso logró placer en ambos. Besé cada parte de su piel expuesta. Quedamos abrazados sin decir nada, mi cuerpo agitado y con ganas de hacer lo que no quería
"La vida es demasiado corta para vivirla con dudas; a veces, dejarse llevar puede ser el mayor acto de valentía."《Valeria》Sentirme atraída por mi esposo era lo que menos quería. No obstante, la vida nos trae sorpresas inimaginables. Me gusta Alberth sin importarme su edad. Anoche, él me confesó que yo le gustaba, pero tenía complejos; yo era una mujer muy joven para él. Eso para él era un tema del nunca acabar. No podía hacer nada más que aguantarme. Por otro lado, tenía una novia loca que pondría límites a lo que él sentía por mí. Frustrada y abatida, seguí admirando la hermosa torre. Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando recordé a mi padre.—Eres un ángel que cayó del cielo para alumbrar mis días. Vamos, eleva los brazos, te tomaré muchas fotos.Reí en ese momento cuando él me compró un hermoso vestido blanco con alas de ángel. Era tan solo una niña de diez años que amaba a su padre...Oprimo ese recuerdo, al sonreír un vacío dentro de mi corazón.—Valeria, ¿estás bien? —Asent
Alberth Al llegar a nuestro país había traído una mezcla de tensión y expectativa. Llamé al chófer para que nos recogiera en el aeropuerto. Desde que subimos al avión, Valeria había estado distante y silenciosa, lo cual, en cierto modo, agradecí. Su cercanía me afectaba profundamente y debía mantener el control para no romper mis propias reglas. La noche anterior no había podido dormir, imaginándola desnuda sobre mí. Sacudí la cabeza, tratando de despejar esos pensamientos, y me concentré en los informes que Juan Carlos que me había enviado sobre los progresos de ventas en las diferentes sedes y restaurantes. Era crucial establecer alianzas con propietarios de tierras para la cría de ganado, algo que beneficiaría a mis empresas y a los nuevos socios. Finalmente llegamos a la mansión. El chófer se detuvo en el vestíbulo y Valeria salió apresuradamente del auto, sin esperar a que le abrieran la puerta.—Lleva las maletas.—Sí, señor —respondió el chófer.Entré en la mansión y vi a m