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C A P Í T U L O 5

Enitt

- ¡No les dije que pararan! ¡Continúen!

- ¡Si Alpha!

- ¿No crees que te estas pasando? - preguntó la voz de mi beta, lo miré de reojo notando que no venía solo, Colin venía junto a él, sus ojos miraban con horror lo que los cachorros hacían, sonreí de lado sin poder evitarlo.

Eran recién las cinco de la tarde y no íbamos ni por la mitad de los ejercicios que tengo planeados para ellos, desde que me presenté ante ellos se burlaron de mi diciendo que yo no podría hacerlos ni sudar una gota, obviamente eso me cabreo y sacando ideas de mi mente hice que su primer entrenamiento el cual debería haber sido solo de recorrer la villa para reconocer el lugar cambiara drásticamente a tenerlos atados de piernas en unos postes de hierro forzado mientras hacían abdominales.

<<Eres una maldita>>

Rei ante las palabras de mi loba, lo era, y no lo negaría, era una puta malnacida que le gustaba ver sangrar hasta el cansancio a cualquiera que tenga el atrevimiento de subestimarme, ellos lo hicieron, y no iba a tenerles pena solo por ser su primer día aquí, ni porque son adolescentes, ni por ser de otras manadas, eso me valía madres.

Sus padres sabían a que los mandaban al enviarlos a mí, ellos mismos lo presenciaron en sus tiempo, yo misma entreno a todos los integrantes de las manadas incluidos los Alphas y esos siempre son a los que más me les cargo, al ser Alpha debes estar preparado para todo a saber sobrellevar el estrés, la fatiga, la irritación, todo aquello que conlleva encargarse de una multitud de personas que creen en ti como nadie nunca lo hará, lo mejor de un Alpha es tener la confianza de su manada, un lobo solo, un rogue, no es nada.

La manada ante todo, tal como dice el juramento.

- ¿Pasándome? - hice como si me lo pensara, obviamente no lo hacía, y luego solté una risa burlona - Hay Done, parece como si no me conocieras, sabes perfectamente que esto es solo el comienzo de algo maravilloso.

- ¿Maravilloso? - soltó en una pregunta Colin, no la miré pero sabía que ella me miraba a mi incrédula - Esto no es maravilloso, los tienes colgados de cabeza en un palo como si fueran Jesús crucificado ¡joder! Incluso creo que están sangrando.

Me encojo de hombros al no importarme aquello, ellos se lo buscaron, no crean que por ser una mujer solo iba a sentarme y contarles cual fue el nuevo vestido que compre, nop, yo iba a hacerlos sufrir.

Y al ver como sus caras se contraían de dolor sabía que lo estaba logrando, eran un total de cien palos de más de 20metros, eran de hierro forzado que podían ser usado sin ninguna molestia, cada uno llevaba a veinte cachorros quienes se iban quejando…

…Y no cuentan...

- ¡No los escucho contar jovencitos! - grité a lo que todos me miraron con terror, digamos que llevan como veinte sesiones de treinta y ninguna han contado, pobres, nha, es tan divertido - ¡Cuatro sesiones de treinta!

Escuché quejidos seguidos de murmullos que obviamente escuché y miré directo a un chico que me miraba encolerizado.

- ¡Treinta más! ¡Denle gracias a el! - señalé al tipo que empalideció al igual que los demás pero fue abucheado por todos y comenzaron a hacer sus sesiones de abdominales - ¡No los escucho!

- ¡Uno Alpha! ¡Dos Alpha! ¡Tres Alpha! ¡Cua...

Me giré a mirar a Colin y a Done, ambos me miraban con ojos bien abiertos y horrorizados, solo recordar como Colin ante suplicaba por ser entrenada me dan ganas de reír.

- ¿Aun quieres entrenar Colin? - le pregunté y ella negó enseguida, solté una risa divertida y me giré a mirar a los cachorros, los cuales solo estaban con unos shorts negro sin camisa con excepción de las chicas, pero puedo decir que no están para nada mal formados estos niños.

El apetito sexual rugió en mi interior y gruñí bajo molesta al saber que no podría estar con mi mate, no hasta que él sepa todo sobre mi, pero es algo que necesito, no les diré que soy virgen, joder no, como hombres lobos el apetito sexual esta allí, latente, llamándonos a caer en él, a saciarnos hasta no poder y es un milagro poder hacerlo.

Me odio muchas veces al hacerlo con un desconocido, sé que debería haber esperado a mi mate, a Alex, pero no pude, cuando llevas demasiado tiempo sola el deseo es insoportable y tocarte ya no funciona hasta fastidia, por suerte soy un Alpha y los Alphas conseguimos lo que nos da la gana con solo una orden.

Di media vuelta, pero antes le dije a Done.

- No quiero que se detengan, si lo hacen…lo sabré y tu pagarás - miré seriamente a Done poniendo mi tono de Alpha haciendo que inclinara su cabeza en muestra de obediencia y respeto - Volveré en media hora y si algo pasa uniré a Colin al entrenamiento siguiente, y no será algo muy bonito.

Escuché como Colin jadeaba sorprendida y me miraba temerosa, entrecerré mis ojos hacia ella a lo cual ella también agacho su cabeza, asentí ante aquello, ella también podría haber sido humana pero al ser convertida por Done obtuvo su lado de mujer loba y yo pase a también ser su Alpha, por lo tanto me debe respeto. Done asiento sin mirarme a los ojos, miré hacia al frente y caminé hacia dónde está mi propósito.

Cuando llegué a donde estaba la manada, ellos hicieron reverencias al pasar por su lado yo solo inclinaba levemente mi cabeza, pero no me detuve por nada, mi piel cosquillaba al saber lo que venía y aunque mi loba me decía que no lo hiciera, que no le hiciera eso a nuestro mate, me negué a hacerle caso y corte el lazo que nos unía silenciándola, era mi momento de liberar estrés y ni ella ni nadie me lo iba a negar.

Sabía que al terminal me diría que fue un error, pero lo necesito, necesito esto, por eso cuando llegue frente a su casa la cual se encontraba escondida entre algunos árboles dándole un toque de misterio pero aun así seguía dentro del valle, toque la puerta.

- Mi Alpha - susurro al verme, sus negros ojos me miraron de pies a cabeza antes de que yo hiciera lo mismo con él, solo llevaba unos deliciosos bóxer negros que hacían notar su muy bien formado miembro, me detuve un segundo a mirar ese abdomen marcado, pero mire su rostro enseguida no podía mostrarle que lo que veía me agradaba, y mucho, luego se tomaría el derecho de cosas que no merece.

El podía ser todo un dios en la cama, me daba los orgasmos más placenteros, tenía una voz que me ponía, pero así era con muchas y yo no quería un mujeriego en mi vida buscando derechos donde no los tiene, ya encontré a mi mate y esto solo será hasta hoy, ya no habrá más encuentros, por que pronto tendré a alguien que me poseerá por amor, no solo por calentura o un simple deseo.

- ¿A qué debo esta adorable visita? - me pregunta mientras me daba entrada a su cabaña, entre sin importarme nada y dándome vuelta lo encaré mientras quitaba los pantalones, los zapatos, las medias, mi camisa, todo solo quedando en ropa interior frente suyo.

Sus ojos se dilataron mientras su respiración se agitaba y a pesar de conocer mi cuerpo a la perfección sus ojos no se pudieron perder lo que mi cuerpo le ofrecía, una buena vista, note que lamio sus labios cuando miró mis pechos y la verdad es que aunque no los tengo enormes yo estoy orgullosa de ellas, noto que aprieta sus manos convirtiéndolos en puños cuando mira entre mis piernas y es que sé cuánto le encanta que este limpia en ese lugar, lo pone mucho.

- La complaceré con gusto mi Alpha - susurró con voz ronca mientras me miraba como un lobo a su presa, sonreí de lado mostrándole unas de mis sonrisas seductoras y el cerró sus ojos para inhalar con fuerza.

Se acercó a mí tomándome de la cintura, y podía ser muy apuesto y deseable pero su toque era como un hielo frio que calmaba ligeramente mi calentura, pero no era suficiente, nunca se lo dije ni le diré, me levantó y caminó rápidamente hacia arriba donde su habitación estaba, la puerta de alado se encontraba abierta y supe que tuvo visitas antes que mí.

- ¿Tuviste visitas? - pregunté a pesar de ya saber la respuesta, el aire tenía un aroma de mujer reciente que inundaba mis fosas nasales, algo que cuando cerró la puerta de su cuarto desapareció, me miré sorprendido ante mi pregunta y sonreí - ¿Te gustó?

- Nadie se compara con usted mi Alpha - murmuró mientras me apoyaba contra la cama acostándome en ella, se posiciono sobre mi mientras me miraba con deseo, tantas veces he visto eso en sus ojos - Usted es única y estoy muy contento de tenerla aquí.

Me acerqué a sus labios haciendo que se le entrecortara el aliento para mirarme con anhelo, mirar con anhelo mis labios, algo que él nunca ha probado, nadie los ha probado.

Algo que me prometí es que a pesar de que mi cuerpo ha sido poseído por otros, mis labios siempre serian vírgenes nunca profanados por otros labios, ni lengua, ni pene, nunca besados, ellos son de mi mate y si por lo menos no podré darle mi virginidad le podré dar mi primer beso.

- Esta será la última vez -

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