—¿Recuerdas el latido de su corazón? —le preguntó Sandra mirándola con curiosidad— No sé cómo puedes recordar ese detalle.— Creo que lo recuerdo porque me sentía tan mal, adolorida, asustada —dijo recordando las sensaciones que sintió en esos momentos— Y el escuchar ese poderoso latido hizo que me llenara de una extraña paz.Sandra la miraba con curiosidad y algo de sorpresa, no solamente por lo que estaba diciendo, sino por la expresión que tenía su amiga en el rostro. Su mirada estaba perdida en la distancia y la expresión de su rostro era de auténtico embeleso.—Solo espero que el sujeto sea guapo y tenga mucho dinero —dijo Sandra conteniendo la risa.El comentario burlón hizo que Megan saliera del ensueño de sus recuerdos.—¿Por qué dices eso? —le pregunto frunciendo el ceño.—Porque tenías la misma cara de tonta que tienen los enamorados —dijo Sandra ya comenzando a reír abiertamente.—No seas tonta —replicó con el rostro ahora serio— No estoy enamorada de ese sujeto, quien quie
—Clyde —le dijo con preocupación en la voz, al ver la cara de seriedad de su amigo— ¿Quieres que vayamos a un lugar más privado?Su amigo no contestó con palabras, pero asintió varias veces antes de levantarse. Adam lo tomó por el brazo y juntos salieron del cafetín hacia la parte del campus donde estaba la residencia de Adam.Clyde caminaba como por inercia, parecía abatido y cabizbajo. En esos momentos estaba pensando cómo le iba a contar a su amigo que se había transformado en algo que ni siquiera él sabía a ciencia cierta qué era.Cuando llegaron al pequeño departamento de Adam, este dejó a Clyde en el sofá de dos puestos que tenía en la habitación y fue a buscar debajo de la cama una botella de coñac, sirvió un par de vasos pequeños y le entregó uno a Clyde.Este vio lo que Adam le había dado y se tomó el vaso de un solo trago.—Caray, salud —dijo Adam, a quien no le había dado tiempo siquiera de acercarse el vasito de licor a la boca— A ver, respira hondo y cuéntame todo.Clyde
Clyde estaba en la cabina telefónica. Había preferido llamar desde allí porque las comunicaciones en el norte de Escocia se ponían pesadas a veces.—¿Aló? —se escuchó la recia voz de su padre después de varios repiques— ¿Con quién desea hablar?—Hola, padre —dijo Clyde con voz alegre.—¿Clyde? —dijo su padre— ¿Cómo estás? ¿Todo bien por allá? —Sí, padre. Todo va bien por aquí —Clyde sentía un extraño desasosiego.—¿Y eso que llamas ahora? —le preguntó— Casi siempre llamas los fines de semana, apenas estoy llegando de la oficina.—Es que hay algo de historia antigua que me gustaría conversar con el abuelo —le dijo.—Hmmm, debe ser algo interesante y que no sale en los libros —Clyde se asombraba de lo acertado del comentario de su padre, pero él era así, por eso era tan bueno en los negocios, la familia de Clyde tenía muchas tierras y empresas asociadas con las mismas, y su padre había sido el artífice del éxito en los últimas décadas.—Pues sí —contestó— Es algo que no sale en los lib
—¿Que tu abuelo tiene qué? —preguntó Adam sorprendido.—Un libro, las memorias del abuelo Angus McCallum —dijo Clyde una vez más a su amigo— Allí están escritas muchas cosas que me pueden ayudar con esto, con “mi legado”.—¡Genial! —dijo Adam muy contento— Apenas te llegue me avisas para verlo, ¿De acuerdo?—Está bien —dijo Clyde con una sonrisa— Ahora es mejor que vayamos a clase, ya he perdido varias.—¡Vamos! —dijo un entusiasta Adam siguiendo a su buen amigo.El agradecimiento de Clyde era enorme, tenía un gran amigo en quien confiar y que lo ayudaría en cualquier circunstancia, y el apoyo de su familia. Creyó que no necesitaba nada más…………………….Megan iba cruzando por el amplio patio de la universidad que quedaba justo delante de la biblioteca, ese era un lugar donde acudían la mayoría de los estudiantes de la universidad para estudiar e investigar en las enormes salas de la biblioteca universitaria.Famosa por lo extenso de su contenido, con libros que no se conseguían en ningun
Clyde dejó a Sandra en una silla de la biblioteca aparentemente sin esfuerzo alguno.—¡Caray! —la expresión de sorpresa salió espontáneamente de la boca de la chica— Parece que trabajas mucho en el gimnasio, ¿eh?—No mucho —mintió descaradamente Clyde, porque él nunca iba al gimnasio. Adam miró hacia otro lado para no delatar su mirada— Pero me mantengo en forma.—Ya veo —dijo Megan mirándolo curiosa— Igual gracias, Clyde —ahora sí suavizó un poco las facciones porque se dio cuenta de que tenía la mandíbula apretada y el rostro tenso.—No hay por qué —le contestó Clyde.—Por supuesto que no —remachó Adam— Somos unos caballeros.El acento escocvés de ambos muchachos había casi desaparecido, no en balde este era ya el segundo año que estaban en el país y ambos habían procurado hablar más como canadienses para que no los miraran de manera extraña.—Gracias, chicos. De veras —dijo Sandra.—Tranquila —repitió Clyde— Cuando terminen de estudiar nos avisan para llevarte a la enfermería.—Est
El teniente Reynolds estaba desconcertado, ¿Cómo era posible que no tuvieran ni la más mínima pista del sujeto, o de los sujetos, que había vapuleado a los hombres que habían atacado a la chica en el parque.Había vuelto a interrogarlos casi una semana después de los hechos, al menos a todos menos uno, pero ellos repetían las mismas cosas que le habían dicho al principio, y de hecho, ya parecía que ellos dudaban de lo que les había pasado.Dos de ellos estaban detenidos en la comisaría y el resto se les uniría en esa misma semana cuando salieran de alta. El que estaba más grave ya podía hablar así que iría esa misma tarde para tomarle declaración junto con el que tenía la herida en el pecho y el brazo partido.El tipo había sufrido conmoción cerebral debido al fuerte golpe que recibió en la cabeza porque lo lanzaron contra una pared. El otro que estaba hospitalizado tenía una curiosa herida en el pecho, los médicos se mostraban un poco confundidos y habían llamado a un especialista en
Clyde se echó a reír por las bromas que le contaba Adam, siempre había sido así, desde que eran unos jovencitos. Estaban en un pub bastante popular en las afueras de la ciudad, no era un lugar como para pernoctar mucho, porque habían algunos malvivientes pululando por la zona.La policía no se daba abasto en algunas ocasiones que tenían que acudir al llamado de algún vecino que había sido atacado o despojado de sus pertenencias, pero hasta la medianoche generalmente era seguro caminar por sus calles.Y a los jóvenes de la universidad les gustaba el sitio porque no era tan caro y se podían conseguir diversión y chicas en las tabernas de la zona.—Creo que deberíamos irnos Adam —le dijo Clyde a su amigo mientras miraba la hora en el reloj del pub— Sabes que no es bueno quedarse por aquí hasta tarde.—Vamos, Clyde —le dijo Adam riendo aún de su propio chiste— Podemos tomarnos un par de cervezas más, igual no es tan tarde.—Sí que lo es, mira —le respondió señalando el reloj con la cabeza
Clyde recibió el disparo en el estómago, el cual lo hizo retroceder, pero la expresión de su rostro no había cambiado, su rostro se veía fiero y sentía como su cuerpo se iba poniendo caliente mientras sentía que algo le recorría por debajo de la piel.Se miró el estómago y luego levantó la vista para ir hacia el sujeto que tenía el arma. Este sorprendido casi lo dejó acercarse, pero un nuevo grito de Ben lo hizo reaccionar.—Dispárale de nuevo, imbécil —le dijo pensando que su compinche había errado el tiro.Pero no había sido así, la camisa de Clyde comenzó a mancharse de sangre. Pero como lo veía en pie disparó de nuevo, esta vez al pecho haciendo que Clyde retrocediera de golpe y al tropezar con una piedra cayó en el osario, perdiéndose en la oscuridad del hueco.—¡Eso es! —aplaudió Ben— Ahora quítenle el dinero al estúpido ese —dijo señalando a Adam que estab pálido como una vela al ver caer a su amigo herido de muerte en el estómago y en el pecho.Los otros sujetos tomaron a Adam