Después de la confesión de Ingrid, la presencia de la princesa Lorna la incomodaba y más aún que esté a solas con él sabiendo que existió un pasado.

“Es un asunto de Estado”, se repetía para resistir las ganas de ir a verlo.

Sentada observando desde el balcón recordó las palabras de su madre cuando le dijo que en Escocia haría muchos amigos de su edad, Max era un chico muy simpático, y siempre andaba en compañía de sus amigos. Quizás su madre ya la conocía, pensó y sea cierto que entre ellos solo haya una gran amistad.

Esos pensamientos aliviaron su corazón, aún así, decidió asegurarse. Llamó a su madre quién había viajado hacia Irlanda junto a Ronald. Marcó su número mientras esperaba su respuesta muy paciente.

“Hola querida, ¿a qué debo este honor?”, preguntó Clare, su madre.

_Solo tenía curiosidad de saber por la tía Rosa, preguntó tratando de disimular su verdadera intención.

“Tu tía está muy feliz en Londres, no te extraña ni mucho menos quiere saber de tí."

_¿Qué fue lo que le