Diana Rodrigues

Me desperté con el móvil sonando por milésima vez. Estaba muy cansada del estrés del día y de la noche que había pasado. Pocas horas y tantos acontecimientos. Tardé en abrir los ojos para contestar al móvil que no paraba de sonar, y el nombre de Zyan se apoderó de la pantalla con la palabra mensajes y llamadas.

"Putz, me he olvidado de él -me pongo la mano en la cabeza-, tengo que ir al club a trabajar y no puedo llegar tarde. ¿Qué voy a hacer con él?

Lo único que puedo hacer hoy es cancelar, no puedo no ir al club, necesito el dinero y entre salir con un buen chico e ir a trabajar, sólo me queda la segunda opción. Cojo el teléfono y miro los mensajes que me ha enviado. Me hizo varias preguntas como: ¿a qué hora puede recogerme? ¿Si había descansado? ¿Había salido mi hermano del hospital? ¿A qué hora iba a verle?

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MENSAJE

Zyan,

Mil perdones por no contestar o responder a tus mensajes. Mi hermano ha salido hoy del hospital y estaba tan cansada que he acabado desma