Elizabeth pensó que había dormido como una semana entera, su cuerpo se sentía pesado y maltratado. Abrió los ojos muy despacio, pero no pudo ver nada todo estaba remotamente oscuro. Al instante sintió un peso en su abdomen indicándole que no estaba sola en ese lugar ¿pero qué lugar era?
—Al fin has despertado. La voz suave de Eduard fue un bálsamo para su memoria abrumada.
—¿Dónde estamos? Pregunto pasándose las manos por la cabeza.
—En mi habitación, te desmayaste y te traje a casa.
—¡Ah casa! recalco con ironía. – ¿Crees que esta es mi casa?
—¡Lo es! Desde el primer día en que hicimos el amor.
—Yo no soy tu mujer Eduard, tu eres un… Lo miro detenidamente para luego decirle. –Eres un vampiro, estás muerto.
—Se lo que soy Elizabeth, pero eso no significa que esté muerto. Estoy aquí contigo, a tu lado más vivo que nunca. Quiero que estés conmig
Su hermano siempre buscaba las maneras de sacarlo de quicio, lo peor de todo era que cuando se encaprichaba de alguien o algo todo terminaba en una pelea donde la sangre era la que reinaba. Lo sabía, hace muchos siglos tuvieron una pelea porque quiso quedarse con su castillo. Su padre había sido el líder del clan de vampiros muy poderosos, el cual lideraba al resto de los demás clanes. Desgraciadamente lo traicionaron uno de sus mismos hombres perdiendo la vida irremediablemente.A pesar de ser un inmortal, los vampiros podían morir de muchas maneras. Como por los rayos de la luz del sol o que los decapitaran. Pero era una tarea bastante difícil llevar a cabo. Su padre confiaba plenamente en su gente, pero estos no lo querían como líder por eso le traicionaron. Le arrancaron la cabeza y los restos los dejaron carbonizarse a la luz de día.Para ese entonces sus dos hijos, eran muy jóvenes. Los cuales se vieron obligados a luchar contra
—Mañana es fin de semana, pretendo hacer un viaje y regresar el lunes temprano. Le dijo Elizabeth a Eduard.—¡No! Definitivamente no.—No puedes retenerme aquí por siempre. La única oportunidad que tengo de salir es cuando me envías a la ciudad por motivos de trabajo.—Debería bastarte con eso. Y aun así me desobedeces, te he dicho miles de veces que regreses al terminar. Pero te quedas haciendo sabe qué cosa.—¿Y cómo demonios sabes tú eso? ¿me estas siguiendo?—Sabes bien que sí. Tengo personal para eso mi amor.—¡Descarado! Le grito.Era
—Ya te lo dije, yo no la tengo. Puedes revisar todo el maldito bar si quieres.—Como si no pudieras esconderla en otra parte ¿me crees idiota?—Esta vez te digo la verdad, eres tan idiota que dejaste que la secuestraran.—¿Y porque demonios tú no hiciste nada? Sé muy bien que la tenias vigilada por el día.—El imbécil de mi hombre no estaba cerca de ella.—¿Entonces donde demonios está metida? Se pregunto Eduard.—No lo sé, la verdad no alcanzo a oler su aroma. Si no está por los alrededores eso solo puede significar una cosa, que se la lleva
—Señor, ¿sabe bien por donde va?—Estamos cerca.—Mi señor, yo no he podido oler a la señorita en este lugar. Pienso que es casi imposible que este aquí.—Ya lo sé. Pero este lugar fue construido con la idea de cubrir el olor de quien sea. Hasta de un vampiro. Ella puede estar aquí.—Eso quiere decir que Víctor puede estar oculto aquí.—Es mejor que estén preparados. Pero de él solo me encargo yo.Eso era un asunto que solo le pertenecía a él, ninguno de sus hombres se metería en caso de una batalla entre los dos. No le iba a perdonar haberse llevado a su mujer así
—Me doy cuenta que ninguno de los dos sabe absolutamente nada, pero no seré yo quien se los diga. La verdad no tengo tiempo para estas estupideces. Ya es hora de que esta princesa y yo nos vayamos.—Tú te irás pero al infierno de donde no debiste salir. Le dijo Vince con una sonrisa maliciosa.—¡Ella se queda! Le reclamo Eduard.Los tres se pusieron en guardia dispuesto a armar una batalla dentro de la habitación, correría sangre pero no precisamente la de Víctor.Vince estaba concentrado en su adversario cuando de pronto escucho el
Elizabeth luchaba con todos sus fuerzas, las pocas que le quedaban. Intentando zafarse de las ataduras de sus muñecas que la retenía pegada a la cama. Se sentía demasiado débil a pesar de haberse quedado profundamente dormida aún su cuerpo le pasaba factura por el factor descanso, tampoco había probado bocado desde que llego a ese lugar, no es que no le ofrecieran comida, simplemente no quería hacerlo. Quizás imponiéndose una huelga de hambre la dejaran libre. Estaba tan preocupada por Eduard y después de darse cuenta que se había enamorado del vampiro aun mas se sentía intranquila.Necesitaba salir de allí ¿pero cómo? Sabía que se encontraba en una inhóspita montaña alejada de todo el mundo. Para moverse solo se podía andar en coches rús
—Cada palabra que he dicho es cierta. Y yo fui quien te encontró, por eso me perteneces a mí. Y cuando vi tus ojos supe de inmediato que eras tu, llevo muchos años viendo la pintura de tu madre grabando cada detalle de ella para cuando te viera pudiera reconocerte.—¿Estabas enamorado de mi madre? Pregunto irónica.—De ella no, ¡De ti si!—Hay no es posible. Se alejo de él lo suficiente.Eso sí que era una pesadilla al extremo. Víctor no era tan diferente de Vince, solo querían una sola cosa. Aunque no estaba segura de las intensiones de este, pero sabía que era casi lo mismo. Este se acerco a ella y la tomo por la cintura.—Oye
Algo dentro de ella se estremeció, si Vince no terminaba con ese tipo todo estaría perdido para ella al menos. Sería una esclava y sus hijos tendrían el mismo destino. La rabia y el miedo la carcomían por dentro, tener a ese idiota encima reclamándola como suya la hacía enfurecer, no podía tolerarlo más, explotó de la ira. Una furia incontrolable se apodero de su ser.ñ empujando fuertemente a Víctor con la palma de las manos, este se golpeó contra la pared para caer deliberadamente encima de una mesa de cristal. Esparciendo los vidrios por todos lados.—Vaya al parecer la ira causa cambios en ti. Dijo mientras sacudía una de sus manos ensangrentada, que al poco tiempo comenzaba a cerrarse sola.Último capítulo