—Mañana es fin de semana, pretendo hacer un viaje y regresar el lunes temprano. Le dijo Elizabeth a Eduard.
—¡No! Definitivamente no.
—No puedes retenerme aquí por siempre. La única oportunidad que tengo de salir es cuando me envías a la ciudad por motivos de trabajo.
—Debería bastarte con eso. Y aun así me desobedeces, te he dicho miles de veces que regreses al terminar. Pero te quedas haciendo sabe qué cosa.
—¿Y cómo demonios sabes tú eso? ¿me estas siguiendo?
—Sabes bien que sí. Tengo personal para eso mi amor.
—¡Descarado! Le grito.
Era
—Ya te lo dije, yo no la tengo. Puedes revisar todo el maldito bar si quieres.—Como si no pudieras esconderla en otra parte ¿me crees idiota?—Esta vez te digo la verdad, eres tan idiota que dejaste que la secuestraran.—¿Y porque demonios tú no hiciste nada? Sé muy bien que la tenias vigilada por el día.—El imbécil de mi hombre no estaba cerca de ella.—¿Entonces donde demonios está metida? Se pregunto Eduard.—No lo sé, la verdad no alcanzo a oler su aroma. Si no está por los alrededores eso solo puede significar una cosa, que se la lleva
—Señor, ¿sabe bien por donde va?—Estamos cerca.—Mi señor, yo no he podido oler a la señorita en este lugar. Pienso que es casi imposible que este aquí.—Ya lo sé. Pero este lugar fue construido con la idea de cubrir el olor de quien sea. Hasta de un vampiro. Ella puede estar aquí.—Eso quiere decir que Víctor puede estar oculto aquí.—Es mejor que estén preparados. Pero de él solo me encargo yo.Eso era un asunto que solo le pertenecía a él, ninguno de sus hombres se metería en caso de una batalla entre los dos. No le iba a perdonar haberse llevado a su mujer así
—Me doy cuenta que ninguno de los dos sabe absolutamente nada, pero no seré yo quien se los diga. La verdad no tengo tiempo para estas estupideces. Ya es hora de que esta princesa y yo nos vayamos.—Tú te irás pero al infierno de donde no debiste salir. Le dijo Vince con una sonrisa maliciosa.—¡Ella se queda! Le reclamo Eduard.Los tres se pusieron en guardia dispuesto a armar una batalla dentro de la habitación, correría sangre pero no precisamente la de Víctor.Vince estaba concentrado en su adversario cuando de pronto escucho el
Elizabeth luchaba con todos sus fuerzas, las pocas que le quedaban. Intentando zafarse de las ataduras de sus muñecas que la retenía pegada a la cama. Se sentía demasiado débil a pesar de haberse quedado profundamente dormida aún su cuerpo le pasaba factura por el factor descanso, tampoco había probado bocado desde que llego a ese lugar, no es que no le ofrecieran comida, simplemente no quería hacerlo. Quizás imponiéndose una huelga de hambre la dejaran libre. Estaba tan preocupada por Eduard y después de darse cuenta que se había enamorado del vampiro aun mas se sentía intranquila.Necesitaba salir de allí ¿pero cómo? Sabía que se encontraba en una inhóspita montaña alejada de todo el mundo. Para moverse solo se podía andar en coches rús
—Cada palabra que he dicho es cierta. Y yo fui quien te encontró, por eso me perteneces a mí. Y cuando vi tus ojos supe de inmediato que eras tu, llevo muchos años viendo la pintura de tu madre grabando cada detalle de ella para cuando te viera pudiera reconocerte.—¿Estabas enamorado de mi madre? Pregunto irónica.—De ella no, ¡De ti si!—Hay no es posible. Se alejo de él lo suficiente.Eso sí que era una pesadilla al extremo. Víctor no era tan diferente de Vince, solo querían una sola cosa. Aunque no estaba segura de las intensiones de este, pero sabía que era casi lo mismo. Este se acerco a ella y la tomo por la cintura.—Oye
Algo dentro de ella se estremeció, si Vince no terminaba con ese tipo todo estaría perdido para ella al menos. Sería una esclava y sus hijos tendrían el mismo destino. La rabia y el miedo la carcomían por dentro, tener a ese idiota encima reclamándola como suya la hacía enfurecer, no podía tolerarlo más, explotó de la ira. Una furia incontrolable se apodero de su ser.ñ empujando fuertemente a Víctor con la palma de las manos, este se golpeó contra la pared para caer deliberadamente encima de una mesa de cristal. Esparciendo los vidrios por todos lados.—Vaya al parecer la ira causa cambios en ti. Dijo mientras sacudía una de sus manos ensangrentada, que al poco tiempo comenzaba a cerrarse sola. —Muy bien, supongo que eso no te agrada Eduard. Dijo sonriéndole.—Desde luego que no.—La luna roja será en cuatro días, deben armar un plan. Les hizo saber el doctor.—Iré a buscarla ahora mismo.—Estás loco, apenas y controlas tus poderes. No puedes ir así como así.—Es cierto Eduard, debes darte un día o dos al menos.—Mientras más tiempo esperemos ella correrá mas peligro, he escuchado lo que siente, está ansioso por morderla.—¿Dónde están? Pregunto Vince.—En el castillo de Eleonor.&mdasCapitulo XVII Una Verdad Espantosa
—Es mentira.—Es la pura verdad. Me costó creerlo. Le dijo dando un sorbo a su copa con vino. –Ella le confesó la verdad al mortal por amarlo, y él la asesino después de haber obtenido de ella lo que quería.—MENTIRA. Le espeto. – ¿Como podrías saber eso?—Es lo que cuentan los ancianos. Es la única manera de matar a alguien como tú. Además, no te has puesto a pensar en algo, ¿Por qué crees que me encargue de tu amante Eduard?¿Qué? Eso no podía ser cierto… Le faltaba aire para