LA REBELDE CALIENTE
NARRA ALBERT

Dianne me comía a besos delante de su padre que sonreía mirándola, yo solo la dejaba, pero lo que sí me dio un poco de vergüenza fue cuando Adam dijo que me ayudaría a bañarme, la saco de la habitación, cerro la puerta del baño, me ayudo a desnudarme.

Pensé que como médico está acostumbrado a ver cuerpos desnudos, pero no me esperaba lo que iba a decirme dentro del baño.

—Albert vaya que tiene buen cuerpo, ¿hace ejercicios? —yo solo le asentí con la cabeza y continuó diciendo.

—A ver párese aquí donde está cayendo el agua, espere que después me mojo yo —a vista mía se sacó casi toda la ropa se quedó en bóxer y vaya que tiene cuerpo también, pero cuando me dio el jabón para enjabonarme mi parte de abajo, me di cuenta de que me miraba mi polla y yo estaba sonrojado me quemaba la cara, pero escuche.

—Mmmm, por lo visto estás bien dotado, qué bueno, mi hija por lo que veo va a ser feliz contigo, alto, fornido, fuerte, educado, caballero y una polla grande como la mía, si mi es
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