¡Soy El Diablo, No Dios!

*Narrador

Después de desaparecer del prado, Julio las dirigió hacia un lugar donde se podría decir que es su guarida, un espacio donde solo él iba a distraerse o simplemente tener un espacio de paz, un lugar donde ni siquiera Estela sabia donde quedaba.

El pequeño departamento que tenía cercas del centro del pueblo. Era un lugar al que le gustaba llegar cuando estaba fastidiado... más bien una especie de estudio de pintura que tenía olvidado.

Al aparecer dentro del apartamento, varios objetos cayeron al suelo estrepitosamente. Sus alas eran demasiado grandes para el lugar. Este plegó las alas quedando solo en sus pantalones y botines, la camisa colgaba en tirones en su cintura.

Se acercó al único sillón que tenía y jalo la sabana que protegía el cuero del polvo, deposito a Andrea en él, Samanta Estaba parada pegada en la pared, viendo todo lo que pasaba en el momento, con ojos expectante.

— dame un momento, explicaré todas las dudas que tengas— dijo julio mientras veía a samanta.

Est
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