Capítulo 0138
Luna no hizo más preguntas. Al regresar al salón con la bolsa, se dio cuenta de que Leandro ya había levantado a Sía y la tenía en brazos.

—¿A dónde la llevas? Estaba durmiendo tan bien —preguntó Luna.

—La dejaré dormir en la cama, el suelo es demasiado duro —Leandro dio un paso decidido y se dirigió a la habitación, colocando a Sía en la cama antes de salir y cerrar la puerta.

—Margarita la cuidará.

—¿Era Yael quien trajo la medicina? —le preguntó, echando un vistazo a la bolsa de medicamentos que Luna sostenía.

—Sí, ¿tú se lo pediste? —Luna le extendió la bolsa.

No había abierto la bolsa porque cada vez que veía a Yael, se sentía incómoda, recordando lo que había pasado en el coche. Se sentía avergonzada. Sin embargo, el causante de esa incomodidad parecía tan despreocupado, como si no hubiera pasado nada.

—Es para ti —Leandro abrió la bolsa y sacó un ungüento.

Cuando Luna vio lo que era, sus ojos se abrieron de par en par. ¡Era este! Había visto ese ungüento antes. Era un medicament
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