Era té caliente, el mismo que la asistente había servido a todos anteriormente.—¡Ay, está hirviendo! ¡Me has empapado! —gritó Ricardo, sintiendo la quemadura.—Lo siento, pero tu boca es demasiado sucia y necesita un lavado —respondió Luna sin siquiera levantar la mirada.—Eres una perra, ¡no tienes vergüenza! Las mujeres nacen para ser montadas por hombres. ¿No sabes las reglas de este juego? ¿Qué te crees? —Ricardo, furioso y avergonzado, se lanzó hacia Luna.No podía creer que esa mujer pudiera ser tan arrogante; una vez que la sometiera, lo pasaría muy bien a su costa.Justo cuando Ricardo estaba a punto de tocar a Luna, ella se levantó bruscamente, agarró su muñeca con firmeza, se giró y lo lanzó lejos de ella.Ricardo no se esperaba que una mujer tan hermosa supiera artes marciales. Cayó al suelo con un fuerte golpe, quejándose y sin poder levantarse.El salón de conferencias quedó en un momento de silencio; nadie se atrevió a hablar. Nadie se atrevió a defender a Ricardo, ya qu
La mirada de Leandro se detuvo en Ricardo por un momento, y el frío que emanaba parecía capaz de congelar a alguien. Había observado toda la escena anterior, y le sorprendió ver que Luna había aprendido artes marciales en estos tres años.Ricardo sintió un escalofrío recorrer su espalda y tembló levemente. Hoy había tenido un mal día, y con el Grupo Muñoz participando en la licitación, parecía que iba a perder por partida doble. Con el rostro pálido, se sentó en su lugar.La asistente llevó a Leandro a su asiento. Él ocupaba un lugar destacado, cerca de los organizadores.Luna se sentó en una diagonal de Leandro, un poco alejada. No levantó la vista; su corazón latía con fuerza. La presencia de Leandro allí no podía ser una mera coincidencia. Si él venía a licitar, ¿qué posibilidades le quedaban?Con la llegada de todos los organizadores, la licitación comenzó oficialmente. Cada parte presentó sus fortalezas y ventajas, mostrando sus propuestas. Luna, como representante de su empresa,
Era algo que no podía tolerarse más. Sin mirar atrás, Luna se levantó y salió de la sala de reuniones.—¡Señorito Muñoz! Hoy nos has abierto los ojos sobre cómo coquetear con una belleza. La hermosa se ha sonrojado, ¡jajaja! —Los demás se rieron y lo elogiaron.—¡Eso es lo más alto en el arte de conquistar chicas! —dijo otro, admirando a Leandro.Era increíble cómo, a pesar de su apariencia fría, podía decir las palabras más ambiguas. ¡Impresionante!Mientras tanto, Leandro se recostaba elegantemente en su silla, fusionando la nobleza con una actitud desenfadada.Cada persona en la sala probablemente pensaba lo mismo: ¡un verdadero caballero con un lado oscuro!—¿Quién dijo que yo la estaba coqueteando? ¿Nunca han visto a una pareja intercambiar palabras cariñosas? —Leandro se levantó de repente.Las palabras dejaron a todos aún más sorprendidos. ¿Se refería a que él y la hermosa presidenta que había participado en la licitación eran pareja? ¿Una pareja que venía a licitar juntos?Nico
El espacio del vestíbulo de la escalera de incendios no era grande y la luz era escasa.En ese momento, la luz parpadeante delineaba el perfil tridimensional de Luna, haciéndola aún más hermosa que en la sala de reuniones.Leandro no podía apartar la vista. Al verla mantenerse lo más alejada posible de él, le hizo un gesto con los dedos, su mirada llena de seducción.—¿Te acercas tú, o voy yo? —preguntó con un tono provocador.Luna frunció el ceño y se quedó quieta. Era evidente que estaba coqueteando. Justo en la sala de reuniones, se había atrevido a hacerlo en público, dejándola en una situación incómoda, más despreciable que cualquier otro hombre.Él dio un paso más cerca. Luna retrocedió un paso, hasta que su espalda se chocó contra la fría pared, sin más espacio para retroceder.—¿Qué es lo que realmente quieres? —dijo ella con frialdad.—Yo nunca dije que había perdido la memoria; eso es algo que tú asumiste. Piensa bien, ¿en qué momento dije algo así? —Leandro la miró intensame
Poco a poco, Leandro sintió que la mujer en sus brazos permanecía indiferente. Parecía que nada de lo que él hiciera podría provocar una reacción en ella.Antes, cuando él la besaba con locura, ella siempre respondía con torpeza. Incluso cuando se resistía, él la besaba con más fuerza, y ella se resistía aún más, pero eso también era una respuesta.Sin embargo, ahora no había respuesta. Ella permanecía inmutable. Esta realidad decepcionó a Leandro, quien se obligó a calmarse y detuvo su acción.La liberó, dejándola de pie, y la miró mientras jadeaba. Su expresión fría le heló el corazón aún más.Se arrepintió de su impulso. ¿Qué estaba haciendo? Había planeado tomarse su tiempo; no quería asustarla.Cuando Leandro finalmente se detuvo, Luna lo miró con ojos apagados, donde se veía un deseo reprimido.—¿Quieres abrir una habitación en el edificio de enfrente ahora? —preguntó con una sonrisa irónica.Leandro se quedó en silencio, comprendiendo su sarcasmo.—Jaja, solo quieres mi cuerpo,
El teléfono sonaba una y otra vez. Luna no tuvo más opción que contestar.Al otro lado de la línea, la voz de Catalina transmitía una gran inquietud.—Luna, lo de la licitación no importa ahora. Hay algo más urgente.—¿Qué pasa? —Luna trató de mantener la calma.—Te digo que creo que tu exmarido no ha perdido la memoria. No te dejes engañar por él —Catalina afirmaba con firmeza.—Sé que no ha perdido la memoria —Luna alzó la vista hacia Leandro y esbozó una sonrisa fría.—Tu exmarido ya ha investigado nuestra empresa y está comprando todas las acciones de los pequeños accionistas. En poco tiempo, sus acciones han ido en aumento, y no sé cómo lo hizo, pero logró comprar todas las acciones de uno de nuestros accionistas originales. Ahora aquí todavía es de madrugada; en tu lado la bolsa ya abrió y su compra sigue en marcha. ¡Luna, cuando nosotros abramos por la mañana, es probable que él se convierta en el segundo mayor accionista de nuestra empresa! —Catalina soltó todo de un tirón.Lun
Luna se plantó frente a él, impidiendo que se acercara más.—¿Solo necesito estar a tu lado? ¿A tu disposición, para que te divierta? Leandro, por favor, ya no soy la misma Luna de antes; no soy una huérfana desamparada a tu merced —dijo, y al escuchar sus palabras, se rio de repente.—Te he dicho que, sin importar si eres una huérfana o la señorita de la familia López, para mí no hay diferencia —Leandro frunció el ceño.¿Por qué siempre tenía que malinterpretar sus intenciones? Solo quería protegerla, evitar que sufriera, que tuviera que depender de la opinión de otros hombres.—Oh, claro. No importa si soy una huérfana o la señorita de la familia López. Para ti no hay distinción. ¿Acaso soy solo una mascota que cuidas? La única diferencia radica en el valor —Luna soltó una risa burlona.Leandro se quedó sin palabras, aturdido por su respuesta. Su intención era que, sin importar su estatus, él la amaba, y estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ella.¿Una mascota? ¿Acaso todo lo
Fuera de la ventana, la oscuridad reinaba en el mundo. Las cortinas de la habitación estaban bien cerradas, y en el aire flotaba un ambiente de intimidad.Luna López había perdido su ritmo de respiración, con el rostro teñido de un suave rubor.En realidad, estaba distraída por lo que había descubierto: él llevaba un perfume que no le pertenecía…Él jamás usaba fragancias, seguramente era de otra mujer.De pronto, frunció el ceño bonito.El hombre pareció darse cuenta de su distracción y, como un castigo, la sometió a su severidad.Fue un largo proceso. Finalmente, el hombre se levantó y se dirigió al baño para bañarse.Luna ya estaba completamente agotada, esforzándose por levantarse de la cama, mientras el murmullo del agua resonaba en el baño.El hombre con quien acababa de tener una relación, era su esposo en nombre, Leandro Muñoz. Era un hombre que nunca había prestado atención a su bienestar en la cama, y que solo sabía satisfacer sus deseos a su modo violento.Llevaban casados t