—He dejado a Beatriz. Ella no volverá a molestarme, —dijo Alejandro con una mirada fría.—¿En serio? Felicidades, señor Hernández. Aunque esta noche no te ha pasado nada bueno, por lo menos te has librado ya de un problema.Clara con una sonrisa de oreja a oreja, y con sus ojos brillando como una imponente rosa roja con espinas, dijo—sé que señor Alejandro tiene experiencia en lidiar con relaciones. Me pregunto si la señorita Beatriz recibió plata y una villa a cambio. Alejandro sintió un fuerte dolor en el pecho al escuchar esas palabras.La cruel escena del pasado volvió a su mente, cuando había arrojado el acuerdo de divorcio frente a Clara. En aquel entonces, había sido terco, decidido a escapar del matrimonio, pero nunca pensó en lo profundamente que la lastimaría, casi destruyendo toda su autoestima.Ese acuerdo de divorcio con aún manchas de lágrimas seguía guardando en su mesa de noche. Ni siquiera podía pensar en cómo, aquel día, la había dejado sola en la habitación para ir a
Aunque Clara había dejado el hospital, ella seguía aún preocupada por el abuelo. Pensó contactar a Noemí después de regresar, después de todo, la familia López tenía a muchos médicos entre ellos y estos eran muy buenos. Quería ver si podía encontrar alguna forma de tratar la enfermedad crónica del abuelo.En el camino de regreso, Javier seguía navegando en las redes sociales y cada vez que encontraba un comentario insultante hacia Beatriz, se lo leía a Clara como una broma.—¡Jajaja! ... Estos haters de Internet que solían odiar tanto a la gente, ¿por qué ahora parecen tan chidos y buena onda? ¡Estoy pensando en anotarles todas sus frases ingeniosas. —Javier se reía a carcajadas mientras leía una variedad de críticas maliciosas.Clara, con los labios apretados, miraba por la ventana del auto, recordando la aguja dorada que Alejandro llevaba esa noche. Sentía una molestia indescriptible. Todos los regalos que le había dado eran simplemente una historia de humillación, un oscuro capítu
—¡Señorito!Desde el otro del pasillo, Alba se apresuró hacia él, llevando muchas bolsas consigo.—Alba. —Alejandro se levantó rápidamente y se acercó para ayudarla con las bolsas. —¿Qué haces aquí?—Escuché de César que señor Hernández fue hospitalizado y que te quedarás aquí esta noche para cuidarlo. Así que traje tus cosas de aseo, ropas y algunas comidas para picar. No es bueno pasar con tu estómago vacío. Tú y César pueden comer algo juntos.Mientras Alba hablaba, empujó suavemente a Alejandro de vuelta a su asiento y se ocupó de organizar los recipientes de comida.—Alba, no tengo hambre. Deja que César coma, —dijo Alejandro, su mirada fija en la comida humeante en los recipientes, sintiendo un atisbo de calor en su corazón frío. A pesar de ajustar su estado, no pudo ajustar su estado físico; simplemente no tenía apetito.—¡Y-yo tampoco tengo hambre! ¡Gracias por el gesto amable, Alba! —César negó con la cabeza apresuradamente. No se atrevería a comer si su jefe incluso no querí
Solo en un día la desgracia de la familia Sánchez la había vuelto tema de pasillo en boca de todos. Todos se burlaban de la familia Sánchez y la llamaban un ejemplo clásico de familia rica pero problemática. La madre de Beatriz fue arrestada por los cargos de ser la mente maestra en un caso de intento de asesinato y complicidad. Aunque no fue condenada a pena de muerte ni cadena perpetua, su sentencia mínima estaba estimada en veinte años. Ana ya tiene cincuenta años y era poco probable que saliera de prisión en lo que le quedaba de vida.Por otro lado, el señor Sánchez también había sufrido de un patatús cono todo lo acontecido. Debido al caos del momento, se había perdió el momento crucial para el rescate médico, lo que resultó en una falta de oxígeno en el cerebro, la cual se pudo solucionar a tiempo, pero el daño ya echo ocasiono con el transcurrir de los días una muerte parcial de una pequeña área de tejido en el cerebelo, lo que ocasiono el momentario estado de coma en el cual
—Es mejor que esa mujer escandalosa y sin vergüenza, entre en nuestras vidas y la vida de toda nuestra familia adhiriéndose a nosotros como gusanos consumiéndonos lentamente ¿verdad? Ni siquiera han celebrado ningún maldito compromiso oficial, solo lo habían anunciado, no es una relación difícil de romper después de todo.—¡Cállate y sigue comiendo! —Ema miró con furia a Leona, odiando a su hija por mencionar el tema una y otra vez.Enrique parecía aún más disgustado ahora al escuchar de nuevo todo eso.Una vez más, Ema había cometido un error en su juicio, causando que la familia Hernández quedara vilmente involucrada una vez más. Afortunadamente, los oscuros secretos de Beatriz se habían revelado antes; de lo contrario, los escándalos de infidelidad y la hija ilegítima habrían hecho de la familia Hernández una peor burla.—¡Doña!En ese momento, el mayordomo entró apresuradamente en el comedor, con una expresión complicada en su rostro. —La señorita Sánchez está afuera, exigiendo ver
Ema regresó al comedor con sudor empapando su frente, por la tanta preocupación que tenía. La astuta Beatriz, a quien había criado con sus propias manos, ahora tenía el control sobre ella. Aunque antes no les temía a si tuvieran o no tuvieran ninguna prueba, la situación había cambiado.Enrique ya no la trataba tan amablemente como antes, lo cual complicaba aún más la situación en la familia Hernández. En ese momento, tenía que ayudar a Beatriz con sus deudas, pero no quería ayudarle con su propio dinero. Así que la única opción era mantenerse persuadiendo a Enrique.—Enrique, a pesar de los muchos errores de Beatriz, ella sigue siendo la niña de tus ojos... Sabes lo obediente y amable que solía ser. Pero ahora, mi hermana está en problemas, mi cuñado está en estado vegetativo... la familia Sánchez está en una situación financiera difícil. Esa niña vive atemorizada, sin siquiera atreverse a regresar a su casa, acosada constantemente por los acreedores. Además, ella es mi propia sangre
Dicho esto, Alejandro con una mirada fría y serena puestas perfectamente en su apuesto rostro, se marchó del comedor. Ema observó la figura imponente y gélida del hombre, sintiendo un escalofrío recorrer su corazón.Justo en ese momento, Enrique retiró su mano de la de ella con un gesto severo y se levantó con determinación.—Alejandro tiene razón. La familia Sánchez es responsable de su propio destino. La familia Hernández la ha ayudado repetidamente, pero su conducta nos lleva a una gran calamidad. Ayudarles ahora sería como apoyar la maldad, —declaró Enrique, su voz llena de enojo.—Eso es correcto, mamá. ¿Por qué te preocupas por ella? Deja que Beatriz, esa mujer despreciable, se las arregle sola, —Leona murmuró mientras masticaba un trozo de carne.—¡Solo piensas en comer! ¡No sabes nada! —Ema estaba tan enfadada que no se preocupó por mantener su compostura de dama adinerada, agarró un pedazo de pan y se lo lanzó a Leona.Había subestimado al muchacho, su corazón era mucho más d
—Abuelo, ¿cómo se siente en estos últimos días? Si no tete encuentras, asegúrate de decírmelo a tiempo.Alejandro se arrodilló junto a la silla de ruedas de Fernando. Levantó la cabeza y encontró la mirada de su abuelo, mostrando los ojos claros y transparentes.—¿Por qué no vienes conmigo a Villa del Mar? Alba y yo también podemos cuidar de ti.—¿Por qué regresaría a ese lugar? Para ver la cara de tu padre y la maldita nuera, si antes podía vivir hasta los cien años, ahora solo podría llegar a noventa.Al pensar en Ema, a Fernando se le revolvió el estómago. —Hice un juramento, Alejandro. No regresaré mientras Enrique no se divorcie. Estar aquí es suficiente para mí. El secreto de la longevidad es evitar tener contacto con las cosas que te provocan molestia.Alejandro sonrió irónicamente, sin saber qué hacer con su obstinado abuelo.—Esta mansión solía ser el nido de amor del señor y la señora. El señor está dispuesto a quedarse aquí porque siente la presencia de la señora en cada rinc