Leona escuchó estas palabras y sus ojos se movieron mientras se levantaba tambaleándose del suelo. —Tú... ¿has regresado? ¿Cuándo planeas regresar? ¿Has vuelto para vengarte de Rodrigo? —Jimena apretó los dientes con gran malicia. —Él me hizo sufrir, ¿cómo puedo permitir que él esté satisfecho? Desde que me abofeteó tres veces frente a Clara, Alejandro y todos los miembros de la alta sociedad de La ciudad de México, entre él y yo, no hay ninguna hermandad... ¡solo enemistad!

—¡Exacto! Rodrigo ha ido demasiado lejos. Ni siquiera ha logrado casarse con Noa y ya ha abandonado a su propia hermana, ¡ni siquiera reconoce a su madre! Si esos dos realmente se unen, ¿tendrán alguna posibilidad de sobrevivir tú y tu madre? —Leona se sonó fuerte la nariz y avivó el fuego, apuñalando así a Noa por la espalda.

—¡Humph…! no finjas que te preocupas por mí. ¿Estás tan feliz porque quieres que regrese y te ayude a desahogar tu ira a través de mí?

Jimena vio a través de sus sucios pensamientos y se río