Al fin era viernes por la noche y así nomás había llegado el momento de la despedida de soltera de Eugenia.
Cuando a Zahra le llegó el mensaje de la novia anunciando su boda e invitándola a la fiesta, no le sorprendió en lo absoluto. Al menos ahora estaba formalmente invitada a esa velada nocturna y, mientras la felicitaba por la buena noticia, agendaba el lugar donde se encontrarían para la celebración.
Eva pasó por ella a la hora pactada, hacía un frío terrible y la nieve caía con un entusiasmo bastante considerable.
Ambas amigas traían puestos vestidos muy delicados y bellos. Eva lucía un vestido color manteca combinado con un trazo de encaje dorado que le brindaba un diseño muy sofisticado y único. Los zapatos rojo brillantes, de tacón largo, no le permitían utilizar bien los pedales del auto,
La mayoría se conglomeró alrededor de las barras del escenario para ver los bailes excitantes de losstriptease, que con cada prenda que se retiraban recibían una ovación por parte de todos sus espectadores.Las mujeres contaban con sus propios bailarines mientras que los hombres contaban con su show personalizado. Había para todos los gustos y colores. Era evidente que la anfitriona no había reparado en gastos y quería que todos sus invitados recibieran un trato especial.Zahra era consciente de que no estaba tan acostumbrada a esos eventos, pero que hubiera como invitados hombres dentro de una misma despedida de soltera le resultó bastante extraño. Sin embargo, a nadie parecía molestarle sino todo lo contrario.Quiso comentarle este punto a su amiga, pero se encontró con que en realidad estaba junto a un muchacho que no dejaba de
Unos días antes…Benjamín recién estaba seleccionando la cápsula de café que tomaría cuando oyó cómo su vecina partía para su trabajo.Permaneció unos minutos pensativo mientras volvía a su rutina mental y matutina concentrándose en cada una de las tareas que debería ir abarcando a lo largo del día. Sin embargo, por un momento, todo eso le pareció minúsculo e insignificante.La imagen de su vecina yendo a trabajar resultaba más reconfortante y había invadido cada rincón de sus pensamientos. Se quedó perdido recapacitando en que a pesar de que había tenido un día complicado y había llegado tarde a su casa, ella fue perfectamente capaz de partir a su trabajo yendo incluso más temprano de lo normal.Todavía recordaba la noche ant
Mientras Benjamín traía a su presente aquel recuerdo, donde su amiga de la infancia lo invitaba a su despedida de soltera; no podía entender cómo de aquel simple acto podría haber surgido una escena tan encendida. Y no necesariamente por lo fogosa sino más bien por el enojo que estaba plasmado en el rostro de Zahra.¿Cómo había terminado ella en el mismo lugar? Pero ciertamente estaba aliviado de verla. La noche se había tornado ciertamente incómoda y el hecho de no conocer a nadie se le hacía fatal. A la única que conocía era a Signer, pero ella solo se asomaba a él para restregarles a sus amigas que conocía a un Andapoles, como si así su prestigio se elevara por las nubes. Ahora recordaba la razón por la cual se escapaba de sus brazos, que lo ataban como cadenas durante las fiestas de su infancia. La misma se
Eva rio a carcajadas todo el camino de regreso a casa.No daba crédito del escaso tiempo que le tomó a Zahra para poner histérica a su vieja amiga. Tampoco que justo en esa misma fiesta se terminaran encontrando con el vecino nuevo de ella. Así que cuando los dejó, tocó una bocina amistosa y ya quedándose tranquila de que ambos habían llegado a destino a salvo, partió rumbo a su propio hogar junto a su marido.Mientras subía el ascensor, no intercambiaron muchas palabras.Ben no podía pensar, tenía la mente en blanco y solo se dedicaba a mirar intensamente a Zahra sin reparar en siquiera disimularlo.En cambio Zahra, incómoda con la situación, se puso firme y se plantó frente a él para enfrentarlo por su atrevimiento.—¿Qué te pasa? ¿Por qué me estás
—¿Quieres que te cuente qué pasó la noche que estuviste en mi departamento? — inquirió un Benjamín somnoliento reclamando la atención de aquella dama. —… —Puedo contarte, solo si nos quedamos un ratito más juntos…— renegoció los términos del contrato de una sola vez. Hay que admitir que Ben sabía negociar perfectamente, había apuntado justo en la cúspide de la curiosidad de Zahra. Ella no podía luchar contra la intriga. Debía saber exactamente lo que sucedió entre ellos aquella noche y entonces simplemente aceptó el trato. —De acuerdo, pero vamos a tomar un poco de café a ver si así se te va la borrachera. —Pero si solo tomé agua, ¿cómo voy a estar borracho? —Ben, estás borracho y lo que tomaste no era agua sino tequila, y por lo que veo fue bastante. —Ahh… eso explica el sabor amargo que tenían esos vasos… Zahra puso los ojos en blanco
A la mañana siguiente, Zahra despertó acurrucada en los brazos de un hombre. La dicha la invadió al sentir la calidez de otra persona tan próxima a ella. El aroma que desprendía era tan agradable que resultaba hipnótico. Una mezcla de almizcle y musgo de roble pendían aún del aroma residual de su perfume importado. Había más notas de aquella fragancia masculina que la alucinaba, pero solo pudo distinguir las grosellas y el jazmín para simplemente perderse en la magia que provocaban en su olfato.Aprovechó la proximidad de su invitado para apreciar la perfecta nariz recta que lucía, sin preocuparse en lo absoluto que más de alguno desearía tenerla así sin la necesidad de tener que contar con una cirugía para alcanzarla.Su respiración era profunda. Tendría al menos un par de horas para que é
Benjamín buscó con la mirada en todas direcciones. La ceremonia había sido muy elegante y emotiva. Los novios se paseaban por todos lados hablando con cada uno de los invitados y agradeciendo cada elogio que recibían.Pero por más que se esforzó, no encontraba a Zahra por ninguna parte. Se suponía que si había ido a la fiesta de despedida de Signer, entonces, tendría que estar allí presente al igual que muchas de las personas que habían participado de ése evento nocturno.Al principio creyó que ella lo estaría evitando pero cuando reparó en el hecho de que Eva tampoco estaba allí presente, entonces estuvo más seguro de que verdaderamente ella no estaba en la ceremonia ni en la cena que se estaba brindando en su honor.Sin embargo, si reparó en alguien muy particular que estaba allí presente
Eran cerca de la una de la madrugada cuando se abrió la puerta del ascensor y Ben caminó el corto trayecto que lo separaba de su hogar.Antes de llegar a su puerta escuchó cómo se saludaban dos personas y oía los pasos de una mujer con tacones acercándose a su dirección para así tomar el ascensor. Cuando dio la vuelta por el pasillo, la figura esbelta y elegante de una dama se acercaba a nuestro protagonista, quienes se terminaron encontrando a mitad del camino sin intercambiar palabras.Sin embargo, aquella joven no pudo evitar mirar de reojo a aquel misterioso hombre que ni siquiera se molestaba en seguirla con la mirada. Había pasado mucho tiempo desde que alguien había ignorado así su presencia, como si realmente fuera posible lograr tremenda hazaña y salir invicto.Cuando lo reconoció, quedó anonadada y sin pensarlo se