Capítulo 156
Daniela retrocedió dos pasos abrazando con cuidado las computadoras, con una expresión de alerta total.

Sebastián estaba actuando de manera algo extraña hoy, y ella no sabía en realidad cómo interpretarlo.

Al ver la postura defensiva de Daniela, Sebastián no pudo evitar reír graciosamente: —¿Qué pasa? ¿No puedo regresar a mi propia habitación?

Claro que podía.

Daniela ya había pensado en eso cuando accedió a quedarse. Según su costumbre anterior, ella dormiría en el sofá y Sebastián en la cama.

Pero si él no se iba al estudio a trabajar, a ella le sería muy difícil ponerse a dibujar.

—¿No te cansas de cargar dos computadoras portátiles? —Sebastián tiró con suavidad de su corbata, sin éxito, y con gran impaciencia dijo: —Ayúdame a quitarla.

No era la primera vez que hacía esto.

Daniela dejó las computadoras a un lado y se puso de inmediato de puntillas para ayudarlo.

Sebastián, como si no notara que ella tenía que alzarse, permaneció muy erguido, sin inclinarse lo más mínimo, lo que fru
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