Capítulo 157
Sus ojos ardientes hicieron que Daniela se estremeciera y retrocediera asombrada: —Tú... tú tranquilízate.

Sebastián entrecerró un poco los ojos y se acercó aún más, su respiración se hizo aún más pesada: —Intenta calmarte tú.

Daniela no pudo evitar suspirar y puso con delicadeza una mano en su pecho: —Aléjate un poco. Voy a buscar en este momento a Gonzalo para que te lleve al hospital.

La fría mano de Daniela en su pecho proporcionó al instante un alivio temporal al ardor que sentía Sebastián, quien encontró este contacto extremadamente placentero.

Lo que había comenzado como una simple travesura se convirtió en algo incontrolable, y Sebastián se acercó sugestivamente aún más a Daniela.

El rostro de Daniela se sonrojó por el aliento caliente de Sebastián, y ella se apresuró de inmediato a decir: —Tranquilízate y déjame pasar.

Intentó levantarse y dirigirse hacia la puerta.

Sebastián, aún con algo de cordura, no la detuvo más y, con los ojos enrojecidos, la observó detenidamente camin
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