Daniela miraba con una ligera sorpresa.

Para ser muy honesta, nunca imaginó que Sebastián pudiera tratar a Sofía de esa manera tan dura.

No había nadie más presente, no tenía necesidad alguna de actuar.

¿Actuar para Clara? No era necesario. Clara lo trataba como a su propio hijo y seguramente siempre lo cubriría frente a Fernanda.

Entonces, ¿era para que ella lo viera?

Daniela sonrió con desprecio.

Esto no tenía ningún sentido.

Al principio, cuando escribió ese contrato, lo hizo más por enojo. Después, se dio cuenta de que realmente no era necesario.

Si Sebastián realmente quería estar con Sofía, ella no podía lograr detenerlo.

¿Por qué preocuparse? Esto solo aumentaría su propio malestar.

Sacudió con rapidez la cabeza, apartando esos pensamientos, y al encontrarse con la mirada inquisitiva de Sebastián, no mostró ninguna reacción. Simplemente señaló el cuenco de sopa en el suelo y dijo: —¿Todavía quieres beber?

Sebastián se sintió bastante incómodo y murmuró: —Recógelo.

Clara quería d