Mientras que Mara continuaba recibiendo sus muebles, centrándose por completo en la cocina, acompañada por Tom quien trataba de descubrir algo en sus compañeros que los delatara, ya que solo le bastaba que Mara desconfiara de alguno, pero nada, los hombres parecían afanados a sus quehaceres y lo hacían con beneplácito. Hasta que Mara en una de sus tantas idas y venidas por la casa, nota como uno de los hombres la miraba furtivamente, pero de inmediato creyó que era producto del mismo sentimiento de desconfianza que le hacía ver lo que no existe, por lo que prosiguió afanada en sus muebles tranquilamente.

Todo transcurría calmadamente hasta que el teléfono de la casa sonó y sin más Mara, quien justo pasaba por su lado lo levanta.

Eran alrededor de las 17 horas. Eran un número equivocado dijo la despreocupada mujer, pero sus palabras preocuparon más a Tom quien de inmediato coloca a los hombres en alerta. El ambiente estaba tenso y silencioso.

-¿No creen que es mucho por una simple llam