[ Visión de Aya Millenis]
- ¿Por qué estás mirando así? - Interrogo a Luana y ella me mira con una mirada triste.
- Ven conmigo.
- ¿Hay algún problema? - Pregunto, pero algo me dice que es un problema, y uno grande.
Ella suspira y se abraza a su propio cuerpo, esto sólo hace que la opresión en mi pecho aumente.
- Tengo dos noticias Aya, y ninguna de ellas es buena, acento grave, eso me preocupa.
- ¿Qué es?
- Bueno - suspira y yo contengo la respiración - Primero quiero agradecerte todo tu esfuerzo y la donación constante que haces. Es gracias a usted, a su hermana y a mi marido que el orfanato no ha cerrado sus puertas todavía, sin embargo, compraron los locales del orfanato y bien.... Los niños serán reubicados en otros orfanatos de otras ciudades.
No puedo oírte bien, siento que mis ojos arden, nunca podré soportar ver a Heloysie de nuevo, necesito hacer algo, no puedo dejar que esto ocurra. No me la pueden quitar.
- Sé lo mucho que quieres a la niña, pero hay una pareja que quiere adoptarla, son amables, seguro que la cuidarán bien...
- No, no, no -repito frenéticamente mientras muevo la cabeza de forma negativa- Ellos... no pueden adoptarla, yo... yo lo haré...
- Sé lo doloroso que es para ti, Aya, yo más que nadie lo sé, pero piensa en su bienestar...
- La adoptaré - la interrumpo - ¡Su bienestar será el mío! - suave y el aire empieza a ser pesado a mi alrededor.
- Llevas más de un año intentando encontrar marido y, por desgracia, no has encontrado ni siquiera un novio. La verdad duele. Luana no se guarda sus palabras.
- Me las arreglaré, Lu", digo con los ojos llenos de lágrimas.
- Debes entenderme Aya, mi deber es cuidar de estos niños, no puedo dejarla vivir aquí esperando por ti, necesita padres y muchos padres necesitan un hijo. No seas tacaño.
- No estoy siendo mala, pero ella me quiere como madre y yo la quiero como hija. - mi voz es temblorosa, mi corazón late en mi pecho. Tiene que haber otra manera.
- Sólo querer no hace la ley actuar Aya, sé lo especial que es una para la otra, pero sólo tiene dos años, si no dejo que la pareja la adopte tendrá que ir a otro orfanato y sólo Dios sabe con qué clase de gente tendrá que lidiar, sabes perfectamente de lo que hablo.
Sí, lo sé. No quiero que mi pequeño sea maltratado por nadie ni que pase hambre, recibiendo castigos absurdos por tonterías. Mi corazón se estruja, sé que lo mejor es dejarla en adopción, pero mi corazón no lo acepta, nadie más que yo puede ser su madre.
- I... No puedo aceptarlo - el grito intenta subir a mi garganta - Sólo yo puedo ser su madre...
- ¡Deja de ser egoísta! - vocifera con fuerza sorprendiéndome, no es propio de ella perder los nervios de esta manera - Mira, me duele el corazón por tener que separaros, me duele mucho ser uno de los responsables de infligiros sufrimiento una vez más, pero necesito pensar en lo que es mejor para ella, Aya, por favor, te ruego que intentes entender mi versión.
- E.. ¿Y si consigo ayuda? ¿Alguien que compre el orfanato de nuevo? - Estoy desesperada, lo sé, pero necesito luchar por mi hija con todo mi corazón.
- Sólo un milagro puede hacer que esto ocurra - suspira, sé que al igual que yo, no quiere que se cierren las puertas de este orfanato - Te daré esta oportunidad, pero tendrás que encontrar a alguien hasta mañana a las cuatro de la tarde, después de esa hora, Heloysie será adoptada.
Respiro aliviada, sé que juré no volver a pedirle nada al señor Gustam, pero ningún tipo de orgullo es más importante que la sonrisa en la cara de mi pequeña.
- Volvamos a la habitación", dice Luana y vuelve a caminar delante de mí.
* Al amanecer en el piso *
¿Y ahora qué? ¿Cómo voy a pedirle al Sr. Gustam que compre el orfanato? Él y su mujer ya han hecho mucho por mí, no quiero tener que volver a molestarlo. Son más de las tres de la mañana, no puedo quedarme quieto, no paro de moverme. Cada mes dono la mitad de mi sueldo, mi hermana dona un tercio al igual que Leandro, sé que siempre ha sido poco, pero al menos eso pondría al menos tres comidas al día en el plato de los trece niños de allí.
Respiro profundamente, tengo que calmarme, hoy el señor Gustam no tiene nada programado, tendrá la mañana libre, siempre llega media hora antes que los demás empleados, yo iré a la empresa a las siete y media, suelo llegar diez minutos antes, pero no sé cuánto tiempo tardaré en convencerle, mejor llegar a la misma hora que él. Pero, ¿cómo le voy a convencer?
Ya sé, en cuanto abra la puerta de su despacho, haré como en los animes, ¡seguro que no se negará!
Me siento un poco más segura, voy a la cocina y bebo un vaso de agua natural, luego vuelvo a mi habitación, pongo el despertador y me acuesto en la cama, no puedo tener la cara llena de ojeras.
*Exactamente a las siete y media de la mañana en la sede de la empresa Stevens*
Las puertas están a un palmo de distancia, mi corazón late tan fuerte que puedo oírlo, trato de controlar mi respiración, aprieto mi maletín contra mi pecho y siento que la sangre se calienta, después de tres años, no he mantenido mucho contacto, nada más que buenos días, cómo estás y cuídate, eso es todo. M*****a sea... Después de tres, la búsqueda para pedir algo que va a tomar tanto dinero.... No puedo devolver, necesito pedir ayuda, hice lo mejor que pude durante esos dos años.
Respiro profundamente y cierro los ojos, ahora es el momento, sé que el señor Gustam está detrás de su escritorio mirando unos papeles como siempre, todos los días, vamos Aya, ánimo, recuerda a Zenitsu, él es la encarnación del miedo, pero cuando se trata de Nezuko se convierte en el más valiente de todo el universo del anime Kimetsu no Yaiba, ¡sé como él!
Con los ojos cerrados abro la puerta sin siquiera llamar, probablemente me esté mirando sin entender nada, dejo caer mi maletín al suelo y aún con los ojos cerrados me arrodillo, pongo las manos en el suelo y apoyo la frente, siempre veo a los personajes de anime haciendo esta posición para pedir algo o disculparse, yo necesito pedir ayuda. Lleno mis pulmones de aire, abro los ojos y miro al suelo.
- Buenos días Sr. Gustam, perdone que entre así en su despacho, pero no sabía qué hacer ni a quién acudir, estoy desesperada, necesito ayuda urgentemente, y... -siento que se me forma un nudo en la garganta, pero no puedo echarme atrás, las palabras tienen que salir como sea- Sé que es muy abusivo por mi parte, pero por favor, COMPRE EL ZAIN ORFANATE -grito la última parte- Sé que no tengo derecho a pedir esto... Pero los niños... Son... son increíbles... Son muy especiales... - Las lágrimas ya salen de mis ojos, la imagen de Heloysie dándome la espalda y cogiendo de la mano a otras personas invade mi mente y me duele el corazón, mi voz se debilita y ahora sólo salen susurros - Ella no puede...
- Aya... - la voz de Leandro me hace dejar de hablar, siento que mi cuerpo se congela.
Las lágrimas se detienen, lentamente, aún sin creer la voz que escucho, levanto la cabeza, mis ojos se abren de par en par y tiemblan, todos los líderes de la compañía están aquí, mis ojos los recorren uno por uno, la mirada de asco que viene hacia mí son las de mis padres, todos los demás me miran con lástima o incredulidad. Mis ojos se posan en un hombre alto y moreno. Lo conozco de alguna parte... Dónde he visto esos ojos antes... ¡Dios mío!
¡Iuri!
No, no, no, no puede ser él... no quiero que sea él... pero mi corazón me dice que lo es. Ha vuelto.
Está tan diferente, ya no está tan delgado como antes, ahora tiene un cuerpo con más músculos que el de Leandro en su adolescencia -hoy está un poco regordete, gracias a los manjares que prepara Luana-, su pelo negro está perfectamente peinado hacia atrás y su barba está bien hecha, su postura es totalmente diferente a la que yo recordaba, ahora parece dominar todo lo que le rodea, me siento pequeño e indefenso ante su mirada superior...
No, no, no, no... ¿Por qué está aquí? Sus ojos me miran, no como antes, de forma cálida y cariñosa, en este momento me miran de forma fría, seguro que no quería verme aquí. Vuelven las lágrimas, le pedí tanto a Dios verlo una vez más, pero ahora que por fin está aquí, me doy cuenta de que no estoy preparada, incluso después de siete años, todavía no puedo mirar su cara y disculparme.
Incapaz de contener las lágrimas me levanto del suelo y salgo corriendo de la habitación, no debería haber entrado ahí.
[ Visión de Iuri Stevens]Al entrar en la casa, veo a mis padres abrazados de pie en medio del salón.- ¡Por fin ha vuelto mi chico! - mi padre me abraza con fuerza y yo le correspondo de la misma manera.Siete años lejos de aquí, de mis padres. Durante las vacaciones de un semestre a otro, me dedicaba a la academia y a aprender artes marciales. He trabajado mucho para mejorar físicamente y estoy contento con los resultados. Hoy me miro al espejo y me siento hermosa, aunque todavía me atormentan las palabras de Aya que insisten en martillar en mi cabeza día tras día.- Te has convertido en un hombre muy hermoso, hijo mío -mi madre también me abraza, la levanto del suelo por la cintura y doy vueltas con ella en brazos. Cómo la he echado de menos.- Eres aún más hermosa, madre - hablo y la dejo ir.- Los años nos han favorecido
[ Visión de Aya Millenis]- Espera Aya - oigo la voz de Leandro llamándome, pero antes de que se cierren las puertas del ascensor consigue entrar - ¿Qué te pasa para hacer esa escena, Aya?- No sabía que había vuelto... ¿Por qué no me lo dijiste? Sabes lo mucho que quería hablar con él.- Lo siento Aya, yo... Me estaba comiendo, también hice y dije muchas cosas con Iuri de las que me arrepiento, incluso pensé que me despediría por venganza.... I... Lo siento.- Ahora está hecho... Me avergoncé delante de toda la dirección de la empresa y lo que es peor... Delante de mis padres... Yo... - las lágrimas caen como cascadas sin que pueda controlarlas - Por qué tengo que ser tan idiota... I...Leandro me abraza, las puertas del ascensor se abren de nuevo, detenido ahora en el cuarto piso, donde está nuestro de
[ Visión de Carmen Stevens]- ¿En qué estás pensando? - pregunta mi marido.- ¿Fue realmente una buena idea ponerla allí? - Me lo pregunto, pero la pregunta es más para mí que para él.- Dejemos que el tiempo lo diga, cariño - toma mi mano, hasta el día de hoy, siempre que siento tu contacto, cálido, me siento la persona más feliz del mundo, el mejor hombre del mundo es el mío.Fue mi idea ponerla en la empresa, quería que Juliana viera cómo conquistaba las cosas, cómo superaba el abandono que sufría, sin embargo, después de un año y medio de ser una empleada modelo, empezó a salir con prácticamente todos los hombres de la empresa, incluso saliendo con compañeros. Nunca me cuestioné por qué empezó a actuar así porque es su vida, sin embargo, Iuri se fue pidiendo que la
[ Visión de Aya Millenis]- Aquí - mi hermana me da una taza de chocolate caliente.- Gracias - Tomo la taza.Hace dos horas que he vuelto del trabajo y me siento decaído, lo primero que hice al llegar fue llamar a mi hermana, vino inmediatamente y lo primero que hizo... Así es, me hizo tomar un baño, un baño frío. Ayudó, pero todavía me siento mal.- Venga, cuéntame qué ha pasado -se sienta a mi lado, también tomando chocolate caliente.Suspiro y aliso el borde de la taza, Iuri entra en mis pensamientos... Me dio una orden, sólo me dijo que me reuniera con él mañana para poder hablar, ¿qué pasará? Recordar lo grosero que fue conmigo me duele, pero no puedo sentir rabia, yo lo traté mucho peor en el pasado, ahora sé cómo se sintió cuando le hablé e hice esas cosas sin importar
[ Visión de Aya Millenis]¡Espeso, grueso, gruesoooo! ¡Qué enfado!Respiro profundamente, mi día de ayer fue malo, hoy será aún peor. Salgo del ascensor y me dirijo a mi antiguo escritorio, probablemente Leandro ya esté en su despacho, seguro que le resulta extraño que no esté esperando en la puerta con la agenda preparada, siempre llego diez minutos antes que él.Mi cerebro intenta a toda costa encontrar una lógica a lo sucedido, ¿por qué me eligió como secretaria? Aunque ya trabajo como secretaria, no tengo el mejor historial con él.Cálmate Aya, al menos ya sabes que no te vas a quedar sin trabajo. Sé que si me despidieran, no sería un problema encontrar otro trabajo, pero siempre me he dedicado a mi puesto como forma de agradecimiento por todo lo que han hecho por mí.- ¿Aya? - La voz de
[ Visión de Aya Millenis]A falta de cinco minutos para que termine el horario de oficina, me he pasado todo el día con el pie del estómago helado. Todo el día en la mezcla de tristeza y ansiedad. La imagen de mi pequeño me sigue poniendo muy triste, y lo que de momento me distrae de esta tristeza es la aprensión de cómo será a partir de ahora con Iuri. Es difícil de creer, después de todos estos años, siete largos años, por fin tendré una charla con él, le pediré perdón por todo lo que hice e intentaré explicarle por qué actué así, intentaré explicarle que ahora soy una persona totalmente diferente.Con todos estos años, después de haber sido salvado por Leandro, me arrepiento tanto de no haberle dado una oportunidad a Iuri en la época en que me quería. ¿Estaríamos jun
[Visión de Iuri Stevens]A veces me pregunto, ¿por qué la gente cambia tanto? Y en lugar de cambiar para mejor, el cambio es algo que nos decepciona.Tenía algunas expectativas para esta cena con Aya, quería empezar a poner en práctica mi plan para tenerla castigada en mi cama, quería haberle regalado mi mejor sonrisa y contarle lo que hice por ella, sin embargo, desde que sonrió al camarero, de una manera tan amable, una manera que nunca me sonrió a mí. Los celos surgieron en mi mente, y cuando empezó a hablar del pasado, de su pasión por Leandro y de que yo era el ogro malvado en su vida, una rabia tan grande quiso apoderarse de mí, que tuve que usar todo mi alto control para no explotar.Suspiro, me sentí estremecido cuando ella asumió que dejó un hijo allí, y que no lo cría porque no tiene marido. Es jodidamente hermosa, probablemente
[ Visión de Aya Millenis]"¿Qué quiso decir con: o tomará el castigo?" - ¿Cómo pudo castigarme? - Me tapé la boca con las manos y acabé diciendo la última parte de mi pensamiento en voz alta. Siento escalofríos por la columna vertebral, respiro hondo, lo habrá dicho para asustarme, como una broma.Cierro las carpetas del ordenador y recojo sobre la mesa la tarjeta de crédito personal que dejó aquí ayer, no me imaginaba que la había dejado sólo para que fuera a comprar su almuerzo. La empresa tiene una cafetería, pero al parecer no le gusta la comida. Me guardo la tarjeta en el bolsillo de la americana y me dirijo al ascensor, el restaurante está a cinco minutos. *** Diecinueve minutos más tarde ***Cuando sólo queda un minuto del tiempo que me dio Iuri para recoger su alm