Narra David de María–Odio lo bien que me estás conociendo, quise sorprenderte y te quiero dar algo pero tendrás que venir a buscarlo – Susurró Alondra cerca de mi oído encendiendo todas mis terminaciones nerviosas en una milésima de segundo – Cierra los ojos y cuenta hasta 20, después búscame entre las estanterías de libros y te daré lo que tengo para ti.–Alondra mi princesa, estamos en la biblioteca del Tec, no podemos hacer mucho ruido, ni desorden.–Búscame en silencio, David. Te amo – Dijo ella, me besó tiernamente y desapareció ante mis ojos.No tengo la menor idea de cómo hizo ella para desaparecer tan rápido, pero lo hizo. Yo después de buscarla rápidamente con la mirada y no verla cerré los ojos, conté hasta 20 sintiéndome como dentro de algún reto infantil y después me levanté sin armar jaleo, para buscarla tal y cómo ella me había pedido.Recorrí los pasillos de los libros del área de bachillerato con un poco de detenimiento, ella es tan pequeña de estatura y tan menuda de
Narra Alondra Ferreyra Por días y más días mi felicidad era total, íbamos al Tec mi príncipe y yo, por las tardes la pasábamos juntos, haciendo tareas o deberes cómo decía él. Veíamos en la televisión la historia de Floricienta en el canal de Disney o cuando no alcanzábamos por alguna razón a ver algún capítulo eso, para mí príncipe no era ningún impedimento él se las ingeniaba para buscarlos por internet para no perder ninguno y poder seguir con la trama. Uno de esos días de fin de semana de tranquilidad, ya sabiendo que Petra estaría encerrada un tiempo en la cárcel, eso nos habían dicho. David y yo decidimos romper la rutina de ese sábado en la noche y nos fuimos al cine, queríamos salir de ese encierro voluntario, pero en realidad debíamos tener cuidado, uno nunca sabe de qué se puede valer la gente de su calaña, yo la conocía muy bien.–Alondra, ¿Qué película se te antoja ver mi princesa? – Me preguntó David – Creo que hay demasiadas opciones.Cuando llegamos al cine, las panta
Narra Alondra Ferreyra –David, vámonos mi amor. Tengo mucho miedo – Le dije sin dejar de temblar – No quiero salir hasta que sepamos que esa mujer ha vuelto a estar encerrada, es un peligro para la humanidad.–Vámonos mi princesa, nada malo te pasará. Te lo juro. Veremos qué hacer.Nos fuimos a casa de David, Carmen al vernos volver tan rápido de la plaza supuso que algo malo estaba pasando, pero no nos pudo preguntar nada, ya que con ella se encontraba una de sus amigas. David y yo saludamos a ambas y nos subimos a la recámara dónde ni bien cerrada la puerta, me lancé a sus brazos sacando todo lo que sentía, las lágrimas bajaban de mis ojos a raudales, era imposible detenerlas.–David, tenemos que irnos lejos. Ella quiere hacerte daño, me amenazó con eso el día de la golpiza, no quiero que te toque – Grité llorando histérica, desesperada – Te amo y si ella te hace algo yo me muero.–No pasará nada. Vamos a calmarnos mi amor, no llores por favor mi muñequita. Ven, vamos a recostarnos
Narra David de MaríaMi princesa hermosa se desvaneció en mis brazos soltando su móvil que se estrelló en la alfombra de la recámara. La cargué hasta recostarla en la cama, acomodándola con mucho cuidado y entré al cuarto de baño de la recámara para buscar alcohol para darle a que lo aspirara y hacerla reaccionar, me imagino lo que le dijeron por el móvil era algo sumamente nocivo y que no se trató de una llamada normal, escuché que mencionó el nombre de su hermana. ¿Porqué todos en su familia eran tan crueles?–Alondra, mi princesita despierta. Por favor, mi amor – Le decía dándole suaves besos en sus labios y en sus mejillas que estaban pálidas y heladas – Tienes que despertar, mi muñequita.Le hablaba y no había respuesta de su parte, estaba desesperado y no sabía que más hacer. La cubrí con los edredones de la cama y la tomé en mis brazos para que entrara en calor, deseando que así ella pudiera reaccionar. En mi interior se desató un cabreo masivo, debió ser esa desgraciada infeli
Narra David de María–David, esa mujer está demente y tenemos que protegernos. Ya la has escuchado que no tiene recato en amenazarnos y por supuesto que no dejaré que ni a ti ni a Alondra les pase nada – Dijo mi madre ya un poco más tranquila – Tendremos que tomar medidas drásticas.–Dime madre ¿Qué tienes en mente? Yo tenía pensado que habláramos con el padre de Alondra, él debe de buscar una manera o algún método para calmar a esa loca de Petra.Debíamos agotar todas las posibilidades para que alguien la hiciera entrar en razón.–Hijo, tú idea me parece buena pero siendo sincera no creo que vaya a dar resultado. A ese señor, la tal Petra lo tiene completamente dominado. Yo pensaba en hacer algo más drástico y contratar elementos de seguridad para nosotros tres, para ti, para Alondra y para mí.–Madre eso no creo que le guste a Alondra y tú no viste como se puso. Vámonos a la casa de Valle de Bravo un tiempo, no quiero que Alondra viva todos los días con miedo y con estrés de esa loc
Narra Alondra FerreyraLos días que seguimos estando en la ciudad antes de irnos a Valle de Bravo, David y yo nos dedicamos a hacer lo de nuestra escuela y por las tardes a hacer tareas y a estar en casa con Carmen, no queríamos exponernos más tiempo fuera de la casa del necesario, continuábamos con la rutina, que era necesaria. El último día que fuimos al Tec, David tuvo examen sorpresa por lo que Carmen pasó por mí al Tec y me fui con ella un rato a su negocio para que David estuviera tranquilo sabiendo que yo no estaba sola, pues no me arriesgaría a que Petra volviera al Tec y al verme sola, cometiera lo de la vez anterior, pues ya nadie la pararía.–Alondra hija ¿Estás bien? – Me preguntó Carmen – Espero que no te moleste estar conmigo aquí un rato en el negocio.Al verme tan pensativa, Carmen se preocupó, la verdad este cambio traería sin sabores a mi vida, era algo que no había hecho antes, pero aun así, sabía que era necesario hacerlo, para evitar cosas más graves.–Me ha ido
Narra Alondra FerreyraColgué con Julio y cuando ya iba con la caja con los centros de mesa en mis manos, escuché que Carmen discutía con alguien. Me di prisa para llegar con ella, de pronto se apoderó el miedo de mí de que pudiera pasarle algo a Carmen por mi culpa. Al llegar con ella, ella me tomó de la mano detrás del mostrador de su negocio y vi con quién discutía. Era Petra quién estaba ahí tirando su veneno, por eso no quería pensar en ella.–Qué bueno que te dejas ver Alondra, así escucharás lo que le he venido a decir a Carmen. Ya se lo dije por teléfono pero soy una persona de dar la cara y de lealtad, así que aquí estoy para decirle en su cara las cosas – Dijo mi madre – Carmen, como te dije por teléfono tú y tú estúpido hijo me pagarán por todo el daño que me hicieron y sobre todo por la difamación de mi honor sobre la persona intachable que soy o no sería una dama del patronato.–Tú y tu patronato son la misma porquería y vete del negocio de Carmen que no eres bienvenida a
Narra David de MaríaEse día al salir del Tec, me fui al negocio de mi madre ya que ahí me esperaba mi princesa. Me apresuré en llegar, las horas que había estado sin ella, me parecieron internas. Ya estaba desesperado por verla. Llegué con lo primero que me encuentro, me dejó inmóvil. Era mi madre que jalaba de los cabellos a Petra sacándola de la tienda, diciéndole muchas chorradas, me sorprendí, desconocía que mi madre pudiera tener un arranque de esa magnitud.Pero algo tuvo que hacer Petra, para que mi madre perdiera los estribos, yo conocía a mi madre perfectamente, era una mujer demasiado paciente, mediadora y le gustaba estar en buenos términos con las demás personas, aunque estas fueran bastante pesadas, ella sabía cómo llevarse con esa tipo de gente. Alondra la miraba consternada igual que yo y al verme llegar, ella corrió a abrazarme. Yo por supuesto la recibí en mis brazos. Seguimos viendo cómo se desarrollaba la escena. No quería interferir, mi madre era una adulta y sabí