Narra Alondra FerreyraJovana se quedó ese día a consolarme y a curarme, después de lo que había visto y que me había afectado demasiado, no podía creer, cómo esa mujer, se había atrevido a besar a David, sin importarle que él no estuviera solo, pero ya nada se podía hacer, ahora estaba muy lastimada y no sólo por lo que me pasó, por culpa del imbécil ese de la bicicleta, que me aventó, también ahora estaba herida del alma, por culpa de lo que acababa de sentir, al saber lo que supe de David y de la propia boca de Sabadelle.–Alondra, sé lo que estás sintiendo, sé que todo esto es nuevo para ti y créeme que te entiendo – Me dijo Jovana – Yo, cuando llegué a vivir aquí a Alcalá de Henares, cuando vine a estudiar, me quedé tan impactada, como ahora veo que estás tú. Ante todo, el libertinaje, que hay aquí.Era un doble moral, queriendo tapar el sol con un dedo de todo lo que se vive aquí, queriendo protegerme, según él de todo lo malo y él si ya lo vivió y quien sabe en cuantas ocasione
Narra Alondra FerreyraEse era su pasado y ya no se podía hacer nada, no iba a luchar contra corriente, solo podíamos gozar de lo que nos dejara este viaje, solo pensar en nosotros dos, pues aunque yo quisiera, que no hubiera pasada nada de lo que ya había hecho, era imposible. –David, mi amor yo estoy bien – Lo consolé – En serio, no pasa nada. Nadie es perfecto y tú tienes un pasado y está bien, yo solo quiero, que lo que queda de este viaje, lo disfrutemos como locos.Ya no teníamos otra opción, solo la de seguir disfrutando del viaje, como si hiciéramos borrón y cuenta nueva, de todo lo que me había enterado y de lo que estaba segura, que me seguiría enterando.–Gracias mi consentida – Me besó – Perdóname por no ser, lo que tú quieres, perdóname por lo que yo he cometido antes.–No pasa nada, por favor, ya no sigas – Le pedí – Vamos a olvidarlo, quiero que estemos bien y no tengo nada que perdonarte.–Gracias Alondra, te amo mi princesa.–Yo te amo a ti, mi príncipe.Nos tomamos
Narra David De MaríaEstábamos pasando Alondra y yo, los días más felices de toda nuestra relación ahí en Madrid y hoy empezaba una travesía nueva, nos despedíamos de Madrid por unos días y emprendimos el viaje a Cantabria a bordo de un tren, que nos llevaría en poco más de 5 horas a Santander y de ahí, nos moveríamos para recorrer Cantabria.Habíamos pasado por Romina a su casa en Madrid, cosa que no sabía yo que ella iría con nosotros, pues como Sabadelle, estaba con Jovana, pensé que solo con ella iría, pero al parecer ellos tenían esa relación abierta, donde ya estaban ellas de acuerdo en compartirlo. Nos estábamos divirtiendo mucho, pues Sabadelle, iba con Jovana y con Romina y nosotros dos. Nos la estábamos pasando de lo lindo, en el viaje de tren, íbamos jugando cartas y a mí, me daba mucha risa, pues Sabadelle, estaba enojado y no podía ganarle a mi chica, nadie excepto yo, sabía de su memoria fotográfica, pero no les podía decir.-No sabes perder, colega - Me burlaba de mi a
Narra David De María–Vamos al hotel, colega – Le pedí a Sabadelle – De eso nada, Alondra, no te vas a meter sin ropa a ningún lado.–No me retes, David De María – Mi chica me fulminó con la mirada.Nadie dijo nada y Sabadelle, se encaminó al hotel. Llegamos a buena hora, para que nos dieran las habitaciones y pudiéramos dejar el equipaje, así podríamos salir más ligeros, sin tener que tener, todo el equipaje atiborrado en el maletero del auto. Llegando al hotel, Alondra estaba emocionada ante el lujo del hotel, pues yo no descansé, hasta conseguir una reserva en el hotel Helguera, uno de los mejores de Santander. Ellas esperaron, hasta que nos dieron las habitaciones y después, nos separamos, para ir a instalarnos. Alondra y yo, caminamos hasta llegar a la habitación, ella estaba sorprendida y emocionada, era un lugar de lo más lujoso, lo mejor que se podía encontrar en Santander, tenía que conseguirlo para ella y así lo hice, y ahora ella estaba encantada con ello.–No lo puedo cre
Narra Alondra FerreyraEsa noche cuando salimos del mar, David y yo, nos encontramos a Sabadelle con sus chicas, en una situación muy comprometedora, teniendo sexo con ambas en medio de la noche, seguramente ellos habían pensado, exactamente lo mismo que nosotros, que, al estar en la oscuridad de la noche, podían hacer lo que se les antojara y en cierta forma, era así. David y yo, permanecimos tomados de la mano, viendo todo aquello y no queríamos incomodarles, pero el frío estaba muy fuerte y nosotros estábamos empapados, por lo que nos tuvimos que acercar ahí con ellos, para tomar nuestra demás ropa y poder cubrirnos un poco.–Hola colega – Sabadelle notó nuestra presencia – No sé, si se nos quieran unir.Sabadelle, era demasiado descarado, como nos invitaba a que nos uniéramos a ellos, no estaba en mis planes unirme a ellos y hacer una orgia, si ellos estaban a gusto así, allá ellos. –Hola colega, no por supuesto que no – David, se negó rotundamente – Nosotros tomaremos nuestras c
Narra Alondra FerreyraSeguimos moviéndonos juntos, haciendo de nuestra unión una batalla, sin importarnos que el agua, se estuviera saliendo sin control de la tina, me apretó fuerte por la cintura y yo me contraje interiormente, hasta que culminamos con esa deliciosa entrega, en la que ambos, tocamos las nubes y el cielo del amor, unidos por el sentimiento, que eso nos despertaba a ambos.–Te amo Alondra, esto ha sido maravilloso mi princesa – Me dijo mi güero al oído – Eres, lo que más amo en la vida.Estábamos así, abrazados, después de haber tenido ese encuentro tan memorable, me encantaba estar en sus brazos después de que terminábamos, me reconfortaba, me sentía amada, –Tú también lo eres, David, siempre lo vas a ser, por eso te amo tanto.David, me besó con mucha ternura y yo, me perdí en la dulzura de sus besos, hasta que me dio mucho sueño y él lo noto, nos salimos de la tina y nos secamos, para después, ponernos el pijama y meternos a la cama. El baño, nos relajó demasiado,
Narra David De MaríaAlondra y Sabadelle, ya no fueron a ningún lado, pues el miedo que ella, le tuvo a las palomas, fue mayor, que sus ganas de alejarse. Se fueron a sentar a un café ahí en la plaza y estuvieron esperando, hasta que me desocupé con las chicas de ir de compras y había sido lo mejor, había comprado varias cosas para mí y muchas para Alondra, con ayuda de Romina y de Jovana, que parecían unas expertas en el tema de las compras. Cuando terminamos de las compras, nos fuimos un rato a uno de los restaurantes del centro a cenar y a tomar unas cañas, pues al día siguiente muy temprano, nos iríamos a San Vicente de la Barquera.–Estás muy lento para tomar De María – Se estaba burlando Sabadelle – Tienes que tomar con más ganas, colega.Pues quería estar sobrio, para cuando nos fuéramos mañana seguir con lo planeado, lo podía hacer perfectamente cuando llegáramos a nuestro destino, podía dejarlo para mañana.–Yo sé porque no quiere tomar más – Dijo Alondra – A mi güero le da m
Narra David De MaríaNos quedamos dormidos, casi de inmediato Alondra y yo, estábamos muy cansados de todo el día, caminando y conociendo. Al día siguiente muy temprano, yo empecé a empacar todo y dejé dormir un poco más a Alondra, amaba verla así, plácidamente descansando, sin que nada importunara su sueño. Ella al poco tiempo, se despertó y yo, le llevé un café recién hecho, en la cafetera de la habitación.–Buenos días, mi consentida, se ve que has descansado, muy bien – Le di la taza de café humeante y un tierno y apasionado beso – Te amo, tómatelo preciosa, ya tenemos que salir, en poco tiempo.Teníamos que estar listos, antes de que viniera Sabadelle, como siempre con sus impertinencias, así que teníamos que apurarnos, para cambiarnos y estar lo antes posible.–Está bien mi amor, me lo tomaré, muchas gracias – Dije llena de felicidad – Te amo, David De María Ramírez.–También te amo, Alondra. Ella se tomó el café y yo, tomé también una taza y cuando terminamos de hacerlo, ella