Narra Alondra FerreyraDavid, se salió de la buhardilla muy cabreado y yo, me quedé llorando desconsolada en el piso, no podía creer, hasta dónde había llegado este pleito espantoso, que habíamos tenido, estaba devastada y ciertamente, no quería saber nada de David de María, subí a la buhardilla, para ponerme otra ropa, mis amados zapatos tenis y una chamarra.Tomé mi mochila y mis cosas y también mi celular, pero no tenía señal de telefonía móvil en Madrid, salí a la calle, para buscar en dónde pudiera hablar por teléfono. Me encontré con una señora caminando con un perro, en la siguiente calle y ella, parecía ser amable.–Hola señora, discúlpeme por abordarla así – La saludé – No conozco la ciudad, es la primera vez que vengo a Madrid y quisiera, saber ¿Dónde hay un lugar en el que pueda hablar por teléfono a México? Mi teléfono, aquí no tiene cobertura.Me daba mucha pena con la señora, pues no me encontraba en las mejores condiciones de ver, de seguro estaba espantosa, y me debía
Narra Alondra FerreyraBusqué en mi teléfono el número de Carmen y rogaba porque, ella tuviera señal aquí en Madrid, si no era su caso y estaba como yo, estaría totalmente perdida. Esperé a que Axel, llamara a Carmen y afortunadamente, ellos si habían podido hablar, lo que me alegraba demasiado. Estaba feliz, al saber que había esperanza, que ella viniera a recogerme, mientras Axel, venía por mí a Madrid.–Alondra cariño, estoy con Carmen todavía en llamada – Me explicaba Axel – Por favor, preciosa. Pregunta la dirección de la cabina, para que yo se la pueda pasar a Carmen y ella, pueda pasar por ti.–Sí Axel, espérame y no vayas a colgar.Tenía tanto miedo que la llamada se fuera a cortar, sin Axel, no sabría qué hacer, eso me estaba pasando, por haber confiado en quien no debía, ahora estuviera muy tranquila en mi pueblo, como le había llamado David, –No colgaremos, hasta que estés con Carmen, tranquila cariño. Ahora, ve y haz lo que te digo.–Sí, Axel.Iba a salir de la cabina y
Narra David De MaríaAl dejar la buhardilla, me encontré caminando en la calle lleno de coraje, de rabia y de odio. No podía creer, que la infeliz desgraciada y guarra de Alondra, me dijera que, sí el capullo de Axel, la hubiera hecho mujer, no estaría aquí conmigo. Recorrí las calles, maldiciéndola por todo lo alto y empezaba, por primera vez a darle la razón a mi madre, ella siempre me decía, que no sabía elegir a las mujeres y con esto estaba más que comprobado, que así era. Me senté en la calle, a tratar de calmarme y llamé a mi madre, para avisarle lo que había pasado, pues ella debía estar enterada de mi pleito con Alondra, y de lo infeliz que me sentía por todo esto.–David, hijo – Escuché la voz de mi madre – ¿Qué haces despierto, a esta hora? Es de madrugada.–Madre, lamento si te he despertado – Me disculpé – Tenía que hablarte, te contaré en lo que llego de vuelta al piso, para que hables con esa desgraciada, infeliz y maldita de Alondra.Estaba demasiado cabreado para pen
Narra David De MaríaMi madre estuvo en línea un buen rato conmigo y no me decía nada, solo me escuchaba llorar y después, caí en un ataque de ira espantoso, que hizo que aventara al suelo, muchas cosas en el piso. Alondra no quería verme y estaba a nada de perderla, yo era el hombre más imbécil de la tierra, la había traído a Madrid, para pasar los mejores días de nuestras vidas y en lugar de eso, la he hecho venir a pasar un infierno. Cuando pude calmarme, me acosté en la cama de la buhardilla, abrazando su pijama y seguí bebiendo mi dolor.–Hijo, duérmete por favor y cálmate – Me pidió mi madre – Nos vemos en un rato y con calma, pensaremos que hacer. Yo tampoco quiero que pierdas a Alondra, nunca vas a encontrar a alguien, que te ame tanto, como te ama ella.–Ni ella, va a encontrar a alguien que la ame tanto, como yo la amo madre y eso tú lo sabes – Seguía desconsolado – Desde que la conocí, solo he querido que ella, sea muy feliz.–Lo estabas haciendo bien hijo, pero cuando te e
Narra Alondra FerreyraEse día cuando desperté, tomé té con Carmen y con su prima, la señora Viri, quién era muy atenta y amable y conocí a la amiga de ambas, a la señora Begoña, que era también muy buena persona. Carmen, se había salido de la casa y yo, creía saber a dónde se había ido. Ella se había ido a ver a David y me dejó desayunando, con la señora Viri y con Begoña. Yo pensaba dentro de mí, muchas cosas, acerca de lo que había pasado con David, pero, seguía montada en mi pensar, quería regresarme a México y eso, no se podía dudar.–Alondra, ¿Quieres tomar un té o un café con nosotras? – Me preguntó Viri – Te ves muy triste y no deberías estarlo, estás conociendo Madrid.–Sí, Alondra, además tienes la vida por delante, eres joven y hermosa y no sabemos, si, aunque has venido aquí con David, puedas conocer a otro chico, si definitivamente lo de ustedes se acabó – Begoña era más directa – Siento mucho, por lo que han pasado, precisamente Carmen, fue a ver a su hijo.–Ese mocoso n
Narra Alondra Ferreyra-Carmen, no es un secreto, que yo no he sido virgen, cuando estuve con David, ya tenía mucho camino andado y me molestó, que me trajera a Madrid y me excluyera en la primera oportunidad, de ver las cosas que se hacen aquí - Empecé a llorar - Además, él sigue necio, que Axel y yo tenemos algo y piensa que él, me hizo mujer y me dijo indirectamente, que soy una muerta de hambre.No pude más y tuve una crisis de llanto muy fuerte, con la que no me podía calmar. Carmen, como buena madre que es, me abrazó y me consoló, mientras en sus brazos yo, lloraba desconsolada, indefensa y sintiéndome, una basura viviente en ese momento, me sentía morir, me sentía que no valía nada y para nadie y quería quedarme tirada en la cama, sin abrir los ojos nunca, eso quería.-No abogaré por él, pero tampoco por ti hija - Carmen, me lo dijo muy segura - Te quiero mucho y quiero que pienses y reflexiones, lo que ha pasado, ambos han estado mal y te lo digo con toda seguridad, después, d
Narra David De MaríaEse día, después de ver a mi madre, me quedé pensando muchas cosas, entre ellas que ya lo mío con Alondra, por este pleito que habíamos tenido, se había dañado demasiado y el único culpable de todo, era yo. Me salí un rato del piso para caminar por la Gran Vía, al menos para ver tiendas o algo, que lograra despejar mi mente, para no estar pensando tanto en ella, en Alondra, pues nada ganaba con hacerlo, tenía que esperar a que mi madre, me llamara para decirme, sí había logrado convencerla de quedarse, por ir distraído choqué con alguien y lo derribé al suelo.–Lo siento mucho – Me disculpé – Espero que, se encuentre bien. –Sí, me encuentro bien – Dijo Sabadelle, de lo distraído que iba, no me di cuenta que era él – De María, parece que te ha arrollado el tren.–No me ha arrollado nada, joder – Lo ayudé a ponerse en pie – Es que, la salida de anoche al bar de Romina, no ha resultado, para nada bien. Me he peleado de muerte con mi amada Alondra.Tenía que decirle
Narra David De MaríaÉl estaba en desacuerdo en que un hombre le rogara a una tía, por cualquier motivo, no veía de qué manera, me iba a apoyar, o él era él que le iba a rogar por mí, no le veía de otra, si eso sucedía se lo agradecía. –Lo sigo estando y no confundas las cosas, De María – Se sinceró Sabadelle – Pero, lo que no quiero es, que pierdas a esa tía que te ama, ella te ama con un amor, que todo tío quisiéramos que nos amaran y si la pierdes, lo vas a lamentar para siempre. Alondra y yo, nos llevamos bien y si confías en mí y en que la puedo convencer, dime y ahora mismo, voy para allá a buscarla.Me quedé pensando en la idea de mi amigo, no era para nada una mala idea, al contrario, era una idea demasiado buena. Alondra, se había llevado a las mil maravillas con Sabadelle y esta era mi oportunidad de oro, para que él intentara algo, además de lo que iba a intentar mi madre. Había llegado al punto que, cualquier ayuda no estaba de más y conocía a Sabadelle, nunca haría algo