Narra Marina.—Hey, señor Duque ¿para cuándo con los Dodgers? He escuchado que no pierden la fe en usted… —El mesero se acerca.El castaño me ha traído a un restaurante tan elegante y privado que parece solo disponible para personas importantes como él. Así que ambos estamos aquí, luciendo como si no tenemos un centavo encima por nuestra forma de vestir a comparación de los demás.Me sorprende mucho el hecho de que a René no le importe nada más que estar cómodo, pues ni siquiera tiene una chaqueta puesta encima. Luce como si estuviese listo para ir a trotar.Soy consciente de las miradas que él recibe de varias mujeres. Aunque la mayoría son demasiado distinguidas como para hacer parecer que él realmente destaca entre sus hombres de traje caro.El beisbolista sonríe hasta el mesero, y me quedo aquí detallando eso porque luce demasiado bien.—No creo que vaya a pasar eso; pero si pasa, créeme que lo sabrán primero ustedes que yo —le responde de forma simpática.Justo al entrar, un homb
No puedo creer que él lo considere así, tan a la ligera. Así que eso me hace sentir mucho más patética de lo que me he estado sintiendo. No soy capaz de soportarlo. Si sigo frente a él otros minutos más voy a terminar encima de él exigiéndole que me demuestre que eso no le afecta de verdad. Y después de ello es muy probable que reviva momentos que pensé había superado, hasta este preciso momento.Me levanto de la mesa cuando el mesero llega con la comida, le pido que le diga al hombre que me acompañaba que tuve una urgencia, aunque sé que no creerá que fue así.Camino rápido fuera, y suelto una grosería en baja voz cuando me doy cuenta que no puedo huir tan fácil, pues todas mis cosas, hasta mi teléfono, están dentro de su Ferrari que por supuesto está con las ventanas arriba y con seguro en el estacionamiento.—Qué gran idea, Marina. Huye de él pero pasa la noche en la calle —musito desechando la idea de ir por el estacionamiento, y en cambio, sigo caminando fuera del restaurante.No
Narra René.El fin de semana llega y ya la familia entera está hablando de bizcocho, aperitivos, bebidas, flores y banda musical.Es el matrimonio de mi hermano Roberto, hoy Domingo, dos días después de haberme puesto en bandeja de plata ante las manos de Marina.Dos días después de haberle hecho saber cosas que pensé no sería capaz de decirle, pero que debía hacerlo para asegurarme de que ella estuviese sintiendo en gran parte lo mismo que yo.Metí la pata, hasta el fondo, mal planteando las cosas. Usando palabras que no debía usar, pero al final, siendo lo más honesto que pude ser.Saber que ambos de alguna u otra forma estamos en la misma línea me hizo sentir esperanzado, pero luego el pensar que tal vez esto sea demasiado para ella, más el hecho de que esto también es demasiado para mí, es lo que me tiene aquí en la mesa del medio en el club, tomando una copa de champán mientras Karen y Roberto bailan horas después de haber dicho el Sí.Raúl baila con mamá, mi padre baila con su p
Narra René.—Bien ¡así me gusta! —gritaba mi manager de equipo, Wainer.La energía que sentía hace unos horas, justo una semana y media después de lo ocurrido con Marina, me recuerda el verdadero por qué debería dejarla.Bateo con la zurda y la derecha como solo lo sé hacer, y me impresiona que todas den al blanco como los últimos días, porque para ser sincero estaba comenzando a pensar que todo lo que había estado ocurriendo podría afectarme.Mi tiempo para llegar a base es impresionante, nuestro Pitcher ha mencionado esta mañana que me tiene algo de miedo, pues lo observo como si supiera qué movimientos hará, así que supongo que eso también me ha ayudado en el pasado.He sobrepasado mis propios límites en el mundo del deporte. Cada día las personas me reconocen cada vez más, observan cada uno de mis pasos.Mi meta siempre ha sido ser una leyenda. Y juré que mi pensar no lo cambiaría por nada ni por nadie, así que aunque las dudas me maten, agradezco que Marina ni siquiera me haya di
Narra Marina.—¿Notas lo intenso que se volvió todo eso en cuestión de días?Ha pasado poco más de una semana. Justo hoy empezó la pre-temporada. Esta semana he recibido un ramo de flores, con una tarjeta que me hizo finalmente contarle todo a mi mejor amiga, así que ella decidió venirse conmigo del trabajo porque no tuvimos demasiado tiempo para hablar.Me dejo caer en el sillón.—Tengo miedo… —Y no miento.Es muy extraño pero no he dejado de sentir el corazón acelerado desde que él beisbolista me tomó de la mejilla esa noche.—Así que solo te dejó en casa, y tú le dijiste que lo buscarías.—Sí...—Y aun así el hombre te envió esas flores, con esta tarjeta. —Ella la tiene en sus manos, la ha leído dos veces ya—. Amiga…Tomo la tarjeta para releerla y es como si la estuviese leyendo por primera vez.“Sí realmente crees que está mal lo que nos pasa, necesitas tiempo o necesitas hablar sobre un mal día, mi buzón siempre estará para ti al igual que estos tulipanes como muestra de una d
Narra Marina.Estos días que han pasado no han sido solo de tratar de convencerme de que no hay nada malo en que yo realmente acepte que él guste de mí o yo de él, sino que me ha hecho recordar cada sesión. La anatomía humana está compuesta por un sistema nervioso bastante complejo, pero yo sé qué puntos debo tocar para no generar reacciones fuera de lugar. Y no creo que René sea el tipo de persona que se estremece con solo una caricia. Es más, si eso alguna vez se salió de control él lo supo ocultar a la perfección.Aunque pensando esto vuelvo a dudar de mis cualidades.Si yo puedo sentirme estúpidamente atraída por su cuerpo de ensueño, ¿por qué él no podría desear tener mis manos encima suyo más allá de lo profesional?Minutos después de que mi amiga se va, las mejillas se me calientan por el pensamiento de mí tocando al sexy beisbolista con descaro.Me preparo para ir a dormir porque sé que mañana será un día agotador, pero doy vueltas en la cama por las imágenes que no todo el t
Narra MarinaInexplicablemente siento su presencia aunque no ha tocado la puerta y la abro tan rápido que hasta él mismo se sorprende.—¿Qué te pasó?Mi preocupación llega cuando lo veo demasiado sudoroso, con su vestimenta usual pero alterado, jadeante y como si... ¿hubiese llorado?—El... —Parece que le falta algo de aire.Mis manos tocan su antebrazo dirigiéndolo al sofá; lo veo colocar su cartera y teléfono sobre la mesita mientras yo voy por agua fría, y cuando le extiendo el vaso me doy cuenta de dos cosas; una, que no me quité la bata de dormir, y dos, que René por alguna razón luce extremadamente abatido como para verme la cara.La última vez que alguien llegó así de desesperado a mi apartamento no fue porque venía caminando. El recuerdo de Taylor furico tomándome por los hombros gritándome el por qué no había respondido sus llamadas, dejándome desconcertada por su loca actitud, me golpea la cara.René no es Taylor. No, no lo es.Me siento a su lado, y suspiro cuando él por f
Narra René.—No creo que sea conveniente que tú... te quedes, René. —Las manos de Karen tocaron mi pecho.—Te respeto, Karen —le dije con seriedad—. Jamás sería capaz de volver a intentar algo; eres mi mejor amiga ahora, y estás casada con mi hermano.Tenía que admitirlo. El hecho de que todo cambiara entre nosotros desde que comenzó a salir con mi hermano, aún me irrita; pero entonces estaba yo allí, en su nueva casa, visitándola después de salir de una reunión con mi equipo tras el inicio de la pre-temporada, porque al tarado de Roberto le llegó una invitación junto a su banda a una boda de algún famoso, y no invitó a su esposa. Así que ella me había llamado para decírmelo, y jamás he tenido corazón para dejarla a un lado. Mucho menos si sufre es por el tonto de mi hermano.Karen estaba mirando fijamente la ventana de su habitación cuando el ama de llaves me dejó entrar a la casa. No pude notar si lloraba, pero conociéndola, seguramente estaba haciéndolo, pero por dentro.Ella sabía