«Es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado». Alfred Tennyson
Mientras almorzábamos le envié un mensaje de texto a Christian. «Necesito hablar contigo. Te espero en el lobby veinte minutos después del almuerzo», le dije. Al poco tiempo recibí una respuesta afirmativa. Una vez terminamos de almorzar regresamos al hotel con el plan de descansar y salir otra vez a las cuatro a conocer la parte alta de la ciudad, que era conocida por su peculiar belleza.
Tan pronto Camila atravesó la puerta de la habitación, se arrojó a la cama y dijo que le dolían los pies de caminar toda la mañana con Christian. De inmediato, se quedó dormida balbuceando algunas palabras de su recorrido. Aproveché ese momento para darme una rápida ducha y mudarme la ropa. Me puse un vestido de tela fresca y ligera que no me había puesto y que guardaba para una ocasión especial.
Era azul pastel, sin mangas, cuello v que dejaba ver un poco la superficie de mis se
«Nacimos para cometer errores, no para fingir ser personas perfectas».Paulo CoelhoEntré a la habitación con la esperanza de que Camila estuviera todavía dormida, pero no lo estaba. Mi amiga estaba sobre la cama pintándose las uñas de los pies con un esmalte rosa. Inmediatamente me vio exclamó:—¡Hey! Pequeña tramposa. Te has ido sin mí y, además, te has puesto muy bonita. No ha sido una salida cualquiera ¿o me equivoco?—Salí con Robert —mentí sin detenerme, tenía que entrar al baño y darme una ducha bien fría. Pero ella me detuvo.—¡Espera, Eli! Hace un rato te estuvo buscando Robert y me dijo que mi hermano había salido también. ¿Qué es lo que se traen ustedes dos? —inquirió frunciendo el ceño y de
«Es incorrecto e inmoral tratar de escapar de las consecuencias de los actos propios». Mahatma GandhiPor dos horas estuve en la misma posición. Robert no se apartó de mi lado y me acompañó con su silencio.—¿Quieres que vayamos a cenar a algún lado? Podemos ir donde tú quieras y conocer un poco más de la ciudad para que te distraigas. No podemos arruinar tus vacaciones de ensueño por tonterías.¿Tonterías? ¿Cómo se atrevía a decir que mis sentimientos eran simples tonterías? Lo miré sin ninguna expresión y traté de no externar mis pensamientos:—No tengo hambre, pero si quieres puedes ir a comer y pasear.—Claro que no, mi amor, sin ti no voy a ir a ningún lado. Esta ciudad sería horrible y aburrida sin tu compañ&ia
«Hay heridas que, en vez de abrirnos la piel, nos abren los ojos». Pablo NerudaToqué la puerta casi con desesperación, pues no quería que Robert saliera de la habitación y me encontrara. Pero nadie abrió. Insistí tocando más fuerte.—¡Camila! ¡Soy Elizabeth! ¡Abre, por favor! —después de tocar varias veces ella abrió la puerta. Estaba en pijama y lucía soñolienta.—¿Qué quieres? —preguntó con tal frialdad que mi corazón se comprimió y los ojos se me llenaron de lágrimas. ¿Será que ya no me consideraba su amiga? Al verme compungida noté en su rostro la compasión y abriendo totalmente la puerta dijo—: Pasa.Miré a mi alrededor buscando a Christian, pero no lo vi por ninguna parte. Necesitaba verlo, conocer su
«Una de las más bellas cualidades de la verdadera amistad es entender y ser entendido». Séneca.Salí de la habitación, dejando a Robert atado a la cama y vociferando improperios. Afuera me esperaba Camila, ansiosa por escuchar la historia con lujo de detalles. Pero no nos detuvimos. Fuimos a la otra habitación, tomamos nuestras pertenencias y nos subimos al ascensor. Camila había hablado con el encargado y le había pedido que nos cambiara de habitación y de piso, pues estábamos siendo «acosadas» por Robert Conawey.El griego insistió en que llamáramos a la policía, pero nos negamos diciéndole que era suficiente con que nos cambiara de lugar porque dentro de poco él se marcharía. Además, le pedimos encarecidamente que si éste preguntaba por nosotras le dijera que nos
«Ser profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje». Lao TseDespués de dos horas y unos minutos aterrizamos en la ciudad eterna. Era un poco más de medio día cuando llegamos a nuestro hospedaje en un aparta-hotel en la Piazza Delle Vaschette, muy cerca del Vaticano. El lugar era elegantemente hermoso, propio de las exquisitas preferencias de Camila. Para mi gusto era demasiado pomposo, pero aceptable y la ubicación era maravillosa. Desde la terraza del piso superior, donde servían el desayuno, se podía observar un hermoso panorama de la ciudad y una vista impresionante de la cúpula de la Basílica de San Pedro y al otro lado parte del Castel Sant’ Angelo a orillas del río Tiber. Estaba tan emocionada como una adolescente admirada por todo lo nuevo que veía. Ni hablar del depa
«El amor verdadero habla aunque esté en silencio». Walter Riso—Debo irme —me dijo acariciando mi pelo enmarañado.—¿Por qué? Quédate conmigo —le pedí mientras daba tiernos besos en su mejilla.—Quisiera hacerlo. Pero el padre Francesco me está esperando.—¿Quién es ese Francesco?—Es mi mentor. Desde que era un joven seminarista me acogía en el verano en las parroquias donde estaba. Es un gran hombre y un espléndido sacerdote.—Se ve que lo aprecias mucho.—Sí, es mi ejemplo, lo admiro mucho.—¿Cuándo vuelvo a verte? Los días pasan tan rápido y me gustaría aprovechar cada segundo contigo.—¿Qué te parece si mañana las invito a almorzar? y de postre las llevaré a
«Por muy largo que sea el camino, lo más importante es dar el primer paso».Vinicius de Moraes—¿Qué te dijo Francesco? —me preguntó inmediatamente arrancó el vehículo y se puso en marcha hacia el hotel.—Le has contado todo a él y no me dijiste —le recriminé—. Me sentí desnuda delante de él y un poco avergonzada.—Lamento que te sintieras así. No pensé que nos íbamos a encontrar con él —se disculpó—. Le he contado todo porque Francesco es un guía para mí, tiene toda mi confianza.—Está bien, no estoy enojada contigo, puedes contárselo a todo el mundo si quieres. Pero quiero saber ¿qué es lo que planeas hacer con nuestra relación? ¿Ya lo has decidido?—Eli… ¿Qu&eac
Tienes que correr riesgos. Sólo comprenderemos plenamente el milagro de la vida cuando permitimos que ocurra lo inesperado. Paulo CoelhoEran las 9:00 p.m. cuando regresé al apartahotel. Al entrar me di cuenta que Camila aún no regresaba. Saqué mi celular del bolsillo y me acosté sobre el sofá para revisarlo. Tenía algunos mensajes pero ninguno era de Christian o Camila. Decidí escribirle a ella para saber cómo iba con su cita. No obtuve respuesta, pero supuse que era indicio de que la estaba pasando muy bien. Sé que su ex había sido muy importante para ella y que en el fondo aún seguía teniendo sentimientos por él, pero sus diferencias en cuanto a los hijos y otros asuntos no les permitió continuar juntos. Por tal razón, desde su divorcio, no había tenido una relación formal y esperaba que este tal Matteo fuera algo serio y no u