NinaDespués de la cena, Enzo dijo que tenía que ir a otro lugar. Acabamos paseando por un sendero junto al océano, donde las luces de la ciudad brillaban en la superficie del agua."¿Cómo conociste este lugar?", me encontré preguntando mientras caminábamos agarrados de la mano.Enzo se encogió de h
Mientras caminábamos, nos topamos con un festival de verano en un pequeño parque. Coloridas serpentinas se movían al viento y linternas adornaban los puestos y los árboles, creando una atmósfera mágica. El aire se llenó del sonido de las risas y la música, un animado contraste con la serenidad del o
NinaEl festival era un colorido mosaico de risas, música y luces parpadeantes. Enzo y yo caminamos entre la multitud, con las manos entrelazadas, disfrutando de las vistas y los sonidos de este animado evento de verano. En el aire se respiraba el aroma de la comida callejera y el sonido lejano de l
Nina Los ojos de la señora Zara parpadeaban con una mezcla de miedo y tristeza cuando por fin habló, su voz apenas era más que un susurro. Apenas podía escucharla por encima del estruendo de la multitud, y tuve que inclinarme más para entender lo que intentaba decir. "Tu familia, Nina, está... est
NinaEnzo y yo abrimos la puerta del hotel y entramos. La oscuridad me hizo estremecer, pero incluso cuando encendí la luz y un cálido resplandor ámbar llenó la habitación, seguí sintiéndome incómoda. Lo que se suponía que iba a ser una noche divertida se echo a perder y ahora me sentía vacía y ater
NinaApenas salía el sol y ya tenía el boleto a Montaña Vista en mi mano ligeramente temblorosa. En tan solo unas horas, estaría de vuelta en el reino sobrenatural. Quién sabía lo que pasaría después; las palabras de la adivina aún resonaban en mi mente, dejándome más aterrorizada de lo que esperaba
Mientras esperaba mi turno, no pude evitar fijarme en los otros pasajeros que me rodeaban. Familias despidiéndose, amigos riendo por última vez, amantes aferrándose el uno al otro antes de la inevitable separación.Era un recordatorio de que, aunque a menudo me sentía un mundo aparte del resto de la
EnzoAcababa de llegar al entrenamiento en el estadio de hockey y estaba esperando a que llegara el equipo. Estaba parado junto a la máquina de café de la sala de descanso, y el único sonido era el del café cayendo a chorros en la taza. Ésta era ya mi tercera taza de la mañana, pero anoche apenas do