NinaEl olor familiar del hogar me envolvió, transmitiéndome una sensación de calma cuando entré por la puerta principal. La bolsa de medicamentos y folletos seguía agarrada con fuerza a mi mano, pero aún no estaba preparada para enfrentarme a la realidad y leer lo que me recetó la doctora. Al menos
EnzoEl sonido metálico de los palos de hockey y el chirrido de los patines sobre el hielo me envolvieron cuando Tim y yo entramos en el estadio. Era un ambiente diferente al que estaba acostumbrado en Montaña Vista, menos pulido, tal vez un poco más áspero en los bordes, pero era hockey, y eso era
Me reí, momentáneamente sorprendido por su franqueza. "Sí, estoy casado. Y felizmente".La sonrisa de Mila se transformó en algo enigmático, una extraña mezcla de diversión e intriga. Se echó un mechón de pelo rubio por encima del hombro y cruzó los brazos sobre el pecho. "Bueno, debo decir que tend
NinaEstaba de pie en medio de un bosque oscuro, el aire pesado y espeso por la niebla. La luz de la luna atravesaba las copas de los altos pinos y proyectaba sombras alargadas que parecían bailar y parpadear con el viento.Pero no estaba sola.Allí estaba de nuevo el ente sombrío que últimamente ve
"¿Luke te lo dijo?". Me las arreglé.Jessica asintió, con los brazos cruzados sobre el pecho. "No puedo creer que se lo dijeras antes que a nosotras"."Sí", continuó Lori. "Tienes suerte de que te queramos, o nunca te lo perdonaríamos".Tuve que reprimir una carcajada. "Está bien, está bien", dije,
NinaEl aeropuerto era como un borrón de caras, cansadas, ansiosas, impacientes. Pero solo había una que me importaba, una que mis ojos buscaban sin descanso mientras esperaba junto a la puerta principal.Era domingo por la tarde y Enzo llegaría en cualquier momento. La verdad es que esperaba tan im
NinaEl aire estaba cargado de tensión, de palabras no dichas que flotaban entre nosotros como una tormenta creciente. Enzo me miró, sus ojos marrones, normalmente cálidos, se nublaron con una especie de perplejidad desconocida, como si presintiera el cambio sísmico que estaba a punto de sacudir nue
NinaEl aire entre nosotros era sofocante. Los ojos de Enzo, normalmente de un cálido marrón que me recordaba a una acogedora y crepitante chimenea, tenían ahora un tono tormentoso e incierto.Estaba dolido, eso era evidente."Me estás preguntando si abortaría sin decírtelo", susurré por fin, rompie