Nina"¿Me pasas la sal?".La voz de Enzo me devolvió a la realidad, sacándome de la profunda espiral de pensamientos en la que me encontraba; constantes preguntas de qué pasaría si, ansiedad, quizás incluso un poco de miedo."Claro", dije, tendiéndole el salero desde el otro lado del mostrador.Nues
NinaEn el momento en que sentí náuseas, supe que algo no iba bien. No fue solo una punzada de incomodidad. Fui corriendo al baño para no ensuciar toda la casa.Cuando por fin me incliné sobre el inodoro, vaciando los restos que quedaban en mi estómago, me sentí frágil y débil, como si estuviera col
"Si tú lo dices", respondió, pero pude percibir la reticencia y la ansiedad contenida en su tono."Así es. Ahora ve a cenar y disfruta de la noche"."Bueno. Te amo, Nina"."Yo también te amo, Enzo. Buenas noches".Colgamos y volví a quedarme sola en el silencio de nuestra casa vacía. Me hundí en el
NinaEl olor estéril de la solución antiséptica llenaba el aire. Las luces del hospital eran cegadoras y lo iluminaban todo con un resplandor blanco.En la cama del hospital, tiritando con esa horrible bata de espalda abierta y con una vía intravenosa clavada en el brazo, no podía deshacerme de la s
NinaEl olor familiar del hogar me envolvió, transmitiéndome una sensación de calma cuando entré por la puerta principal. La bolsa de medicamentos y folletos seguía agarrada con fuerza a mi mano, pero aún no estaba preparada para enfrentarme a la realidad y leer lo que me recetó la doctora. Al menos
EnzoEl sonido metálico de los palos de hockey y el chirrido de los patines sobre el hielo me envolvieron cuando Tim y yo entramos en el estadio. Era un ambiente diferente al que estaba acostumbrado en Montaña Vista, menos pulido, tal vez un poco más áspero en los bordes, pero era hockey, y eso era
Me reí, momentáneamente sorprendido por su franqueza. "Sí, estoy casado. Y felizmente".La sonrisa de Mila se transformó en algo enigmático, una extraña mezcla de diversión e intriga. Se echó un mechón de pelo rubio por encima del hombro y cruzó los brazos sobre el pecho. "Bueno, debo decir que tend
NinaEstaba de pie en medio de un bosque oscuro, el aire pesado y espeso por la niebla. La luz de la luna atravesaba las copas de los altos pinos y proyectaba sombras alargadas que parecían bailar y parpadear con el viento.Pero no estaba sola.Allí estaba de nuevo el ente sombrío que últimamente ve