NinaEl aire estaba cargado de risas y vasos que brindaban, todos extasiados por el final de otro semestre agotador.Lori, Jessica y varios más de nuestro programa de pre-medicina se reunieron en mi sala para celebrar nuestros triunfos, académicos y de otro tipo. La habitación era una mezcla vibrant
EnzoEl aire en el gimnasio era espeso y apestaba a sudor. Las luces fluorescentes brillaban desde el techo, proyectando un tono blanco sobre las diversas máquinas y pesos libres que ocupaban la sala. La música de ese día era la mezcla habitual de gruñidos y conversaciones dispersas, el ruido de hie
"De cualquier manera", dijo Matt, tomando otro sorbo de su botella de agua. "Parece que estás en medio de un serio examen de conciencia. Pero no te desgarres los músculos en el proceso, ¿sí?".Me reí entre dientes, me levanté y volví a agarrar la barra. "No prometo nada"....Estaba limpiando la mes
Nina"¿Me pasas la sal?".La voz de Enzo me devolvió a la realidad, sacándome de la profunda espiral de pensamientos en la que me encontraba; constantes preguntas de qué pasaría si, ansiedad, quizás incluso un poco de miedo."Claro", dije, tendiéndole el salero desde el otro lado del mostrador.Nues
NinaEn el momento en que sentí náuseas, supe que algo no iba bien. No fue solo una punzada de incomodidad. Fui corriendo al baño para no ensuciar toda la casa.Cuando por fin me incliné sobre el inodoro, vaciando los restos que quedaban en mi estómago, me sentí frágil y débil, como si estuviera col
"Si tú lo dices", respondió, pero pude percibir la reticencia y la ansiedad contenida en su tono."Así es. Ahora ve a cenar y disfruta de la noche"."Bueno. Te amo, Nina"."Yo también te amo, Enzo. Buenas noches".Colgamos y volví a quedarme sola en el silencio de nuestra casa vacía. Me hundí en el
NinaEl olor estéril de la solución antiséptica llenaba el aire. Las luces del hospital eran cegadoras y lo iluminaban todo con un resplandor blanco.En la cama del hospital, tiritando con esa horrible bata de espalda abierta y con una vía intravenosa clavada en el brazo, no podía deshacerme de la s
NinaEl olor familiar del hogar me envolvió, transmitiéndome una sensación de calma cuando entré por la puerta principal. La bolsa de medicamentos y folletos seguía agarrada con fuerza a mi mano, pero aún no estaba preparada para enfrentarme a la realidad y leer lo que me recetó la doctora. Al menos